12.

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La furgoneta se detiene frente a las instalaciones alejadas de la parte sur del muelle, aquel lugar se mantiene alejado de la vista de los trabajadores y los curiosos, la entrada de alambrado reza un cartel gastado con letras mayúsculas "propiedad privada, prohibido pasar". El hombre de incipiente calva y contextura gruesa se baja de la camioneta, camina hasta la entrada y quita el candado, deja el paso para que los vehículos ingresen. Reizo mira de soslayo a su jefe y amigo, Irie parece indescifrable en el asiento trasero del coche, golpea su dedo índice una y otra vez contra el apoya brazo de la puerta.

-¿Estás seguro de lo que quieres hacer?- le pregunta mirando a los ojos como si le estuviera leyendo la mente.

Por fin, Irie deja quieto su dedo índice con el anillo de dragón con ojos rojos, pero en ningún momento mira a su amigo, lleva su mano izquierda y se lo pasa por el pelo, dejando ver el tatuaje de su dedo medio, con forma de una espada clavándose en la piel.

-Debe hacerse- contesta finalmente en tono frio.

Abre la puerta y sale del vehículo, Reizo hace lo propio y camina detrás de su jefe seguido del resto de los hombres; dos de sus subordinados le abren la puerta para que entre, en medio del lugar vacío un hombre de origen coreano esta sentado en la silla con el rostro golpeado y ensangrentado, Reizo le hace una seña a uno de los hombres que le trae una silla a su jefe, Irie toma asiento frente a él, el chico parece inconsciente.

-¿Dijo algo?- le pregunta a uno de sus hombres.

Este niega con la cabeza, Irie se pone de pie y camina hacía él, lo abofetea para que reaccione, este tose y escupe sangre, pero aun así no despierta, le hace señas a sus hombres, uno de ellos se acerca con un balde, le arroja el agua.

-Veo que ahora si estás despierto- le dice volviéndose a sentar donde estaba.

-Te conozco- le dice él, al reconocerlo-.Eres Irie Hanada- carcajea y luego escupe al suelo cerca de sus pies.

Sus hombres amagan con volver a golpearlo pero Irie los detiene y niega con la cabeza.

-Si ya sabes quien soy, entonces no dudaras en responder a mis preguntas- lo mira con ojos sombríos y cruza una pierna sobre la otra.

- ¡Jiog-e gala! (vete al carajo, en coreano)- le contesta.

Irie sonríe.

-¿Dak-ho*? así te llamas ¿cierto?- le echa una mirada- no pareces ser un lago profundo- vuelve a acomodarse en su silla-. Sabes, un pajarito me contó que tu hyung* estuvo reuniéndose con un Ártazar.

El chico ni siquiera lo miró, solo se limitó a quedarse en silencio y sonreír, Irie miró impaciente a Reizo, no hacia falta que se lo dijera, hizo una seña a sus hombres para se retiraran y esperaran afuera, cuando se fueron, Irie se puso de pie y fue hasta él, lo tomo del cabello y tiro su cabeza hacía atrás con fuerza, seguido de un golpe al pecho con la palma de su mano extendida de perfil,  inmediatamente de su interior el chico estaba escupiendo sangre.

-¿Duele cierto?- le dice cerca de su oído.

-¡Hijo de perra!- dice aullando de dolor- mi primo te hará pedazos.

-¿Si?,¡no me digas!- le responde él.

Reizo se acerca a irie y le entrega una nueve milímetros.

-Ahora dime- le apunta a la pierna a la altura de la rodilla-.¿Qué sabes de lo que planea hacer tu primo?, ¡malhagi! (¡habla!, en coreano)- le grita.

-¡Vete al diablo!- le contesta.

Irie dispara sin dudarlo a la rodilla, el sujeto grita de dolor.

Los príncipes de la mafia III : IrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora