BESTIA SANGRIENTA [LIBRO 1]

Capítulo 10

Holis pequeños terrícolas 😊

Esto ya parece una maratón.

Las actualizaciones serán seguidas si la escuela me lo permite.

No se olviden votar y comentar.

Escuchar la melodía cuándo aparezca 🍃🍃

Besos.

— Sólo un poco más, tu puedes—. Me hable a mi misma estirando mi brazo hacía arriba queriendo que mi móvil obtuviera señal cómo para poder hacer una llamada—. ¡Si!

Me acomode en la rama de un árbol en dónde me encontraba, escribí los números correspondientes del hotel y esperé impaciente a que alguien me contestará.

— Servicio del hotel Four Season. ¿En qué puedo ayudarle?—. Preguntó una voz femenina al otro lado del teléfono.

— Hola. Por favor, tiene que ayudarme. Mis amigos y yo alquilamos un vehículo del hotel para ir de expedición a la jungla norte, mis amigos ... fueron asesinados por una tribu, fui la única sobreviviente.

— Señorita, dejé de bromear. Si desea seguir haciendo eso, llamé a otro hotel.

— ¡No es ninguna maldita broma! ¡Soy Isabella Hamilton huésped vip de su hotel! ¡Necesito que informé esto a sus superiores y a las autoridades para que vengan a rescatarme!

— Un segundo, por favor. Tengo otra llamada que de seguro no se trata de ninguna broma—. Dicho eso la muy perra colgó.

— ¡Maldita sea!—. Grité furiosa golpeando mi puño varias veces contra la rama gruesa del árbol. Dejé de lado la gran herida que provoque en mi mano a pesar de ser tan dolorosa.

Me era imposible soportar un día más estando aquí, gracias a mi móvil podía saber cuantos días pasaron desde que yo y mis amigos nos adentramos a la jungla. Dos semanas estando atrapada en esté lugar.

Guarde mi móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón. Con cuidado de no resbalar bajé de la rama hacía otra para luego dar un salto hasta tocar el suelo con mis pies. A pasos lentos me dirigí nuevamente hacía la cueva subterránea a ver si Ezra volvió de cazar. En estos días que había pasado me fue imposible seguir comiendo frutas y mi última solución para no morir de hambre fue comer la carne de jabalí que Ezra traía siempre.

— Ezra —. Lo llamé al estar dentro de la cueva pero sólo obtuve el sonido de la brisa. El día era totalmente soleado cómo para poder ir a dar una caminata, sin Ezra en la cueva no me quedaba de otra que ir.