Capitulo 27

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Ryan's POV

Klia

Abrí los ojos de golpe al recordar todo lo que pasó ayer antes de caer inconsciente, pero la brillante luz blanca y el constante golpeteo en mi cabeza, pecho, brazos y cuerpo hace que vuelva a cerrarlos de nuevo.

Suspiro intentando calmar el dolor y cuando pasa un poco, abro despacio los ojos encontrándome con una lámpara colocada justo encima de mi cara. Frunzo un poco el ceño y cierro los párpados un poco ante la molesta luz, intento colocar mi mano delante de mis ojos, pero al intentar moverla de mi costado noto un fuerte crujido y no puedo evitar gruñir de dolor.

-Veo que ya despertarte.

Una voz ronca, gangoso, tosca y más parecida a la de un anciano moribundo inunda la habitación, cuarto... Lo que sea. Apenas puedo ver más allá de mi nariz con la lámpara encima de mis ojos.

Como si la persona leyera mis pensamientos, la luz desaparece de encima de mi y es apartada a varios metros dejándome ver un techo hecho de ramas y hojas de, lo que a mí parecer, son palmeras. Muevo un poco la cabeza sintiendo un fuerte pinchazo en la nuca y logro ver que estoy en una especie de choza hecha con elementos de la naturaleza. Justo enfrente de mi hay una puerta hecha con un trozo de corteza bastante grande de lo que debía ser un árbol. Al lado hay un escritorio natural, del mismo tono que la puerta lo que me lleva a pensar que provienen del mismo lugar. A mi derecha hay una especie de diván o como quiera que se llamen esas cosas que se colocan para no ver cuando una mujer o un hombre se está cambiando hecho de cañas de bambú a mi parecer. A mi izquierda hay una camilla construida con la parte hacha de un tronco perteneciente a un enorme árbol, un trozo curvilíneo de madera firme y fuerte y una hojas parecidas a las del techo pero con unos toques amarillos y lisas totalmente y no en escala como las que tengo justo encima.

De la nada, unos enorme ojos azules con una enorme pupila negra se meten en mi campo de visión haciéndome soltar un grito nada varonil del susto.

-Tranquilo muchacho - habla la misma voz tosca y gangoso de antes -. No soy tan horrible como parezco.

Cuando el hombre se separa un poco y se posiciona delante de mí puedo verlo mejor. Como ya parecía por la voz, es un hombre mayor, algo chepado y bajito. Tune las piernas medio dobladas como si le dolieran tanto que tiene que ponerse en la misma posición que cuando está sentado. Los brazos los tiene enganchados en su espalda curvada hacia delante, y su enorme chepa sobresale un pelin por encima de sus encorvados hombros. Tiene un cuerpo bastante ancho para lo que es su cabeza. La parte de arriba de esta es todo calvicie y brillo, como si de una bola de bolos recién encerada se tratara, pero por el lateral de su cabeza tiene un matojo de pelo gris que le rodea toda ella, desde una oreja a la otra. Tiene las orejas un poco puntiagudas, las arrugas en la cara son bastante notables, por no hablar del enorme bigote gris que tapa su boca. Y si el bigote es enorme mejor será que no miréis sus ojos. Son enormemente grandes. Iguales a dos pelotas de balón mano bien hinchadas. Sus enormes iris azul celeste y las gigantes pupilas negras dilatadas te asustan realmente. Pero, si te fijas bastante bien, te das cuenta de que al rededor del iris, hay una especie de círculo marrón claro que me da a entender que su aumento de ojos se debe sólo a unas gafas de culo de botella con un graduado bastante elevado para lo normal. El anciano lleva puesto una bata blanca con un estetoscopio enganchado al cuello y unos pantalones vaqueros azules junto con unos zuecos blancos que se dejan ver debajo de la bata.

Parece un médico mundano

-¿Donde estoy? - pregunto con la voz ronca y a duras penas ya que noto la garganta rasposa e irritada.

El anciano se acerca al escritorio y coge un cuenco, el cual no había visto, de madera y me lo extiende cuando está a mi lado.

Me reincorporo un poco si entiendo mi cuerpo hacerse trizas por el esfuerzo y dejo que el anciano me dé el líquido que contiene el cuenco.

Naim: la ciudad detrás del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora