Genderswapped

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Kirishima flipó, literalmente, cuando la vio por primera vez.

Siempre había pensado que las mujeres eran complicadas, inentendibles, y no veía el motivo por el que sus compañeros solían encantarse con ellas cuando a él nunca le había interesado ninguna. Hasta que la vio.

Quizá era porque destacaba entre el resto de chicas de una manera que muchos podrían considerar disgustante, pero que a él le encantaba.

Vino dando la nota desde que entró a clase el primer día, llegando diez minutos tarde, con el uniforme de los chicos. El profesor parecía haber sido notificado, porque no le dijo nada y la dejó sentarse en uno de los asientos vacíos. Ella dio un repaso con su mirada rojiza a la clase, y por unos momentos sus ojos se fijaron en él. O eso le pareció a Kirishima, aunque fue tan breve que bien podría haber sido su imaginación.

Cuando Aizawa pasó lista, supo que su apellido era Bakugou. Le sonaba haber visto ese apellido en las listas de admitidos después de la prueba inicial, pero quizá estaba tan centrado en aprobar él, que no le prestó atención.

Todos los chicos murmuraban acerca de la chica que no llevaba falda como los demás y que no tenía ni un poco de comportamiento femenino, con su espalda apoyada contra la pared y expresión desafiante. No cualquiera se atrevería a acercarse a ella, excepto un muchacho de pelo verde que parecía conocerla, como comprobó en un cambio de clase. Pero no parecían llevarse especialmente bien, porque —¿Midoriya, era?— parecía estar asustado y ella tenía pinta de querer quitárselo de encima cuanto antes.

Kirishima nunca había sido bueno con las chicas, porque nunca las entendía. Por ello, trataba de no acercarse demasiado a ellas. Pero esa chica en particular, tan diferente, parecía invitarle a acercarse. O quizá es que él era muy raro.

—¿En serio te vas a acercar a ella? —le dijo Kaminari, uno de los chicos con el que se había llevado bien de inmediato—. No parece de muy buen humor.

La hora del patio había llegado, y Kirishima tenía treinta minutos exactos para tratar de entablar una amistad con ella.

—Eh, ¿quién sabe? Aquí todos somos nuevos. A lo mejor se siente desplazada o algo —se encogió de hombros.

Se encaminó hacia donde estaba, ignorando las recomendaciones de Kaminari, quien decidió quedarse atrás para no apreciar el desastre. Kirishima sabía al menos que su quirk tenía relación con las explosiones, como había demostrado contra el muchacho de pelo verde. También tenía pocas pulgas, así que era mejor andarse con cuidado.

Alguien parecía habérsele adelantado, porque la rubia hablaba con otro chico que Kirishima no asoció con ninguno de los de su clase. Supuso que sería de otra, había demasiadas en ese lugar. Sin embargo, mediante se iba acercando, no le gustaba lo que estaba escuchando.

—Será divertido, venga.

El tipo le pasó una mano por los hombros. Ella le apartó de un tirón.

—¿Qué cojones haces? No te he dado permiso de tocarme —dijo, enfadada—. ¿Y qué jodida parte de "no" no estás entendiendo, gilipollas? ¡Y yo que pensaba que Deku era el único idiota aquí, y resulta que es el más listo!

Su tono iba ascendiendo mientras perdía la paciencia, lo que parecía ser pronto. Pero el otro no parecía tomarla en serio, lo que estaba siendo un grave error.

—Venga, tía, no te hagas la dura —trató de tocarla de nuevo, pero antes de que ella hicera algo, Kirishima decidió que había escuchado suficiente e intervino.

—Eh, te está diciendo que no la toques —dijo, apretándole la muñeca. No solía ser una persona que infundiera miedo, pero esas situaciones no le gustaban—. ¿Qué no estás entendiendo?

30 Days: Kiribaku short storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora