Capítulo 7

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Me levanté con la mayor cautela posible al comprobar que ese ser estaba durmiendo luego de haberse comido una gran cantidad de huesos humanos y animales.

Tomé mi mochila y dejé muy cerca de él unas cinco galletas que de ahora eran sus favoritas. Observé extrañada el lugar que apuntaba la luz de mi linterna, no me quedaba de otra que seguir el camino largo para poder salir de está cueva.

A duras penas caminé con mi pie cojo por un largo camino que me tomaría días en salir pero toda preocupación se desvaneció al ver a lo lejos la luz del día.

Respire aliviada al sentir el aire fresco entrar a mis pulmones haciendo que por instinto saliera de la cueva para ir nuevamente en busca de los autos.

Llevaba un buen tiempo caminando sin obtener con éxito el paradero de los autos, incluso creo que estoy dando vueltas en el mismo lugar dónde había dejado varias rocas en un montículo. El sudor en todo mi cuerpo empezó a empapar las prendas tan pequeñas que me habían puesto las nativas cosa que me estreso e incómodo de sobremanera.

Recargue mi espalda en un tronco seco para poder aunque sea descansar un rato para luego dentro de unos minutos seguir con mi búsqueda. Saqué de mi mochila una botella de agua para luego beberla con desespero sintiendo como algunas gotas caían por mi cuello.

Tenía mucha hambre.

Mi estómago gruño como un león pidiendo cualquier alimento que no sea las galletas que llevaba de reserva lo cuál me hizo frustrar por la disconformidad de mi estómago.

Al terminar toda la botella hasta dejar sin un rastro de gota hizo que automáticamente me levantará para empezar nuevamente con mi búsqueda que de seguro me llevaría siglos encontrarla. Mi cuerpo se quedó rígido al ver a un grupo de nativos con sus lanzas caminando sin notar mi presencia por lo cuál rápidamente me oculte entre los arbustos rezando para que no me encontrarán y que los arbustos no fueran hiedra venenosa.

Mi cuerpo fue lanzado violentamente contra el suelo logrando que parte de mis rodillas empezarán a sangrar, a duras penas me levanté queriendo alejarme de ese hombre pero antes de que pudiera hacer algo me empujó nuevamente contra el suelo.

No podía ni tan siquiera gritar sabiendo perfectamente que nadie vendría a mi rescate, estoy sola en esté maldito infierno y así será hasta que decida morir en esté lugar.

La falda pequeña y que era de piel de jabalí fue levantada hasta mis caderas, sabía muy bien que intenciones asquerosas tenía ese hombre de piel pintada conmigo pero aún así me mantuve quieta debido al gran terror que sentía y el posible trauma que llevaré luego de esto.

Dejé que sólo una lágrima cayera por mi mejilla aceptando mi destino tan cruel. El peso del hombre desapareció y con ello escuché un gritó de furia que me hizo temblar hasta los huesos.

No sabía lo que pasaba ni quería saberlo, me puse en posición fetal cubriendo mi rostro con ambas manos intentando poder calmar mi corazón que latía desenfrenado. Un fuerte golpe hizo que abriera lentamente mis ojos y observé unas manos oscuras con largas garras iguales al de una pantera.

Ahí estaba tan imponente y majestuoso cómo un león, su rostro ya no me era aterrador ni siquiera los colmillos descubiertos me eran atemorizantes. El cadáver del hombre nativo yacía en el suelo totalmente mutilado y sin ojos lo cuál me hizo sentir asqueada y a la vez con ganas de vomitar.

Un bajo gruñido me hizo girar a verlo y noté que se encontraba herido al ver una extraña sustancia oscura salir de la herida en su costilla provocada por la lanza. Intenté tocarlo lentamente pero bastó con un fuerte resoplido por parte de él haciendo que me alejara.

Ese ser me vio una última vez antes de darse la vuelta para irse a la cueva en dónde habitaba. No sabía que hacer en ese instante, miré el camino que debía de seguir para luego observar al ser humanoide que cada vez se alejaba más.

Probablemente de no ser por él no estaría aquí en esté instante, él me salvó en varias ocasiones y yo siendo egoísta me quedé de piedra sin importar que morirá por la herida.

Tomé mi mochila y decidí ir detrás de él, sabía perfectamente que me había perdido en esté lugar y caminar sin rumbo fijo yo sola probablemente me traería demasiados riesgos. Sería mejor quedarme junto a ese ser por un tiempo hasta que logré recordar el camino de los autos.

De manera silenciosa me adelante hasta estar a su lado lo cuál hizo que su mirada se fijará en mi. Force una sonrisa para él pero solamente me observó con indiferencia para adelantarse un poco más.

Por un momento creí que parecía molesto.

Mi cuerpo se estremeció al ver cómo una larga lengua salía de entre sus enormes fauces queriendo limpiar la herida

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Mi cuerpo se estremeció al ver cómo una larga lengua salía de entre sus enormes fauces queriendo limpiar la herida. Permanecí inmóvil cuando su cuerpo se acostó a un lado mío dónde yo estaba algo inquieta por tal acercamiento por parte de ese ser.

Me armé de valor y dispuesta a ayudarlo saqué el pequeño botiquín de mi mochila.

- Esto te ardera un poco-. Advertí con voz segura mientras acercaba la tela mojada por alcohol. Ni bien había presionado la herido él gimio cómo un perrito lo cuál me pareció un poco tierno-. Está bien, el dolor ya pasará.

Jamás esperé que luego de haberlo curado obtendría cómo agradecimiento su larga lengua pasear por todo mi rostro. Sin siquiera pensarlo me empecé a reír por las cosquillas que causaba eso.

- Okey. Ya entendí, para con eso.

Su cabeza lentamente se dejo caer hasta tocar mi regazo lo cuál hizo que extrañamente empezará a ronronear como un gato. Por está vez sólo lo dejé estar en mis piernas, observé fuera de la cueva la pareja de aves que jugaban en el cielo lo cuál me hizo sentir triste.

- Ojalá pudiera encontrar algún día al hombre indicado para mi-. Mencioné en voz alta mi más preciado deseo sin saber que aquél ser escuchaba atentamente lo que había dicho.

BESTIA SANGRIENTA  [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora