Capitulo 33

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Íbamos de camino a la aldea de Cuns y Asthor. Yo, personalmente, iba en una especie de plataforma flotante que Will hizo aparecer para mí.

¿Qué cómo lo sé?

Pues muy fácil, Sam y Nat me han ayudado a subir con lo que ellas llaman una "escalera de agua". Según la descripción de Laic, quien por cierto no se apartaba de mi lado, Sam creo una especie de lamina de agua y Nat, con un poco de viento, le dio forma y resistencia.

Si, muy raro, lo sé, pero desde que descubrí todo este mundo ya no hay nada que me sorprenda.

Cofcofmentirosacofcof

Bueno, vale, hay una cosa que me sorprende mucho.

El comportamiento de Jos.

Desde que salimos del árbol no me ha dirigido la palabra. Diría que ni una mirada, pero a causa de mi ceguera temporal no sé ni siquiera hacia dónde estoy mirando yo. Mis otros sentidos se han desarrollado muy rápido, y gracias a ello he podido escuchar alguna que otra conversación de Jos y Ryan, quien por cierto está muy ocupado preguntándole una y otra vez el segundo nombre de mi padre a mi abuelo y Jos lo impide siempre. También he podido oír algún que otro suspiro por parte de Will, alguna queja por parte de Sam y algún berrinche producido por Nat. Laic se ha mantenido dormida en mi hombro todo el camino que llevamos recorrido. Según mis cálculos deberíamos estar cerca de la aldea de los Fastcers y a pocos metros de ella estará la aldea de los Vernits.

Eso y que oyes a los Yuntars desde aquí

Eso también.

-Will - le llamo puesto que más o menos por lo que oigo, sé que es el que más cerca está -, ya estamos llegando ¿no es cierto?

Le oigo suspirar y caminar en mi dirección. Siento como la plataforma se tambalea un poco y mi primer impulso es agarrarme a algo y lo único que consigo es el sedoso pelo de Will del cual tiro sin querer.

-¡Au! - se queja y lo suelto con una risita - ¡No al maltrato mujer!

-Perdona - digo aun riendo un poco

-Y si, estamos llegando. Es más - hace una pausa -, ya estamos aquí.

En ese momento oigo bastantes murmullos y algunos gritos provenientes de todas partes. Siento como la plataforma se eleva un poco y luego vuelve a bajar bruscamente haciéndome soltar un gritito y produciendo risas de lo que parecen niños. Sonrío y sigo prestando atención a lo que mis oídos captan. Oigo el mover de las hojas de los árboles, el golpeteo de pies andando y las voces de las personas a mi alrededor. También oigo el movimiento de las duri (una especie de ardilla llameante y de colorines con alas) por las ramas y el grito de los duendes de la aldea ante el fuego de éstas.

-¡Klia! - oigo el grito de Cuns a lo lejos y se que estamos en la cabaña del líder.

La última vez que estuve aquí, me percaté de que dicha cabaña estaba, al igual que el resto de casas de los duendes Fastcers, dentro de las colinas. La del líder, que era la más grande y bonita, tenía una preciosa entrada con una terraza hecha de madera y hojas de lo que me pareció servál, o eso creo ya que la flora aún no la conozco mucho. La puerta era un triángulo bastante alto, lo que me causó mucha gracia ya que los Fastcers no median más de un metro incluso menos. Pero sus sombreros eran gigantes, verdaderas preciosidades estilísticas campestres, por lo que sus casas siempre suelen ser mucho más altas de lo que ellos necesitan en realidad. La casa de Cuns tenía, si no recordaba mal, diez habitaciones que eran repartidas entre él, su mujer y sus ocho hijos, dos comedores, uno para cenas de familia y otro para reuniones, una cocina, cuatro despensas, una para cada estación del año, un despacho, siete baños y un jardín en la parte alta de la casa perteneciente a la parte alta de la colina en la que su casa estaba. No pase del salón para las cenas familiares y del despacho, por lo que solo puedo deciros como son estos dos lugares. El primero era un sitio muy acogedor que comunicaba con las cuatro despensas y los dos comedores a parte del pasillo principal el cual estaba repleto de cuadros familiares y daba a todas las habitaciones, incluyendo la escalera que daba al jardín. El comedor familiar era muy acogedor como ya he dicho antes, la mesa era rectangular y bastante alargada, como la mayoría de las mesas de estos duendes puesto que el mínimo de hijos que suele tener un Fastcer de media son siete. Estaba todo repleto de bonitas imágenes familiares, lámparas hechas de madera de eucalipto, al igual que el resto de la casa, papel natural hecho a partir de sabia de árbol y algunas otras cosas que aún no he conseguido averiguar de qué se tratan. El segundo, es decir, el despacho, era algo más simple y seco. Sólo había una mesa y una enorme librería llena de libros catalogados a la perfección por su grosor, material y contenido.

Naim: la ciudad detrás del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora