Dancing

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No había nada interesante.

Bakugou nunca había sido de discotecas. Gente, ruido, música demasiado alta... No era una de las aficiones de Bakugou el ir a esos sitios. Prefería una pista de skate, solitaria en medio de la noche mientras practicaba un par de movimientos nuevos a un lugar lleno de ruidosa y molesta gente, además del calor que hacía ahí dentro.

En fin, se dijo mientras tomaba su martini, al menos las copas corrían de la cuenta del imbécil del cumpleañero. No era como si Todoroki Shoto fuera su mejor amigo de toda la vida, y definitivamente Deku no era su más allegado amigo en definitiva, pero había insistido tanto que al final había acabado por ir a la dichosa fiesta de cumpleaños del maldito chico bicolor en esa discoteca.

Apostaba todo su dinero a que el bicolor en esos momentos solo querría ir a su casa. Era muy fan de la tranquila vida japonesa, no parecía muy dado a las discotecas. Seguramente solo se habría dejado llevar por las ideas de sus amigos, aunque en realidad le daba igual.

Una chica de pelo rosa tomó el micrófono y la música se apagó.

—¡Hey, chicos! ¡Vamos a hacer un concurso de baile! —anunció—. ¡Demostrad que sabéis mover esos pies y venid a apuntaros! ¡Habrá todo tipo de música!

La DJ de pelo morado sonrió y puso una música típica del breakdance. El rubio se lo pensó mientras veía a la gente bailando o apuntándose donde estaba la de rosa. Sería una buena manera de matar el rato y darles un repaso a todos esos.

Se levantó de su taburete, terminando la copa y dirigiéndose a la cola para apuntarse.

—Oh, te puedes mover.

La voz vino acompañada de un brazo que se apoyaba en su hombro. Bakugou miró con una ceja arqueada al pelirrojo que le sonreía con toda la confianza del mundo, como si se conocieran de toda la vida.

Tenía una mirada divertida y las mejillas ligeramente rojas por el alcohol. Sus ojos rojos y su piel morena era iluminado por la luz giratoria, y Bakugou debía admitir que era guapo. Otra cosa era que se lo fuese a decir.

—¿Quién eres?

—Siento ser tan brusco —se disculpó, aunque no parecía sentirlo—. Mi nombre es Kirishima, invitado del cumpleañero. Un placer.

—Bakugou. Invitado obligado.

Kirishima sonrió más.

—Ya decía yo que no parecías muy entretenido. Y eso que hay para entretenerse —guiñó un ojo.

—Ya —arqueó una ceja, sin saber muy bien por qué no le había dado ya un golpe al brazo del pelirrojo—. ¿Y crees que puedes entretenerme?

—Depende de si sabes bailar o tienes dos pies izquierdos —se encogió de hombros—. Pareces más del segundo grupo.

Bakugou rió ante su afirmación.

—Espero que sepas bailar, rojito, porque te voy a dar una paliza.

—¿Tú crees? —arqueó las cejas—. Lo estaré esperando impacientemente, Bakugou.

Puso los brazos detrás de su espalda, acercándose peligrosamente a su rostro con una gran sonrisa en su rostro. Bakugou le siguió el juego mientras le veía adelantarse, acercándose a un chico rubio que seguramente era su amigo. El pelirrojo le dedicó una última mirada divertida, a la que Bakugou respondió alzando la cabeza con superioridad.

Al final, no iba a ser una fiesta tan aburrida.

★★★

Contrario a lo que Bakugou pensó en primera instancia, no eran tan malos. La música iba variando en función al capricho de la DJ. Desde urban y rock hasta pop y country. Los concursantes iban de dos en dos, a modo de eliminatoria hasta que solo dos quedaran en el final. Bakugou dominaba todo lo que era baile callejero, así que no tuvo mayor problema. Sin embargo, el pelirrojo no se movía nada mal.

Después de todo, ambos habían llegado a la final.

Se sonrieron con rivalidad mientras preparaban diferentes movimientos en función de lo que les tocase de tema. Un break hubiera estado genial, porque era uno que a ambos se les daba bien y hubiera dado batalla.

Pero la DJ, ya fuera por capricho o con intención de joder la vida, puso un tema inesperado.

—¿¡Un tango?! —gritaron todos. Nadie se lo hubiese esperado.

La de rosa rió y asintió.

—Venga, ¡a bailar!

Kirishima y Bakugou se miraron con sorpresa, pero ya fuera por el alcohol o por las ganas de bailar, ambos se acercaron para bailar aquel tema.

Cualquiera algo metido en el mundo musical tenía alguna idea del tango y sus pasos. Ahí dependía de quién lo bailaba mejor.

Debido a las ganas del otro por ganar, la velocidad iba aumentando gradualmente. Pese a la rivalidad, no tuvieron ningún momento en el que dejaran de mirarse el uno al otro, divertidos.

Únicamente cuando la canción terminó pudieron apartar la mirada del otro.

Se sonrieron y se dieron la mano, en una muestra de respeto hacia el otro, y cada uno se fue por su lado. Luego saldría que Bakugou había ganado por más acumulación de puntos, porque nadie había sido capaz de decir quién había ganado en semejante baile.

El rubio no volvió a ver al pelirrojo de nuevo en el resto de la noche, y pensó que quizá nunca lo volvería a ver.

Hasta que metió la mano en el bolsillo de su pantalón, donde encontró un papel que él no había guardado ahí. Cuando lo sacó, un número de teléfono estaba anotado.

Sonrió divertido y miró la hora. Eran más de las doce.

Parecía ser un buen momento para irse.

30 Days: Kiribaku short storiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora