Cuando tienes teorias que explican todo el sufrimiento

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-          Lo siento – digo secando mis lagrimas mientras me alejo de él – se que este no es tu problema y que lo nuestro es solo apariencia.

-          Tranquila – responde Nathan mientras regresa me mira sonriendo – te agradezco que me contaras eso

-          Eres la primera persona a la que se lo cuento aparte de mi terapeuta

-          Tengo una pregunta

-          Adelante

-          La última vez mencionaste algo de tus relaciones sentimentales.

-          Ah, eso – digo de mala gana – no he sido nada afortunada con mis relaciones amorosas

-          ¿Por que?

-          Después de que esto sucedió me fui a estudiar al extranjero, salí con un tipo que solo me veía como una cuenta sin fondo, después salí con otro tipo que era demasiado celoso y explosivo, al final encontré a otro pero resulto ser un mentiroso compulsivo, que ocultaba a su esposa y 2 hijos

Recordar todo aquello hace que me sienta molesta conmigo misma.

-          Después de eso deje de creer en los hombres

-          Lamento que tus experiencias fueran así de malas

-          Sí, bueno... - digo encogiéndome de hombros – al final puedes lamentarte o hacer lo que yo hice

-          ¿Qué cosa?

-          Buscarle un sentido a todo este sufrimiento

-          ¿Sentido?

-          Si – digo mientras me siento a la mesa de nuevo – tengo dos teorías de porque mi vida es así de mala ¿Quieres escucharlas?

-          Claro

-          En mi vida pasada fue una persona totalmente feliz, nunca me falto nada, nunca perdí a nadie, encontré al amor de mi vida y fui la persona mas feliz del mundo y cuando era una persona sumamente anciana morí mientras dormía en mi cama – digo mientras intento sonreir – hubo demasiada felicidad en mi vida, y es por eso que ahora en esta vida debo de pagar por toda aquella felicidad

-          No me parece justo – dice Nathan mientras me mira serio

-          Lo sé y por eso tengo una segunda teoría – respondo yo – el mundo está en constante equilibrio, cosas y personas buenas, cosas y personas malas, debe haber gente infeliz para que pueda haber gente feliz

-          ¿Y tu? ¿eres esa gente infeliz?

-          Si, exacto – digo y casi quiero sonreír – yo estoy sola y tengo muchas dificultades pero gracias a ello en algún lugar alguien es inmensamente feliz. Yo soy esa balanza que logra que las cosas sigan estando en equilibrio

-          ¿Y estas conforme con eso? – me pregunta Nathan mirándome fijamente

-          Si no creo en eso ¿de qué otro modo puedo justificar todas estas cosas que me han sucedido? – respondo mientras vuelvo a sentir esta impotencia – si no creo en estas cosas entonces todo este sufrimiento, todas estas perdidas y todos los pesares no tendrán ningún sentido.

Nos quedamos callados, después de unos minutos me vuelvo a levantar.

-          Gracias por cuidarme pero aun tengo mucho que hacer

-          ¿Que?

-          Me tengo que ir de aquí

-          ¿Porque?

-          Porque si no Vic...

Antes de que pueda terminar el timbre de la casa suena, miro el reloj y después miro la puerta. Nadie viene a  visitarme a esta hora por que saben que estoy en el trabajo. Camino hasta la puerta pero Nathan es mas rápido que yo y ya esta abriendo la puerta

-          ¿Si?

-          Oh, lo siento – dice la voz de Victor al otro lado de la puerta – Creí que este era el departamento de Violet

Mi piel se enfría, mi respiración se frena y el miedo me invade, ha descubierto donde vivo más rápido de lo que yo esperaba, intento acercarme, pero Nathan extiende una mano para que me mantenga donde estoy. 

-          Lo es – responde sin titubeos

-          ¿Y usted es? – pregunta Victor

-          El prometido de Violet – responder con un tono claramente molesto.

-          ¿Puedo pasar?, me gustaría hablar con Violet.

-          Lo siento, pero estamos muy ocupados, tal vez otro día

Después de que dice eso cierra la puerta.

-          ¿Cómo supo que estoy aquí? – pregunto mientras intento guardar la calma

-          Alguien del hospital seguramente hablo con él.

Mientras lo dices comienza a tomar las cajas de mudanza que están regadas en la habitación. 

-          ¿Qué haces?  - pregunto mirándote

-          Ayudándote a empacar, nos vamos

No se me pasa por alto que utiliza "nos vamos" en vez de decir "te vas"

-          ¿Qué? – pregunto aun sin moverme

-          Este tipo está loco así que tu vienes conmigo – dices mientras comienzas a meter cosas dentro de las cajas

-          ¿A dónde? – es lo único que se me ocurre preguntar

-          ¿No es obvio? – dices sonriendo – vas a vivir conmigo en mi suite.

500 dias diciendo: Te amo TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora