3.

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Lucy

En este momento el amor de hija que siento por  mi padre se esta yendo por el desagüe, mi padre ahora mismo acaba de decirme que estoy prometida en matrimonio sin mi consentimiento con Irie Hanada, debo estar envuelta en una pesadilla.

-Dime que no es cierto- le ruego con la mirada a mi padre que esta parado frente a mi, me pellizco la mano para saber si estoy soñando o no.

-Lo digo enserio Lucy- me reta como si yo fuera una niña pequeña que no quiere obedecer.

<<De echo no quiero aceptar esto, me niego a hacerlo>>.

-¿Cómo pudiste?- me pongo de pie indignada.

-Primero deberías escuchar la razón por la cual lo hice, antes de juzgar siquiera- me pide él tratando de no perder la paciencia conmigo.

-¡No!, ¡no quiero escucharte! ¡estamos en pleno siglo XXI!- no quiero seguir escuchando esta absurda tontería, pero cuando quiero correr a mi habitación mi padre se pone de pie.

-¡Lucia Sanae!- me grita con voz molesta.

Me detengo en seco a mitad de camino, típico, cuando tus padres te llaman por tu nombre completo, eso puede significar una cosa, que estas en problemas.

-Regresa aquí, ya no eres una niña, eres toda una mujer por lo tanto compórtate como tal- exige furioso.

-¿Por qué me haces esto?- le pregunto con ahogando una lagrima. 

-Ven aquí, voy a contarte una historia- me dice buscando detrás de él.

Abre una de las puertas de su armario y de adentro saca un rollo de tela color negro, lo desenrolla y lo extiende a lo ancho de la mesa, la tela tenía cocida en hilo dorado el dibujo de un dragón, lo acaricie con mis dedos, era precioso.

-Tenías unos cinco años cuando deje el clan, fue después de que Kioshi Hanada falleciera junto a su esposa.

Trague saliva, su voz parecía guardar una profunda tristeza.

-Conozco un poco la historia, tu ibas en el vehículo detrás de ellos.

Él asiente.

-Íbamos rumbo al festival que el templo organizaba en el barrio, de repente a mitad del camino el auto exploto y el nuestro, yo quede inconsciente y desperté tres días después en el hospital, Kioshi era mi hermano jurado de sangre y mi amigo.

-Lo siento papá- dije al notar su dolor.

-Tú madre quería que nos alejáramos, al morir Kioshi ya no había nada que me uniera a los dragones, pero su hermano Akemi asumió el liderazgo y no quería que yo me fuera, mi familia había sido parte de la suya por demasiado tiempo, yo era él único que conocía al clan como la palma de mi mano.

-Si Akemi Hanada no quería que te fueras...

Las piezas del rompe cabezas se estaban uniendo finalmente.

-¿Acaso yo fui parte del trato?- le pregunte atónita, rogando mentalmente que no fuera cierto.

-Akemi Hanada me dejo ir a cambio de dos cosas- hace un gesto con los dedos- primera, era que yo siguiera entrenando a quienes se unirían a los clanes de las cuatro familias de los yakuza, segundo, era que mi hija fuera elegida para estar al lado del futuro líder.

Cierro los ojos y trato de procesar todo esto.

-Para asegurarse de que yo cumpliera tenía que hacer un pacto de sangre, tu sangre.

Los príncipes de la mafia III : IrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora