Capítulo 30 - "Beso, tal vez"

7.1K 331 43
                                    

"O aprendes a querer la espina o no aceptes rosas"

*Resubido

Solté un suspiro y me monté al auto. Nunca había extrañado tanto mi auto en toda mi vida, en ese momento, debía ser una jodida broma. Ya llevaba demasiado tiempo, como semanas, sin manejar mi cómodo y propio carro. Para mi era incómodo estar, usar, tener algo no propio mío; ¿Y si se dañaba? ¿Y si lo rasgaba? No sabía, pero era preferible estar con lo mío. ¡Pero nada de nada! O sea, era broma o algo ¿Mis padres me castigaron por lo que hice en séptimo grado, algo que nadie debía enterarse?

Que no sea por eso, por favor.

Me senté mientras los demás tomaban sus asientos. Jack se sentó junto a mi hermana en el asiento de atrás, también conmigo. Nate, quien estaba más sexy que nunca con una camisa que te llegaba hasta las mangas y unos pantalones cortos, - De eso no se trata, Becka – estaba junto a Thomas, quién llego con una sonrisa extraña.

- ¿Cómo está mi Rosewood favorita? – escuché decir a Jack.

Lo volteé a mirar mientras él veía a mi hermana.

-Auch – dije, - eso de desilusionarse.

Bella dejó de mirar a Jack y me fulminó con la mirada. Yo solo pude sonreír. Los ojos de Jack mostraban burla ante lo que yo decía; yo solo tenía ganas de joderlos. Ese rol de adolescentes enamorados era un tanto gracioso ¿Así éramos todos cuando nos enamoramos? ¿Así de melosos?

Miré a Thomas - ¿Cómo está mi Anderson favorito?

Me apoyé en sus hombros mientras movía la cabeza para ver su cara. Su rostro era de confusión, parecía no estar conectado con lo que estaba ocurriendo en el auto. Era muy tierno. Sus ojos azul brillante miraban los míos preguntándome "No sé que pasa, pero me siento alagado" Uff, él es un Anderson después de todo.

Sonrió con complicidad, y asintió.

-Pensé que yo era tu Anderson favorito.

Esa voz que no había escuchado interrumpió el silencio.

-Oh, vamos – dije, con una ceja alzada - ¿Acaso yo soy tu Rosewood favorita?

- ¿Y yo no soy tu Anderson favorito? – contraatacó.

Lo miré con suspicacia intentado adivinar que estaba pasando en su mente. Sus ojos, de un color tan diferente al de todos sus hermanos, estaban en los míos. Tan potente, que era algo exhaustivo.

-No – dije con firmeza.

Una sonrisa satisfactoria cruzó por mis labios. Me alejé de Thomas y me senté en mi asiento. Nate me miraba por el retrovisor retándome, yo solo sonreía porque el no se lo esperaba.

-Lastima, porque tú si eres mi Rosewood favorita.

Me encogí de hombros, siguiéndole la mirada.

-Que romántico – dije, sarcástica – vas a tener que...

-Ay, ya bésense. Dejen dormir – dijo mi hermana.

Por el retrovisor, abrí mis ojos como platos y mis mejillas tomaron un color carmesí. ¡No podía ser! ¿Por qué tenía que tener una hermana así?

La miré con ojos de advertencia, pero ella solo miraba hacía el retrovisor. Mi hermana era así, le gustaba decir cosas en los momentos más incomodos y mirar las reacciones que ponían las personas. Podía apostar que en su mente estaban pasando miles de ideas para decir y hacer el momento aún más extraño. Su sonrisa lo decía todo, tal vez para ella era victoria, pero para mi era un eres adoptada, maldito injerto del demonio.

¿Coincidencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora