Es nuestro anhelo.
La voluntad de nuestras almas.
El fusionarnos cómo uno sólo.
Siempre me gustaron tus manos ... esas peligrosas yemas.
Tus afiladas garras, manchadas de sangre ... aquellas que nunca me amenazaron.
Tus colmillos ... aquellos con los que te alimentas ... siempre acarician con suavidad mi piel y jamás la lastiman.
Ligeramente la rozas ... con delicadeza ... con tus labios ... me calientas.
Pero ... ¿Es todo lo que siento?
No. Siento ese sentimiento hacía ti llenar mi ser, haciendo que todo pierda sentido. Ahora, sólo tengo ojos para ti.
No tiene sentido que me digas nada, con sólo ver tus ojos aquél brillo supe que estaríamos juntos por siempre.
Los rayos solares se colaron por mis cortinas permitiendo que el brillo llegará a mi rostro por lo que suspire cansada dispuesta a volver a dormir abrazada a Ezra pero al girarme comprobé con mis manos la frialdad de la almohada. Me levanté de inmediato con el corazón latiendo a mil sólo para llevarme la sorpresa de que su lugar se encontraba vacío.
— ¡Ezra!—. Lo llamé esperanzada a que viniera pero pasaron los segundos y aquél rostro tan conocido por mi no se asomaba por la puerta.
Tomé mi camisón que se encontraba en el suelo y sin importarme el dolor me lo puse de inmediato, salí de mi alcoba para investigar todo el lugar esperanzada a que estuviera oculto por ahí pero solamente la soledad del lugar me recibió.
Me negué a tan siquiera pensar que me había dejado, él no lo haría. Ezra prometió no volver a dejarme, las lágrimas amenazaban con caer de mis ojos pero intenté contenerme. Caminé con pasos torpes hacía la cocina, abrí la nevera solamente para ver la gran cantidad de botellas de licor.
Quería ... no, mejor dicho ansiaba beber en este mismo instante para así callar mi sufrimiento pero algo dentro mío me detuvo por lo que solamente me quedé sentada en una butaca cerca a la ventana viendo por todas partes esperanzada de verlo regresar a mi.
Los minutos que pasaban me eran eternos y sin poder evitarlo me levanté cómo un rayo yendo hacía mi habitación con el objetivo de salir en su busca, me puse algo sencillo que me permitiera correr y un par de tenis. Tomé una goma de cabello para luego hacerme una coleta alta y salir de ahí lo más rápido posible pero me detuve a mitad del pasillo al ver que mi ventana se encontraba abierta, observé analizante todo el lugar hasta detenerme en la espalda ancha tan conocida por mi quién veía atentamente los cuadros de fotografías dónde aparecía junto a Ezra.
— ¡Ezra!—. Grité molesta pero también felíz de volver a verlo, su cuerpo entero se tenso y se giro lentamente quedándose petrificado al verme—. Estás aquí. Pensé que ... yo pensé que no volvería a verte.
Corrí hacía él y envolvi mis brazos alrededor de su espalda en un intento de que permanezca siempre a mi lado deseando que esto no fuera un sueño pero para mi buena suerte no lo era al sentir su respiración cerca de mi cuello. Me aleje un poco y observé con amor su rostro dispuesta a hacer esto por primera vez, me paré en puntas dispuesta a besar sus labios pero de manera inesperada Ezra me empujó provocando que cayera de rodillas y con la mente algo confusa ante tal acción.
— ¿Estás molesto? ¿Porqué no quieres que te toque?—. Pregunté abrazada a mi misma. La sola idea de que en verdad estuviese molesto conmigo me aterraba de sobremanera.
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BESTIA SANGRIENTA [LIBRO 1]
Romance"No te dejes engañar por las apariencias, porque la belleza en sí está en el alma". ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Esos ojos de reptil que me acechan. Su lenta respiración que me pone intranquila. Los largos colmillos que me provocan temor y esos largo...