Cooking/Baking

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Bakugou no le veía la utilidad.

No es que viera inútil cocinar, porque después de todo era donde se hacía su comida favorita. Lo que pasaba era que no le veía la utilidad a aprender a cocinar siendo una institución dedicada para aprender a ser héroes, no chefs.

Si hubiese querido saber cómo se hacía una dichosa tarta, se hubiera apuntado a una maldita academia de repostería, no a una de héroes.

Pero la UA tenía sus excentricidades, esas que parecían transmitirles a sus alumnos. Porque Bakugou sabía que el 99% de la clase no era ni medio normal.

Aunque si pensaba en el concepto de normalidad... Bueno, tenía para rato, porque adolescentes con poderes que, en un mal uso, podrían ser trágicos, no era muy normal después de todo.

—¿Ya lo has metido al horno? —le preguntó un alegre Kirishima desde la cocina contigua, recibiendo un asentimiento.

Parecía una especie de concurso de cocina que el padre de Bakugou solía ver. Había una encimera común con dos placas de inducción y toda la cacharrería para dos, incluyendo dos hornos. También había material que era usado en común por toda la clase, como los congeladores o los ingredientes que debían coger, situados en una especie de supermercado.

Bakugou fue a lo simple y se ciñó a la receta dada, pero había gente con talento como el cuervo, que había ya terminado su pastel de dos pisos.

Bakugou odiaba perder, más ese ridículo concurso de repostería, pero era consciente que no iba a igualar eso. La mayoría también lo tenían en mente, aunque la rica tenía posibilidades, porque ya iba por la decoración de la tarta y no le estaba quedando nada mal.

—¿Y tú cómo vas?

—Lleva media hora en el congelador —sonrió—. Es una tarta de frío. Normalmente tardaría dos horas en una nevera normal, pero ese congelador es muy potente, así que la dejaré cuarenta y cinco minutos.

—¿Te gusta la repostería? —arqueó una ceja.

—Hay muchas cosas que me gustan —Kirishima se cruzó de brazos, apoyándose contra la encimera—. Entre ellas, la tarta de queso fría.

—Te veía más siendo un desastre en la cocina —dijo mientras tomaba un trapo para empezar a limpiar su parte de la encimera.

Kirishima había acabado de limpiarla, porque la tarta de queso estaría acabada en cuanto saliese de la nevera y no necesitaría más. Bakugou tampoco pensaba poner nada más así que terminaría su parte de limpieza y se olvidaría de las cocinas hasta por lo menos su graduación.

—Mira quién habla. Casi haces explotar el horno.

—Eh, eso era que el maldito horno no quería encender. Yo solo le daba una ayuda.

—Si no inicias el reloj, obviamente no va a funcionar.

—No paso mi vida entre harina y azúcar, ¿sabes?

—¿Nunca has hecho una tarta con tu madre?

—Era más fácil comprarlas, ¿sabes? —rodó los ojos mientras agitaba el bote de nata montada, comprobando si quedaba algo.

Estaba medio lleno, así que se dispuso a colocarlo en la estantería. Pero Kirishima se lo arrebató de las manos.

—¿Sabes para qué se usa la nata montada? —preguntó, abriendo el bote como si no hubiese visto un bote de nata montada en su vida.

—Pues claro, idiota. Para decorar el pastel.

—Sí —admitió sonriente—. Y también para esto.

30 Days: Kiribaku short storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora