Me fui caminando como siempre por la Av. Montpelier, iba pensando en como toda esta historia estaba dando un giro inesperado para mi, como Mario de un día para otro quería vender el restaurante y como había hecho esa actuación la noche anterior. A el siempre se le dio muy bien y fácil imitar a las demás personas, eso fue años atrás, pero ahora el no estaba imitando a nadie, o se había inventado otra personalidad, todo lo anterior era descabellado, o se estaba volviendo loco o era yo la que ya estaba rayando en la demencia.
Sin querer y sin darme cuenta una que otra lagrima empezó a caer por mis mejillas, saque un pañuelo desechable y no me preocupe por eso ni intente disimular porque hacia tanto calor en la calle, que al pasar el pañuelo por mi cara, la gente en caso de que me vieran pensarían que era sudor que yo quería secar.
Me sentía fatal otra vez. SI tan solo pudiera desahogarme con alguien, pensaba. Y aunque por mi mente pasaban cada una de las personas cercanas o conocidas para mi, con ninguna podía hablar acerca de mis problemas y menos acerca de como me sentía.
Podía escuchar voces imaginarias en mi cabeza de por ejemplo Mery la peluquera, diciendo cosas como no pierdas más tu tiempo Alice y deja que Mario se quede solo con su limón.
Pero no era tan simple, yo también había puesto mi dinero allí, y aunque no era tanto como todo el dinero que había invertido Mario, a la final yo quería recuperar mi parte, me parecía lo mas lógico, pero solo hasta cierto punto, porque también pensaba que mi salud mental se iba deteriorando poco a poco, y que mis nervios estaban a flor de piel.
No podía pensar en todo eso que estaba ocurriendo, sin que las lagrimas empezaran a rodar por mis mejillas. Muchas veces cuando me veía así me daba hasta rabia, de sentirme tan débil y tonta.
Eran muchos sentimientos encontrados, muchas emociones reprimidas, y también muchas ganas de cambiar mi vida y empezar de 0.
Sin darme cuenta estaba junto al "Amalfi" vi a Bishan como de costumbre en la puerta, y fue lo que me saco de mi tristeza. El como siempre con su sonrisa y su alegría contagiosa.
Hola Alice, me dijo. Yo lo salude sin quitarme las gafas de sol, no quería que viera en mis ojos que estuve llorando, minutos antes.
¿Quieres tomar algo Alice?,- hace mucho calor hoy - dijo.
No no quiero nada Bishan pero me gustaría hacer una reserva para cenar mañana con mis padres.
Si claro, eso esa muy bien , sigue por favor, y como siempre hizo el gesto con su brazo para invitarme a seguir dentro. Hable con el encargado que era otro hombre hindú, el hombre era también muy amable, y cada momento era interrumpido por alguien en el teléfono haciendo pedidos a domicilio.
¿A nombre de quien la reserva? pregunto
A nombre de Alice. Y somos tres personas. También le pedí por favor que la mesa estuviera en la terraza, quería sentarme allí con mis padres, porque me gustaba el ambiente, que aunque no era tranquilo debido a la gran cantidad de clientes que siempre solían tener, era agradable, además mi madre no se quejaría del calor, porque el "Amalfi" tenia ventiladores de techo instalados a lo largo y ancho de la terraza. Por último le dije la hora a las 21:30.
Después que el tomo nota de la reserva, le agradecí y el hombre me ofreció una bebida, me dijo por favor acepta es gratis, riéndose, como si hubiera dicho algo muy gracioso. Yo no le vi la gracia, pero sonreí de ver la facilidad con que todos ellos podían reír.
Y dejando al lado toda la amargura que traía encima. Me dije a mi misma que más da!
Beberé algo, es gratis, y sonreí mientras pedí un tinto de verano. Me senté en una de las sillas de una mesa para dos, donde empezaba la terraza. Y intenté calmar mi mente, y disfrutar de ese momento que me sacaba de mi propio mundo de impotencia y desesperación.
Estaba escuchando como siempre la música pero ahora habían instalado varias pantallas de Tv, en unas se podía ver el fútbol y en otra vídeos de música hindú.
Nunca había visto esa clase de vídeos, pero me sorprendí al ver las mujeres tan hermosas, bailando y cantando al igual que los hombres. Ambos hombres y mujeres con esa mirada que para mi era penetrante. Y con ese color de piel tan bonito. Me gustaba el colorido de los vestidos hindú, que lucían esas mujeres. Y aunque no entendía la canción, a mi me gustaba.
Cuando estaba en el "Amalfi" era imposible pensar en todas las amarguras y problemas que tenía con Mario. Me sentí feliz de que por fin al día siguiente estaría allí con ellos.
Llame para darles la noticia acerca del restaurante. A mis padres les gusto la idea, debió ser porque hable con tanto entusiasmo acerca del "Amalfi" que debí causar curiosidad en ellos, sobre todo en mi madre que siempre era ella la que más opinaba.
No quise decirles a ellos que Mario no vendría, mejor dicho Mario no tenía ni idea de mis planes. Preferí callarme en ese momento, y luego cuando fuese el momento oportuno, les diría que Mario se había quedado en el "Sabroso" eso era tan simple como cierto.
Cuando termine mi bebida mire hacia dentro e intenté buscar con la mirada al encargado para despedirme, pero no lo vi.
Me puse de pie, y ya en la puerta le dije a Bishan que al día siguiente vendría a las 21:00 a cenar con mis padres. Y que había querido despedirme del encargado que amablemente me había invitado una bebida pero que no lo había visto.
Bishan dijo entre sonrisas, no te preocupes yo le digo. Y añadió: " bueno mañana tú prueba comida hindú" Sí claro le dije. Lo más seguro es que mi padre también elija algo de la comida de tu país. Pero antes necesitaremos ayuda, mientras me reía.
Nos despedimos, y luego me fui caminando hacia el "Sabroso". Odiaba ese momento en el que tenía que volver allí. ¿Hasta cuando duraría eso? o ¿Hasta cuando yo lo podría soportar?
Eran las preguntas que me repetía continuamente.
ESTÁS LEYENDO
NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS [sin editar]
Ficción GeneralEl desamor y un negocio que no va bien, es lo único que une a esta pareja. Se encuentran en una zona de confort. Uno de los dos deberá salir y romper con ese ciclo. Es vital encontrar una solución justa y equitativa para los dos. Pero el destino...