In a different clothing style

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No sabía cómo había acabado en esa situación.

Bueno, sí que lo sabía. Era la misma razón por la cual siempre acababa metiéndose en líos que podría evitar fácilmente y hacer menos complicada su vida.

La razón tenía nombre propio: el idiota de Kirishima.

—¿Por qué siempre acabo haciéndole caso? —murmuró para sí, mientras se miraba en el espejo.

Bakugou se había puesto traje dos veces en su vida. Para fiestas en las que se requería llevarlo, y porque le habían obligado. No veía el funcionamiento del traje, tan incómodo y ajustado. La corbata, que nunca había sido capaz de atar, le daba una sensación de asfixio muy incómodo. Prefería mil veces su ropa casual, que era más cómoda y mucho más manejable a la hora de  dar patadas.

Pero claro, a los idiotas de sus compañeros les había dado por hacer jueguecitos absurdos y Kirishima era de los primeros en apuntarse a todo lo que proponían, haciendo que Bakugou se viera arrastrando como consecuencia. El rubio lo había intentado, y de verdad que se había esforzado por mantenerse en su negativa, pero Kirishima siempre lograba convencerle.

Bakugou se seguía preguntando cómo era posible, pero no encontraba una respuesta razonable, así que lo dejaba correr y acababa cediendo a los caprichos del pelirrojo.

—¿Ya has terminado? —tocaron su puerta, y distinguió la voz del Pikachu de la clase—. Porque ya mismo van a empezar.

—Me queda un rato, ya iré.

No volvió a escucharle, así que supuso que se había conformado con su respuesta y seguiría por las demás habitaciones preguntando. Tomó la peluca que le habían dado junto al antifaz. El juego consistía en vestirte en un estilo que te dieran (venía por sorteo) y a él le había tocado un estilo "post moderno". Era como llevar traje, pero con un chaleco en vez de chaqueta y algo más informal, pero igualmente incómodo.

La cosa era que tenían que distinguir a sus compañeros totalmente cambiados. Y como los cabellos eran bastante particulares, había que ponerse una peluca. Ganabas si, en un plazo de dos horas, lograbas que casi nadie te reconociese, o en su defecto, reconocer a todos.

Habían pedido a una chica del 1-B que hiciese de jueza, para que todos los de 1-A pudiesen participar. Esa chica sabría cómo iría cada uno, y así podría corroborar que era verdad lo que decía el que creía saber todos.

Se lo habían montado bien —para esas chorradas tenían un tiempo increíble, solía pensar—, usando el salón de la residencia y ambientándolo para darle un aire de fiesta nocturna, haciendo que la oscuridad dificultase el juego.

La chica alien era una de las organizadoras, pero Bakugou pensaba que era la que más difícil tenía ganar por su color de piel, junto a la invisible, que también lo había organizado. No comprendía el afán de hacer algo en lo que vas a perder, pero Bakugou decidió no cuestionarlas. No se hubiera apuntado de no ser por Kirishima, de todas formas.

Se colocó bien la peluca, se puso bien el antifaz y salió de su habitación. No podían hablar por el hecho de que se podían reconocer las voces, así que tendrían que básicamente conversar mediante escritos en el móvil.

Total, una absolutisíma idiotez que hacía, de nuevo, por Kirishima.

En fin.

Llegó al salón, que habían decorado y, lo mejor, habían puesto comida. Era lo único bueno que sacaría de todo eso: ponerse hasta arriba de comida.

Tomó una gyoza y un ramune mientras observaba a los demás, que estaban con sus móviles y de vez en cuando se les escapaba una risa. Lo bueno de todo era que, excepto por la música, no había ruido.

30 Days: Kiribaku short storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora