Capítulo 25

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SeungHyun


Nunca en su vida había deseado tanto que algo funcionara.

El corazón de SeungHyun latía desbocado por la mezcla de ansiedad y temor de ser atrapado, y por el hecho absurdo de estar besando a un hombre en ese momento.

Sin romper el contacto, avanzó unos pasos haciendo que JiYong retrocediera hasta chocar suavemente contra la pared tapizada de enredaderas del pequeño jardín. Escuchó un diminuto sonido de sorpresa, como si el menor hubiese soltado un débil jadeo, pero lo que sea que haya sido quedó sofocado dentro del beso.

SeungHyun sabía que tenía que verse real. Tenían que parecer una pareja de verdad... o aquella puesta en escena sería en vano.

Quitó las manos del rostro de JiYong y deslizó una de ellas hacia su cabello, mientras que la otra bajó hasta su cintura para acercarlo unos centímetros más, en una posición más natural.


...


JiYong


Estaba paralizado, congelado, inmóvil contra la pared. SeungHyun lo había tomado completamente desprevenido, y un sinfín de emociones lo sacudían de forma abrumadora a medida que su mente, confundida y mareada, comprendía lo que estaba sucediendo.

SeungHyun lo estaba besando.

¡Un humano lo estaba besando!

Múltiples pensamientos y emociones salieron disparados, y su corazón era la víctima de todos ellos. El pequeño órgano dentro de su pecho comenzó a palpitar con fuerza, y el calor se desparramó por su cuello y mejillas.

Por fin reaccionó, y en una milésima de segundo llevó las manos temblorosas hasta el pecho del mayor para alejarlo.

-¿Q-qué est-tás haciendo? -balbuceó asustado cuando sus bocas se separaron unos centímetros.

El rostro de SeungHyun aún permanecía a unas pulgadas de él y sus ojos oscuros reflejaban preocupación y ansiedad.

-Tranquilo Yongie -susurró en su oreja, enviando un cosquilleó a través de su espalda sin saberlo-. Sólo tenemos que fingir, no pasará nada.

Entonces sus labios volvieron a deslizarse hasta los suyos, acariciándolos con gentileza y haciendo que el corazón del ángel saltara aún más desbocado. Todo su interior tembló al experimentar esas extrañas sensaciones.

La débil voz de la razón le decía que aquella situación era inaceptable, que tenía que moverse, apartarse, salir corriendo... Pero era una voz frágil, diminuta, aplastada y sofocada por varios vasos de quién sabe qué bebida.

Su mente ya no estaba lo suficientemente despejada para razonar, y su cuerpo acabó decidiendo por ella.

En lugar de volver a apartarlo, sus manos se fueron cerrando en puños atrapando la camisa de SeungHyun. Cerró sus ojos con lentitud y, aún sabiendo que aquello estaba completamente errado, dejó que los labios del mayor se movieran entre los suyos, experimentando un desconocido calor que nacía en su estómago y provocaba estragos en su pulso cardíaco.


...


SeungHyun


Quizás ya estaba enloqueciendo de los nervios, pero podía sentir una presencia, un par de ojos observando tras ellos. Tenía que ser el fotógrafo, estaba seguro.

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