Bakugou odiaba perder.
Y Kirishima también.
Así que tenían un grave problema cuando ambos se pusieron a jugar al Mario Kart.
En principio, Kaminari y Sero estaban con ellos, pero fueron inmediatamente espantados después de la primera carrera —Kirishima quedó primero y Bakugou segundo—.
Nadie se atrevía a acercarse a la sala de juegos de la residencia más allá del marco de la puerta, donde curiosos veían qué tan malo era el panorama.
No era malo, era terrible.
—¡Pelo pincho, estás haciendo trampa!
—¡Claro que no! ¡Es solo que se me da bien!
—¡Es putamente imposible que quedes primero en la jodida Senda Arcoiris! ¡Es que no! ¡Esta mierda está trucada! ¡Pásame tu mando!
Y se abalanzó hacia él para arrebatarle el volante, contra lo que Kirishima se resistió.
—¡No! ¡Es mi mando rojo, no me lo vas a quitar!
—¡El maldito color me da igual! ¡Tienes trucado ese mando!
—¡Claro que no! ¿¡Cómo lo voy a trucar?! ¿¡Te crees que sé hacer eso?!
—¡A lo mejor se lo pediste al imbécil del cuatro ojos! ¡O al maldito de Deku! ¡Qué cojones sabré! ¡Dame el puto mando!
Kirishima estiró el brazo hacia arriba todo lo que pudo mientras Bakugou estiraba el suyo propio, sin alcanzarlo porque Kirishima mantenía su cuerpo alejado lo suficiente para que no llegase.
—¡Bakugou, que no está trucado!
—¡Mentira!
—¡Entonces dámelo!
—¡No, que me gusta mucho!
—¡Porque está amañado!
—¡Qué no!
—¡Qué sí!
Ambos rodaron hasta pasar del sofá en el suelo, Kirishima alzando el mando para que no lo atrapase. Viendo que sería imposible hacerlo así más tiempo, decidió lanzarlo por el suelo, alejándolo de ambos.
—¡Serás cabrón!
Kirishima le retuvo para que no se levantase, cogiéndole por el brazo y tirándole de nuevo hacia abajo. Bakugou cayó sobre él, y estuvo a punto de usar su quirk para librarse de él, pero Kirishima fue más rápido y lo atrapó entre sus brazos, activando su quirk. Así le impidió mover las manos, por tanto no podría atacarle.
—¡Idiota, suéltame!
—¡Si lo hago, me harás daño!
—¡Ni lo dudes!
—¡Pues no te suelto!
—¡Déjame, joder!
—¡Qué no!
La gente empezaba a acumularse en la puerta, indecisa si intervenir o no.
—¡Suéltame, pelo pincho!
Las explosiones empezaban a estallar en las manos de Bakugou, su cara había adquirido un color rojizo debido al enfado. Kirishima siguió sujetándole pese a todo.
—Solo si me dejas mi mando.
Bakugou se revolvió, intentando liberarse, pero Kirishima era igual de terco y no le dejaría escapar.
—¡Está bien, joder, pero suéltame!
—¿Te creo?
Bakugou le miró con el ceño fruncido por unos segundos.
—¡Y una mierda, suéltame!
—¡No lo haré si no lo prometes!
—¡No te voy a prometer nada! ¡Me vas a seguir ganando con ese maldito mando amañado!
—¡Que no está amañado!
—¡Estás tú que voy a creerte!
—¿¡Por qué te mentiría?!
—¿¡Y yo qué cojones sé lo que piensas!?
—¡Pues no te suelto!
—¡Nadie te ha pedido que lo hagas! ¡Es una maldita orden!
—¡Pues ahora te suelto menos!
—¡Que me sueltes, joder!
Kirishima suspiró. Así podrían seguir todo el día, pero quería jugar al Mario Kart y Bakugou seguiría en su erre.
—¡Eh! ¡¿Me estás escuchando?! ¿¡Te has quedado sordo o qué?!
Kirishima era una persona simple. Así que hizo lo más simple que se le ocurrió para que callase.
Le plantó un beso y con eso, logró que Bakugou se callase.
No por mucho tiempo.
Todos se quedaron sorprendidos, y decidieron despejar el próximo escenario del crimen.
—¡¿Qué haces, gilipollas?!
Kirishima se había olvidado por un momento de la situación, y su quirk se había aflojado, permitiendo a Bakugou salir de su agarre.
—Bueno, es que no te callabas y...
Kirishima no sabía qué más decirle. Es decir, no era como si fuera la primera vez que se besaban, total...
—¡Vete a la mierda! ¡Quédate con tu maldito mando!
Se sentó en el sofá y cogió el volante negro que había estado usando durante todas las partidas. Modificó el vehículo de Bowser, cambiándolo a una moto, y Kirishima se levantó y sonrió mientras recogía su mando.
—¿Senda Arcoiris? —preguntó al verle moviendo la flechita hasta la copa que contenía ese trayecto.
—Obvio. Te vas a enterar. ¡Esta vez no me vas a ganar ni con tu jodido mando!
—¡Que no es el mando!
—¡Claro que lo es! ¡No hay manera que me ganes siempre!
—¡He jugado desde niño al Mario Kart!
—¡Me la suda! ¡Prepárate para la paliza de tu vida!
Kirishima sonrió y pulsó el dos de su mando, sintiendo su brazo rozándose con el de Bakugou, quien estaba con la mirada fija en la pantalla y mordiéndose ligeramente el labio inferior.
Le encantaba el Mario Kart.
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30 Days: Kiribaku short stories
FanfictionUn mes da para mucho, y los estudiantes de la UA nunca tienen tiempo de relajarse, Kirishima y Bakugou no son la excepción. Porque cada día contiene una historia que merece ser contada. ¿Os animáis a leerlas?