22. Final

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Una semana después...

Naím bebe su café y sonríe de perfil, esta sentando sobre una de las bancas del parque con una pierna sobre la otra, la gente pasa trotando o andando en bicicleta, se estira y mira hacía el soleado día, hace una pequeña mueca, y vuelve a acomodarse, se lleva una mano al costado de cuerpo.

Todavía le molesta un poco la herida.

-Sigues vivo-sonríe e Irie toma asiento a mi lado.

No luce su habitual traje, de echo esta vestido con un par de jeans y camiseta, en su rostro tiene el moretón de un lado de su mejilla.

-Es raro...

-¿Qué es lo raro?- pregunta extrañado.

-No llevas puesto un traje-digo si dejar de mirar a las personas que pasan delante de nosotros.

Hace una mueca y respira profundo.

-Culpa de mi esposa, dice que es hora de que valla vistiendo como una persona normal-suena algo quejoso.

Esbozo una sonrisa, no sé que haríamos sin esas mujeres en nuestras vidas.

-Entonces es cierto lo que dicen por ahí- resalto el rumor y vuelvo a beber otro trago de mi café.

Irie también lleva gafas oscuras pero puedo notar que permanece en silencio.

-Algo-hace un gesto con la mano derecha.

-¿En verdad tú...-lo miro sin poder creerlo.

-Si, bueno, estoy pensando que es lo mejor por ahora-contesta como si ocultará algo.

-Te entiendo, ¿Qué piensas hacer?- pregunto por curiosidad.

-Pues digamos que sino llevo de luna de miel a Lucy, terminará por pedirme el divorcio, ¿Y tú?.

Carcajeo.

-Amm yo bueno... vacaciones, unas largas vacaciones-contesto.

-Hm-mmm-hace un gesto- bien.

Irie se pone de pie.

-Oye, entonces... ¿todo bien?- pregunto.

Luego de que se supiera la verdad sobre el asesinato de Naomi, la justicia decidió reabrir el caso y juzgar a Iván por homicidio y otros delitos más.

-¿Qué?,¿entre tú y yo?-Irie baja sus gafas para mirarme a la cara.

-Quizás- alza los hombros.

- ¡Irie!- lo llamo cuando se esta yendo y se da la vuelta- No estas nada mal-alzo la voz para que me escuche y le señalo el golpe en su rostro.

-Tú tampoco- contesta y se despide con un gesto de la mano.

-Idiota- carcajeo.


Seiji tamborileaba sus largos y delgados dedos en el volante, esperando el momento justo para atrapar al asesino de su hermana, para la yakuza no existe mejor justicia que la de su propia mano, hay veces en la que la ley no alcanza para hacer justicia.

Escuchaba atento la radio de la policía, esperando pacientemente para tener a ivan en sus manos.

"Atención a las unidades, traslado del recluso"...

-¡Bingo!.

Seiji enciende el motor y el resto de los hombres hacen lo mismo, salen rumbo a la carretera.

-Wu- llama través de la radio a uno de su subordinados.

-Jefe-contesta del otro lado.

-Quiero un tiro limpio al camión, recuerda- aclara él- queremos vivo al sujeto.

Los príncipes de la mafia III : IrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora