Bar avenida 9.

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Te encontrabas saliendo del aeropuerto de Tokyo, ya estaba oscureciendo y el cielo se empezaba a forrar con nubes cargadas de agua "será mejor que tome un taxi" pensaste.

El encontrarte en una ciudad completamente desconocida hacía que cierta adrenalina te recorriera por todo el cuerpo.
Años atrás te habías planteado la idea de irte a vivir a otro país; después de varias elecciones te habías decidido por Japón.

A la edad de 18 años optaste por estudiar artes y Tokyo contaba con una de las mejores universidades. Ciertamente alguien creería que tu plan ya estaba completo.

FLASHBACK

-¡He dicho que no!- la voz de tu madre hizo retumbar la habitación mientras que tu padre estaba terminando de tomar su café sin decir una sola palabra.


-Mamá, sé que es difícil dejar ir a los hijos y más si este planea irse del país pero es una oportunidad que no puedo dejar pasar, el plan de estudios de la universidad de Tokyo es de los mejores. Papá, al menos di algo tú también...- tu padre sólo te miró mientras le daba el último sorbo a su café


-Amaya, estoy de acuerdo contigo pero aunque te dejáramos no podríamos pagarte toda la universidad y contando también el hospedaje, los servicios y la comida...-


-Eso ya lo sé, es por eso que he investigado sobre las becas que ofrecen y así ustedes no pagarían todo y además, buscaría un trabajo para ayudar con los gastos- Sabías que si presentabas esta petición a tus padres tendrías qué ir preparada.

 Tu plan no tenía falla alguna y estabas dispuesta a mostrarles a tus padres que ya habías madurado, que no eras la misma niña adolescente que hacía las cosas sin pensar en las consecuencias.

-Amaya, si te dejamos ir tienes qué tener en cuenta que cargarás con una responsabilidad inmensa, eres floja y a veces irresponsable, un trabajo es demasiada responsabilidad para ti...-
Se formó un silencio mortal por tu parte, te dolía pensar que tu madre tal vez no creía en ti como lo pensabas. Empezaste a inundarte en pensamientos hasta que la tranquila voz de tu padre te hizo regresar a la realidad


-Hagamos un trato- Replicó tu padre -Irás a presentar el examen de admisión, si pasas, te dejaremos ir pero si no me muestras un desempeño favorable en el primer semestre regresarás y estudiarás aquí- La respuesta te dejó sorprendida, lo habías logrado y esta vez estarías más comprometida que nunca. 


FIN DEL FLASHBACK

Saliste del taxi después de pagarle al chófer, este te ayudó a sacar tus maletas de la cajuela.

Te encontrabas enfrente del edificio en el que vivirías por cuatro años. Cada piso estaba cubierto por ventanales inmensos y en cada uno de ellos se encontraba un pequeño balcón, algunos mostraban macetas colgando mientras que otros tenían mesas y sillas para poder apreciar mejor la vista tan exótica que podría mostrar la ciudad. 


Te adentraste al lobby, el administrador al notar tu apariencia física reconoció que no eras originaria de Japón, o mejor dicho de Asia así que pensó que sería mejor hablarte en inglés (idioma que ya era casi obligatorio al menos conocer sus bases) le dedicaste una sonrisa y empezaste a hablar en japonés, si vivirías por cuatro años en Tokyo, debías de saber el idioma.


El administrador se sorprendió y tú sólo le pediste la llave de tu departamento.
Subiste al elevador pulsando el botón que te llevaría al piso 30.

Cuando entraste lo primero que viste fue una sala de estar y de lado derecho una pequeña cocina con una barra, al lado izquierdo un baño para las visitas y después de la cocina un baño y tu habitación.

La vista que te ofrecía el ventanal de la sala te hizo empezar a añorar a mi familia, sabías que los primeros días o tal vez las primeras semanas serían difíciles sin la compañía de tus seres queridos todos los días.

Tomaste una ducha para después arreglarte y salir a tomar algo, al fin y al cabo era sábado y querías conocer más el lugar donde vivías.


Te encontraste un bar en la avenida 9, se veía un poco lleno pero su decoración y música te hizo querer entrar. 


-Identificación- Suspiraste, pues siempre era el mismo cuento. Lucías más joven a pesar de tener 21 años recién cumplidos. Se la diste y él después de revisarla minuciosamente te la regresó.


-Una cerveza, por favor- El chico con tatuajes de dragones por todo su brazo y un piercing en su ceja derecha te ignoró mientras más gente se iba acumulando a tu alrededor -Disculpe, una cerveza, por favor- Seguiste sin recibir respuesta, este hombre estaba acabando con tu paciencia


-Dos cervezas, por favor- Musitó el hombre que estaba a lado tuyo

-Enseguida- Dijo el encargado de la barra

-¡Hey! Yo te pedí una cerveza también- terminaste por decirle molesta al encargado

-No te preocupes, la segunda cerveza que encargué es la tuya- Te habías destinado a por fin voltear a ver al hombre que se encontraba  a tu lado

-Gra...cias- Demonios, ese hombre era jodidamente atractivo.

Su cabello largo estaba agarrado en una coleta por debajo de la nuca, sus ojos eran muy oscuros, tan penetrantes que causaban incomodidad y nerviosismo y debajo de éstos, unas ojeras que se notaban bastante. La diferencia de altura entre él y tú era bastante notoria, le calculabas 1.89 de altura mientras que tú perdías por un par de centímetros.

-De nada, toma- Te extendió la cerveza, estabas tan embobada en verlo que ni siquiera te habías dado cuenta que ya había llegado el encargado de la barra con las cervezas

-¿Y a quién le debo tal gesto?- hablaste de forma sería pero graciosa mostrando una leve sonrisa


-Oh claro, lo siento, soy Uchiha Itachi, ¿Y tú eres...?-

-Hayashi Amaya, mucho gusto- dijiste mientras le dabas el primer sorbo a tu cerveza

-Hmpf, no tienes aspecto japonés pero tu apellido y nombre lo son, ¿Estás segura que así te llamas?- Te sorprendió su respuesta, pues muy poca gente le había tomado importancia a la rara conexión de tu aspecto físico con tu nombre y apellido así que terminaste por extenderle tu identificación

-De acuerdo, te creo ahora. ¿Argentina?- Habló Itachi

-España- respondiste

-¿Visita?-

-Si empezar a vivir aquí durante cuatro años es visita entonces sí, estoy de visita.-
Este hombre realmente estaba empezando a despertar tu curiosidad, y era extraño. Una sensación que hasta ahora te dabas cuenta que añorabas. Después de terminar tu anterior relación habías perdido por completo el interés en conocer a otras personas más a fondo pero con Itachi estaba jugando con tu mente

-Bien, mucho gusto Amaya, permiso- ¿Qué? ¿En serio se estaba yendo? Conociéndote simplemente lo hubieras dejado ir pero cuando menos te diste cuenta, lo estabas tomando del brazo


-E-espera, ¿Te gustaría tomar algo más? Digo, como agradecimiento por la cerveza...- Estabas completamente nerviosa, ¿Te estabas viendo desesperada, acosadora, obsesionada? Itachi sólo te vio por encima del hombro dedicándote una cálida sonrisa, cosa que hizo que te pusieras más nerviosa


-¿Has probado el sake?- ¡Bien! Lo habías logrado, ahora podías conocerlo más

-No, pero supongo que tú sabrás de algún lugar donde puedo probarlo...-

-Si vas a vivir en Tokyo, tienes qué sentir Tokyo- Itachi te tomó de la mano para salir de aquel bar, las calles estaban repletas de personas, algunos ebrios y otros no tanto

-¿Y ahora?- le preguntaste a Itachi mientras te ponías mi abrigo gracias a que la lluvia hizo que la temperatura bajara

-Ahora iremos a todos los bares a que pruebes todos los sakes que ofrecen, después tomarás la decisión de cuál será tu favorito, eso haremos- Te gustaba tomar pero no tenías buena resistencia al alcohol sin ningún tipo de servicio, pero por conocerlo más, te tomarías todas las botellas de sake que existen en Tokyo.

𝑅𝒶𝒾𝓃𝓎 𝒩𝒾𝑔𝒽𝓉 / 𝐼𝓉𝒶𝒸𝒽𝒾 𝒰𝒸𝒽𝒾𝒽𝒶 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora