Capítulo 17

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Mi cuerpo jamás había experimentado está sensación que me hacía poner tan nerviosa y a la vez que toda mi anatomía se empezará a calentar cómo si hubiese corrido en una maratón, sus grandes manos bajaron por mi vientre hasta detenerse en aquella zona que había protegido toda mi vida.

Solté un bajo quejido por la fuerza con la que me giró quedando boca abajo en mi cama, mis uñas se enterraron en las sábanas de seda por lo que vendría después. Escuché su respiración agitada detrás de mi oreja logrando que una extraña corriente pasara por todo mi cuerpo, dejé escapar un pequeño grito debido a la viscosa lengua de Ezra que se movía con salvajismo por toda mi nuca.

Mi corazón latía con desesperación debido al toque de Ezra que cada vez se estaba volviendo más íntimo dando una clara respuesta de que ya quería fundirse en mi interior cosa que me hizo poner nerviosa y asustada a la vez. Mi primera vez sería con un alienígena que a simple vista sonaría demasiado ridículo cómo si fuera un título perfecto para una película romántica.

— ¡Ah! —. Solté un bajo gemido por aquella invasión en mi intimidad por parte de su lengua que se encargaba de limpiar mis flujos cómo si su vida dependiera de ello. Prometí en ese instante que sólo en está noche me dejaría llevar porqué está será la primera y última vez que haría esto.

Al no sentir su tacto en mi cuerpo algo extrañada me giré para comprobar que Ezra veía atentamente hacía la ventana, soltó un poderoso gruñido cómo si fuese de advertencia logrando que una gran preocupación me invadiera sabiendo perfectamente que algo no andaba bien.

— Ezra ... ¿Que sucede?—. Pregunté con mi labio inferior temblando, su gélida mirada se posó en mi y en ese instante me juré que jamás lo haría enfadar. Aquella mirada tan malvada me hizo poner la piel de gallina y una extraña sensación invadió por completo mi cuerpo.

No me dio tiempo a envolver mi cuerpo con una sábana ya que de un sólo movimiento estaba en el hombro de Ezra quién me llevó hacía mi armario para luego dejarme ahí, su mirada se conectó con la mía por unos segundos antes de que el la rompiera y cerrará la puerta de mi armario.

— ¡EZRA! ¡Déjame salir!—. Grité golpeando la puerta que había sido trabada fuera del armario dónde no se escuchaba nada más aparte de mis gritos.

¿Se había ido?

Aquella pregunta se formuló en mi cabeza ante la posible idea de que me había dejado sola y encerrada en mi armario, tomé una de mis chaquetas para cubrir mi cuerpo que empezaba a temblar debido al frío interior de mi armario. Solté una maldición al recordar que no había encendido la calefacción y que posiblemente terminaría muerta de hipotermia.

Me senté en el suelo y abrace mis piernas para así obtener un poco de calor mientras esperaba a que la puerta fuera abierta en cualquier momento.





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BESTIA SANGRIENTA  [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora