Capítulo 39

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Seunghyun


–¿H-hyung... q-qué haces? –preguntó Jiyong y se movió intentando separarse.

–Espera... –Estrechó suavemente al menor para retenerlo en su lugar–. Déjame abrazarte –le pidió mirándole a los ojos–. Sólo un momento... por favor.

El castaño lo observó con duda y Seunghyun creyó que se alejaría, pero se sorprendió al escuchar su respuesta.

–Está bien... sólo un momento.

Sonrió complacido cuando Jiyong dejó caer el pecho suavemente sobre el suyo, y sintió el roce de los cabellos castaños en el cuello cuando Jiyong acomodó la cabeza en su hombro. Entonces TOP inspiró profundamente, llenándose del aroma dulce y natural del menor, el mismo aroma que hace días se había convertido en su favorito. Cerró los ojos y se relajó en la cama deseando que aquel pequeño momento no acabara. Giró un poco la cabeza hasta que su mentón descansó sobre la coronilla de Jiyong y volvió a inspirar lentamente.


...


Jiyong


El ángel se sentía totalmente tenso y su corazón latía como loco dentro de él. De repente era demasiado consciente de cada parte de su cuerpo, sentía las piernas perfectamente ubicadas entre las de Seunghyun, su estómago descansando sobre el ajeno, su pecho subiendo y bajando al mismo ritmo que el pecho debajo. Incluso su cabeza encajaba de forma perfecta entre el hombro y el cuello del mayor, como si fueran dos piezas destinadas a unirse. Su espalda baja y cintura, donde Seunghyun mantenía los brazos, hormigueaban de una manera difícil de ignorar. Entonces se animó a bajar los párpados y respirar en el cuello del pelinegro. Un familiar aroma masculino inundó su olfato y extrañamente lo relajó. No quería admitirlo pero le gustaba estar así con Seunghyun. Le gustaba la forma en que sus brazos firmes lo sostenían, le encantaba llenarse de su perfume en cada respiración y lo fácil que era relajarse junto a él, como si todo estuviera bien, como si no existieran enormes diferencias que los separasen.

Una fastidiosa voz en el fondo de su mente le gritaba que era suficiente, que se apartara. Sin embargo no la escuchó. Era difícil alejarse cuando la cercanía de Seunghyun se sentía tan bien, tan confortable, al punto que había olvidado por completo el frío que momentos atrás había sufrido.

No estaba seguro de cuántos minutos pasaron en silencio, oyendo únicamente sus respiraciones y el viento silbando desde la ventana. Jiyong no quería moverse ni un centímetro, temiendo que cualquier movimiento pudiera arruinar la agradable atmósfera entre ellos.

Pero finalmente fue el mayor quien se removió un poco y habló.

–Parece que está nevando más fuerte.

Jiyong abrió los ojos y miró por la pequeña ventana. Se encontraba un poco empañada pero todavía podía ver la nieve cayendo con más fuerza y a mayor cantidad. Ya no eran diminutas motas que el viento arrastraba con pereza, sino grandes copos que caían sin parar y Jiyong estaba seguro que pronto el suelo estaría alfombrado de blanco. Se preguntó si los niños estarían haciendo muñecos de nieve allá afuera como en las películas.

–¿No deberíamos bajar con los demás? –preguntó estirando el cuello para mirar al pelinegro.

Seunghyun suspiró y también lo miró.

–Sí, supongo que sí.

Sin embargo ninguno se movió. Permanecieron inmóviles, cada uno con los ojos en el rostro del otro. Seunghyun sonrió ampliamente para él y Jiyong sintió su corazón agitarse de nuevo al ver esa expresión tan radiante. Inconscientemente bajó la vista hacia los labios finos de TOP y tragó saliva. Sus bocas estaban peligrosamente cerca, tan cerca que habría bastado una pequeña inclinación para unirlas, tan cerca que...

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