* Escuchar la melodía ...
— ¿A dónde me lleva?—. Pregunté algo desconfiada al señor de capucha quién cortaba las enormes hojas con su machete para poder seguir, el lugar en dónde ahora me encontraba era la profundidad de la selva.
— A un lugar seguro dónde los tujllaki no puedan llegar—. Me respondió quitándose la capucha mientras se giraba quedando frente a mi.
Su aspecto era de un hombre de avanzada edad con su cabello totalmente platinado al igual que su larga barba y de piel oscura. No me quedó de otra que confiar en él ya que había salvado mi vida y al parecer conocía muy bien a esas criaturas.
— ¿Tujllakis? ¿Se refiere a los seres que me atacaron?—. Pregunté a lo que él asintió.
— Son seres que habitan muy lejos de está galaxia en el planeta oscuro. Por naturaleza, son criaturas malévolas que matan por diversión a otras especies mucho más débiles pero la clase de tujllakis que te atacaron son mucho peores.
— ¿Cómo sabe todo eso?—. El hombre sonrió tristemente.
— Tuve una vida un tanto distinta al de cualquier humano—. Fue lo único que me respondió causando que aquellas palabras se quedarán pegadas en mi cabeza—. Llegamos.
Levanté la mirada y observé maravillada una pequeña cabaña de madera de aspecto antiguo pero con algunos arreglos estaría cómo nuevo.
El señor abrió la puerta y me cedió el paso pero antes de que entrara me giré para verlo con neutralidad.
— Nunca me dijo su nombre.
— Charles—. Respondió con una sonrisa.
— Yo soy Be...
— Bella. Lo sé, ella me lo dijo—. Respondió mientras cerraba la puerta con nosotros dentro.
— ¿Ella?—. Pregunté confusa a lo que el hombre me señalo un gran bulto en el rincón de la pequeña sala.
— La encontré herida en medio de la selva, hice todo lo posible por ayudarla pero no creo que sobreviva al anochecer—. Mencionó con tristeza quitando la tela oscura revelando a la hembra tujllaki con varias vendas ensangrentada envueltas en su cuerpo.
— ¡¿Qué le sucedió?!—. Exclame horrorizada.
— Fue atacada por su grupo, al parecer no cumplió con la orden del líder y fue por eso que recibió el castigo de la muerte. Pobrecita, sufrió demasiado—. El hombre cómo si nada empezó a acariciar la cabeza de la tujllaki quién solamente soltaba fuertes respiraciones ajena a nuestra presencia—. Ella me hablo de ti y del tujllaki Z-102.
— Su nombre es Ezra—. Me crucé de brazos cómo niña haciendo su berrinche.
— ¿Lo amas? A pesar de ser una criatura que puede llegar a lastimarte.
— Ezra nunca me haría daño. Yo lo amo demasiado—. El anciano pudo ver sinceridad en mis ojos por lo que soltó un largo suspiro para luego cubrir nuevamente a la tujllaki.
— Entonces debes saber todo desde el principio—. Charles se sentó en un enorme y desgastado sillón de piel, solamente me quedó sentarme a su frente y esperar expectante lo que dijera—. Todo empezó hace sesenta años cuándo apenas era un muchacho de veinte. Yo era parte de las fuerzas armadas de los Estados Unidos y el mejor francotirador de entre mis colegas por lo que mis superiores no duraron en enviarme a la selva de Panamá para matar a seres alienígenas que invadieron nuestro planeta. Pero, cuándo llegamos a la oscura selva un ser escondido entre la maleza empezó a atacar a todos mis compañeros a una velocidad impresionante, muy pocos sobrevivimos pero aún así pudimos herir a la criatura quién huyó a causa de sus heridas. En ese entonces era un chico testarudo y me negué a volver a la base con los sobrevivientes por lo que fui el único quién salió a cazar a la criatura. Recuerdo de maravilla cuándo llegué a una cascada por lo sediento que estaba al haber caminado por horas y fue ahí cuando la vi, una hermosa chica de largos cabellos castaños que cubrían la vista de sus senos y lo que me llamó más la atención fueron sus hermosos ojos azules que poseía. Cuando la observé detenidamente caí en cuenta de que estaba herida y al querer ayudarla eso provocó que saliera asustada pero no llegó muy lejos ya que cayó desmayada al haber perdido demasiada sangre. Pasé días cuidando de la chica hasta que al fin pudo recobrar el conocimiento y lo primero que hizo fue atacarme, después de eso no nos llevábamos muy bien pero por su herida no podía abandonarla. Hasta que un día cuándo estaba recolectando alimento para ella una criatura oscura y que poseía varios tentáculos pretendía atacarme apareció otro mucho más pequeño que se lanzó contra él. No pude hacer nada ante tal pelea y al ver que el más pequeño destrozó por completo al grande pensé en escapar pero fue tal mi sorpresa al ver cómo la criatura tomaba la apariencia de la joven que había salvado. Nuestra amistad comenzó a nacer entre nosotros y al saber que podía entenderla gracias a dos piedras que ella había traído consigo me sentí muy felíz, gracias a ella supe que las criaturas se hacían llamar cazadores o sabuesos quiénes servían a otros seres de mayor rango. Cuándo le pregunté por primera vez su nombre, ella solamente mencionó un código por lo que no me quedó de otra que ponerle un nombre y ese era Catalina. Ella me contó que había escapado de sus amos ya que la habían emparejado con el líder de su grupo y ella al ser un experimento debían de unirse para procrear al producto de sus futuros experimentos por lo que no le quedó de otra que huir.
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BESTIA SANGRIENTA [LIBRO 1]
Romansa"No te dejes engañar por las apariencias, porque la belleza en sí está en el alma". ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Esos ojos de reptil que me acechan. Su lenta respiración que me pone intranquila. Los largos colmillos que me provocan temor y esos largo...