𝑅𝒶𝒾𝓃𝓎 𝒩𝒾𝑔𝒽𝓉 / 𝐼𝓉𝒶𝒸𝒽𝒾 𝒰𝒸𝒽𝒾𝒽𝒶 (Editando)

Luv Affair

Amaya estaba bastante cansada, pues después de verse con Itachi su día se veía resumido en entrevistas de trabajo. Ahora descansaba en la cama de su habitación de hotel mientras el gordo de Tobi dormía a lado suyo. No dejaba de preguntarse a sí misma si había sido bastante dura con el azabache al no permitirle que le diera explicaciones sobre todo. Había madurado, ya no era la misma chica que hacía lo que le diera en gana con tal de cumplir sus caprichos, pues aún tenía una promesa qué cumplirle a Sasuke y mientras menos tocara el tema de "nosotros" con Itachi, mucho mejor.

La taza de café humeante que se encontraba en la mesita a lado de su cama hacía anunciar que era una noche más fría que de costumbre. Tiempo después, la lluvia se abrió paso por las calles de Tokyo, si bien todo el día había sido un tanto gris y un poco de olor a humedad inundaba las fosas nasales de los habitantes, no se creía ni se veía que caería un diluvio en la gran ciudad. Amaya tuvo qué dejar la espléndida calidad de su cama parar ir a cerrar la ventana, pues no sólo era una lluvia cualquiera, el aire se había unido a la fiesta. Un gran trueno acompañado con un toque en su puerta hizo que ella y Tobi se sobresaltaran, pues aquellos ruidos combinados parecían sacados de una película de terror. Amaya maldijo tan fuerte que tuvo qué recobrar la compostura por un par de segundos mientras que Tobi se escondía debajo de una de las almohadas de la cama. No se le ocurría quién podría ser la persona que tocaba su puerta, un segundo golpe hizo que se apresurara a abrirla.

-¿Itachi?-

-Hey...-

-¿Qué haces aquí?-

-¿Puedo pasar?-

Amaya se hizo a un lado para dejar pasar al Uchiha, ¿Estaba emocionada? Tal vez ¿Estaba confundida? Por supuesto que sí, se habían visto hace un par de horas e Itachi estaba ahora en la habitación de su hotel demasiado mojado, no comprendía nada, pues creyó que había sido claro que esa tarde era la última vez que se verían

-Estás muy mojado, deja y te traigo una toalla-

Itachi se fue quitando su abrigo, Tobi miro a Itachi por unos segundos, para sorpresa tanto de Amaya como del azabache, Tobi había reconocido a Itachi, empezó a enrollarse entre sus piernas mientras le ronroneaba, el azabache tomó entre sus brazos al felino y empezó a acariciarlo.

-Aquí tienes-

-Gracias-

Itachi río un poco

-¿Qué pasa?-

-Nada, sólo tuve un pequeño dejavú-

-¿Eh?-

-Esta escena se parece un poco a la primera vez que estuve en tu departamento-

-Tienes razón, ¿Quieres algo de tomar? Tengo café recién hecho-

-Café estaría bien-

Amaya se dirigió a la pequeña cocina que tenía, mientras servía el café en la taza, la duda inundó sus labios, haciendo que las preguntas salieran a flote

-¿Qué haces aquí?¿Hidéyo ya salió del hospital?-

-Por esta noche descanso, Hiashi se quedará con ella hoy-

-Ya..-

Un silencio se hizo presente en la habitación, Itachi tomó un pequeño sorbo de la bebida para después dejar la taza en la mesita que estaba frente a la cama de la habitación. El azabache posó sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón, no dejaba de ver a Amaya que tenía las manos entrelazadas y un ceja levantada, miles de recuerdos llegaron a la mente del Uchiha, se lamió los labios y sacó una de sus manos de sus pantalones para ponerla en una de las mejillas de la española, Amaya se quedó quieta, no entendía nada de lo que el azabache estaba haciendo, una vocesilla dentro de su cabeza le decía que se alejara, pero había contraído tanto sus sentimientos con el azabache que no se movió ni un centímetro, Itachi empezó a acercarse más a los labios de Amaya, la española tenía los ojos más que abiertos, sorprendida, esto la afectaba en todas las maneras habidas y por haber, su corazón empezó a latir tan fuerte que su respiración fue aumentando a medida que Itachi se acercaba a ella, un pequeño roce entre sus labios hizo que Amaya tragara fuerte. El Uchiha seguía acercándose cuidadosamente, pues a pesar de que ya no había distancia entre ambos no quería que Amaya se alejara "A la mierda" pensaron los dos al unísono, entonces, sucedió.