Adrenalina.

78 7 3
                                    


Amor, secretos, intensidad, sonrisas; son cosas que componen a una pareja que se conocen bien.

La virtud de poder permanecer en silencio cuando es debido, la serenidad que brota por sus pieles para reconfortarse el uno al otro, la forma de ser tan sutil para poder decir algo sin necesidad de decir una sola palabra.

Luz, paz, tranquilidad, el cause de un río. Tormenta, ruido, caos, garabatos expresados en papel.

Así éramos, así estábamos destinados a ser. Ser un secreto, ocultar un secreto, ser el secreto mismo que terminarás por escribir en miles de páginas en blanco siendo estas las únicas que conozcan tus secretos prohibidos, tus pecados compartidos.

________________________________________________________________________________

Después de mi fin de semana con Itachi acordamos en seguir manteniendo la ética de maestro/alumna, o al menos fue lo que intentamos los primeros días, pues al final nos terminábamos por ver en el estacionamiento o en la sala de maestros cuando en estos dos no hubiera nadie que nos pudiera ver. Mi relación con él era bastante relajante para mí y supongo que para él igual, pues seguíamos manteniendo nuestra individualidad como personas, nos apoyábamos en nuestras metas y a veces él me ayudaba con alguna que otra tarea o yo a calificar algunos trabajos de otros alumnos, eramos un gran equipo estando juntos.

Mi ausencia en los recesos hizo crecer cierta duda en mis amigas, cada vez que preguntaban en dónde me había metido esta vez cambiaba de tema o inventaba cualquier ridiculez, lo primero que se me viniera a la mente o lo primero que se me apeteciera hacer.

A veces me quedaba a dormir en el departamento de Itachi o Itachi en el mío, era bastante bueno haciendo de comer, mientras que yo era un completo desastre. Por fin había conseguido un empleo para poder ayudar a mis padres con los gastos de la universidad, cosa de la que yo y mis padres nos sentimos bastante orgullosos, pues escuchaban en mis llamadas que mis ánimos hacia la vida habían vuelto.

Las clases se habían suspendido este día y quedé de verme con Itachi en  su departamento, a pesar que la mayoría de las veces nos veíamos en la necesidad de estar encerrados entre cuatro paredes hacíamos que la idea no se viera tan mala después de todo, pues siempre nos ocupábamos haciendo cualquier tipo de actividades para poder olvidar que todo esto estaba en secreto.

-Ya llegaste, tardaste un poco- Itachi se veía bastante estresado, pues la semana de exámenes ya había terminado y ahora él tenía qué revisar bastantes exámenes y proyectos, dormía hasta tarde a pesar de que yo lo ayudaba.

-Lo siento, es que no alcancé el metro que siempre tomo, pero ya estoy aquí, con dos grandes tazas de café cargados y una caja repleta de dangos para ayudarte a revisar exámenes-

-Sólo te dejaré pasar porque traes dangos-

La mañana pasaba tranquila, después de terminarse 3/4 de la caja de dangos Itachi empezaba a tener más color en su rostro. Estaba sentada en el piso debajo de un cojín en la sala revisando las pilas de exámenes que parecían no tener fin. De repente, sentí el peso de Itachi por detrás mío, sus labios estaban cerca de mi oído y podía sentir la calidez de su respiración mientras que con su mano derecha empezaba a masajear mi hombro.

-¿Qué cree que hace, señor Uchiha?-

-Sólo le masajeo el hombro a mi hermosa y querida novia, pero lo dejaré de hacer ya que al parecer no le agrada mi cercanía-

-¡Yo no dije eso! m-me gusta tu cercanía, sólo bromeaba, pero creo que la que debería de hacerte un masaje soy yo a ti, no tú a mí. Haz estado trabajando mucho estos días, estás agotado-

𝑅𝒶𝒾𝓃𝓎 𝒩𝒾𝑔𝒽𝓉 / 𝐼𝓉𝒶𝒸𝒽𝒾 𝒰𝒸𝒽𝒾𝒽𝒶 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora