"No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños"
Mario Benedetti.
C A P I T U L O 6
Quieta, quebrantada sin poder pestañear es tan grande lo que Luis causaba en mi cuerpo que son solo un mensaje me hizo temblar. Creo que Miguel se dio cuenta porque no pude ni decirle adiós. Corrí y de un portazo le dejé fuera sin haberme despedido de él.
¿Qué has hecho?, ¿A qué se refería? ¿Había vuelto de Galicia, dos meses después, y había visto la carta, por fin? ¿Me había visto besarme con Miguel? Eso es algo que jamás me perdonaría, no sé en qué había estado pensado, que había pasado por mi cabeza en ese momento, pero la verdad es que con él me sentía en paz, me escuchaba y me trataba muy bien.
Es evidente el lío que tenía formado ahora en mi cabeza. Me dolía de tanto pensar. Estaba loca con Luis. La sensación que tenía era de haberle perdido. Pero cuando recibí su mensaje... la mariposas volvieron a aparecer en mi estómago. Pero aun así, no le contesté. Y sé que eso le enfureció, porque lo conocía y porque sabía que lo que más rabia le daba en este mundo era mandar un mensaje y que le dejaran en visto y también sabía que no se iba a dar por vencido, que si de verdad quería, iba a insistir y a mí ahora me apetecía eso, hacerme de rogar, sentirme importante para él, dejarme querer.
Luis: "¿Enserio no me vas a contestar?
Sabes lo que me jode que hagas esto.
Aitana, necesito que vengas, así no se arreglan las cosas.
Huir es el camino fácil. Y a nosotros no nos gusta lo fácil ¿recuerdas?
Sí, se atrevió a decirme que volviera, que huir no era lo fácil. Él que me dejó abandonada en una triste habitación de hospital porque necesitaba tiempo, pensar. Necesitaba su espacio. Como jode cuando te hacen lo mismo, que pequeño es el embudo en que miramos la vida de las personas que no somos nosotros. Y lo cierto es que ahora, yo también necesitaba tiempo, pensar, disfrutar de mi espacio de la manera que yo quisiera, aunque fuera estar todo el día en pijama llorando a moco tendido.
- Hola – me dijo Miguel desde la puerta. – he traído café y bollos – mostrándome una bolsa de papel.
- ¿Qué haces aquí? – pregunte asomándome por la puerta medio cerrada.
- Llevas días sin cogerme el teléfono así que he decidido venir a comprobar que seguías viva, por lo que veo. – le hice una mueca – he pensado que querrías hablar con alguien. Aunque si molesto me voy.
- Anda pasa – le dije abriendo la puerta invitándole a entrar – te aviso que la casa está un poco desordenada. – un poco era por decir algo porque desde aquel mensaje parecía que un tornado había pasado por mi casa y mi vida.
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·· d e s p e r t a r ··
RomanceDicen que si la vida te da limones... hay que hacer limonada... de eso se trata, no de lo buena que esté la limonada, de si los limones eran bueno o estaban pochos... se trata de la limonada como algo general, de saber hacerla, de recomponerte, de v...