De camino al "Sabroso" recordé el restaurante "Amalfi" y decidí pasar por allí. Camine dos calles, era difícil transitar por la acera, había mucha gente la mayoría turistas. Parecía que iban en una procesión. Todos iban en dirección hacia la playa. Aunque vivía allí, no podía recordar cuando fue la última vez que fui a la playa. Me gustaba el mar, por eso escogimos venir a vivir allí. Creo que me confundía entre la gente, porque mi piel estaba tan blanca o más que la de ellos. Gire por la esquina donde estaba el restaurante italiano con música "especial". Había mucho movimiento, los camareros iban y venían con bandejas que contenían muchas bebidas, la comida la traían en sus manos. La terraza no estaba completamente llena, pero si es cierto, quedaban pocas mesas sin ocupar, el interior era cerrado y tenía aire acondicionado al igual que el "Sabroso" estaba completo de clientes.
Afuera del restaurante había un hombre haciendo de relaciones públicas, era la primera vez lo veía, estaba muy sonriente, era amable, respetuoso y muy cortés invitando a los turistas a pasar adentro del "Amalfi". Hacía un calor horroroso, mi frente estaba perlada con gotas de sudor, y sentía mis axilas húmedas, eso me incomoda mas de que demasiado.
Pensé como podía estar allí afuera hablando con la gente, sonriendo, cuando teníamos una temperatura y una humedad, que daba la sensación de estar a 40 grados.
En mi mejilla caía una o dos gotas de sudor, me di prisa para sacar un pañuelo desechable y secar el sudor. Abrí mi bandolera y estaba buscando el estuche donde siempre tenía los pañuelos, mientras seguía caminando despacio, de pronto, el mismo hombre que yo había estado observando, estaba frente a mi, Hola wapa que tal?? " Quieres venir a restaurante "Amalfi" tenemos comida buena, cocteles, mojitos para este calor" Al mismo tiempo que repetía todo eso de memoria, también extendía su brazo izquierdo como si llevara un capote en esa mano, y yo fuese un toro. Lo mismo hacía con todo el mundo, pero cuando lo hizo conmigo. No pude contener la risa.
Era alto, tenía buen físico, su cabello al igual que sus ojos eran negros, su mirada era profunda, sus dientes perfectos, blancos, su piel era color canela, pero no de tomar el sol, era su tono natural de piel. En ese momento yo acababa de encontrar el estuche con mi mano, porque mi mirada estaba fija en él. No gracias, tal vez en otra oportunidad.
Quería sacar mi estuche porque sentí que otras gotas de sudor salían más de prisa que las primeras. Sin perder tiempo el continuó hablando preguntando si yo era turista o vivía allí. Que impertinente! Pensé. También pensé en decirle que eso a él no le importaba. Saque mi pañuelo y le ofrecí otro a él para ver si lograba hacerlo sentir incomodo igual que él lo había hecho conmigo. Pero no se dio cuenta de mi propósito. Lo recibió, lo paso por su frente, diciendo gracias, de verdad no quiere venir al restaurante, puede tomar algo si quiere, tenemos buena comida Hindú e italiana.También tenemos mojito. Mientras decía todo eso sonreía y yo sonreí también, con tanta insistencia, no se me hace raro que la terraza este casi llena.
En ese momento pasaba otra pareja y el se acercó repetió lo mismo, el mismo gesto con la mano, y la gente para adentro. Yo miraba y estaba allí parada como una idiota. Pensaba que quería entrar al restaurante, me gustaba la música que era igual a la del otro día, el primer día que descubrí al "Amalfi". El me miro otra vez y me dijo mojito o tinto de verano?? para este calor. No sé de donde ni que me paso pero le dije tinto de verano, mientras volvía hacer el gesto con su brazo, invitando a seguir a la terraza. El le dijo algo al camarero que no entendí porque le hablo en otro idioma.
Sentía mi cara enrojecida de la verguenza, Madre mía Alice!!!! No me lo podía creer iba siguiendo a otro camarero que me llevaba a una de las esquinas de la terraza del restaurante a una mesa pequeña para dos personas, el retiro la silla para que yo me sentará. Nunca había ido a un sitio sola, no se porque pero no me gustaba ir sola a ningún sitio público, bar o restaurante. Y allí estaba esperando un tinto de verano, y escuchando la música que me gustaba. El otro camarero tenía rasgos similares al primero, mismo color de pelo, ojos, piel pero más joven.
El servicio y la atención a pesar de estar con tanta gente era muy eficiente, por curiosidad empecé a ojear la carta que estaba en la mesa, cuando el camarero se acerco con mi bebida después me dijo si me apetecía comer y le dije que primero miraría la carta y que le diría después.
Veía y olía los platos que pasaban por mi lado, la gente que estaba comiendo se veía que le gustaba, y el barman parecía que no daba abasto de servir tantas bebidas, en especial el mojito que el hombre de afuera ofrecía casi con insistencia. Podía ver como colocaba muchos vasos en fila una detrás de otro para preparar muchos mojitos al mismo tiempo. Cuando se dio cuenta que yo lo estaba mirando, hizo una pirueta en el aire con una de las botellas de ron que sostenía en su mano. Sonreí.
Sentí un poco de envidia "de la buena" al ver ese negocio, sentí admiración por ellos. Porque a mi me gustaría que el "Sabroso" vendiera mucho, me gustaría tener la terraza llena todos los días, me gustaría también que Mariana no fuera a perder su casa, pero sobre todo lo que más me gustaría es poder ganar dinero para recuperar lo que hasta ese momento yo había invertido, también me gustaría que Mario estuviera bien, y sobre todo me gustaría irme no sabía para donde pero por lo menos con algo de dinero, quería empezar otra vez de 0.
Demasiados me gustaría. Y demasiados problemas por resolver. Mientras pensaba, sin darme cuenta termine la bebida, y el camarero me hizo señas si quería otra, y acepte sin dudar.
Ahh que más da Alice !! me dije. Me sentía muy bien allí. Y pensé que sería buena idea invitar a mis padres a comer al restaurante "Amalfi" La carta de ese restaurante era muy variada, tenían comida hindú, italiana, con gran selección de pizza y pasta, también comida española, había comida para todos los gustos. De la comida hindú no podía opinar nada porque nunca la había probado.
Cuando termine mi segunda bebida, pague la cuenta, y al salir del restaurante no vi el hombre que hacía de relaciones públicas el mismo culpable que había hecho que yo entrará por primera vez en mi vida sola a un restaurante.
Me fui caminando al "Sabroso" mientras caminaba seguía pensando en ir con mis padres a comer allí, pero yo no quería ir con Mario, no quería que el lo estropeara todo. Como siempre, y me dio tristeza de pensar de esa manera. Me sentí mal conmigo misma por culparme por pensar así, pero es que no tenía otra manera.
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NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS [sin editar]
General FictionEl desamor y un negocio que no va bien, es lo único que une a esta pareja. Se encuentran en una zona de confort. Uno de los dos deberá salir y romper con ese ciclo. Es vital encontrar una solución justa y equitativa para los dos. Pero el destino...