"It's difficult
not to be curious
about you."
- Suspiria movie.
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El timbre de mi puerta se logró escuchar de nuevo desde mi habitación. Traté ignorar las voces de los demás en el piso de abajo, y decidí ir al baño. Me miré en el espejo, mi reflejo me daba risa. No iba a decir que estaba bien o arreglada, pero, como me había puesto ese delantal que me quedaba pequeño, creí que me veía, por lo menos, presentable, pero ¡Me veía como una conejita Playboy! Bien, para empezar, el largo del delantal me quedaba mucho más arriba de las rodillas a consecuencia de que yo siempre había sido más alta que mi hermana. Pero, después de todo, me iba a cambiar.
Me lavé la cara y me puse un poco de maquillaje - no demasiado- ya que, como había dicho, siempre preferí lo natural. Me puse unos jeans y una camisa por encima, nada en especial. Al final, me miré en el espejo por ultima vez y salí de mi habitación.
Para ser muy honesta hubiera preferido quedarme en mi habitación mientras ellos estaban allí, pero el sentido de proteger a mi hermana de esos locos me ganó. Los quería, eran mis amigos, pero no podía olvidar que también los de mi hermana.
Cuando miré el piso de abajo por las escaleras, los vi a todos parados; y cuando digo todos me refiero a Nate, Thomas, Jack, Bella, Hayley y, lastimosamente, Jared.
- ¡Becka! – la voz de Hayley me interrumpió.
Ella llevaba un top junto con unos jeans de tiro alto. No iba a mentir, le quedaba genial.
- ¡Hayley! – le grité un poco emocionada.
Gran error.
Al gritar tan alto, los demás dejaron de hacer lo que sea que estaba haciendo y me miraron. Miércoles. Y, de nuevo, la atención recargada en mí – lo odiaba.
Di una sonrisa de boca cerrada en modo en saludo; sin embargo, no me sentía tan intimidada por ellos... bueno, no de todos menos de Jared.
-Hasta que la bella durmiente se despertó – dijo Jared desde abajo.
Rodeé los ojos y empecé a bajar las escaleras.
-No estaba dormida – mascullé entre dientes al pasar a su lado.
Jared no me caía bien del todo – en lo absoluto.
Cuando pasé, saludé a el resto. Ellos estaban tan alegres y sonrientes, y yo ni enterada de que venían ¡Que ironía!
- ¿Por qué no estabas aquí cuando llegamos, Beck-Beck? – me preguntó Thomas.
Todos procedieron hasta mi sala. Era extraño, al parecer todos ya sabían donde quedaba.
Thomas rodeó su brazo sobre mi hombro. Thomas siempre pareció ser muy cariñosos, ese gesto de pasar su brazo por mi hombro era común en él, era algo de su esencia. No pude dejar de preguntarme si él era igual con todas, con sus amigas o con sus nuevas conquistas. ¿Cómo iba a saber que todo lo que hacían los Anderson era verdad? Tal vez esto quede muy fuera de lugar, pero, por ejemplo, con Nate no podía predecir todo lo que él hacía, ¿y si todos eran iguales? Negué en mi interior, era ilógico, ni Thomas ni Jack se parecían a Nate; bueno... los cuatro, incluyendo Alexander el hermano mayor, eran terriblemente sexy. Yo, por lo menos podía notar que lo que Thomas hacía era real.
-Estaba haciendo Brownies – le contesté – bueno, al menos intentando.
Thomas frunció el ceño y llevó su mano, fingiendo indignación, a su pecho.
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¿Coincidencia?
JugendliteraturLa mayoría de las personas creerían que una mudanza sería el escape a todos sus problemas, ¿no? Pero, para mí, no. Tuve que dejar a mis amigos, mi familia, mi vida -mejor dicho todo - para mudarme a San Diego. Por lo menos pensé que tendría un buen...