"Besar su frente,
porque con eso le
digo sin palabras,
que la cuidaré para
toda la vida"
C A P I T U L O 20
Me encantan las noches de tormenta. Sentir los rayos que iluminan nuestro salón, en el más oscuro silencio, mientras entrelazados vemos la televisión. Escuchar los relámpagos y sobresaltarme preguntándome cuan cerca ha caído ese último.
Pero las noches de tormenta no me gustarían si no pudiera compartirlas con él. Acurrucarme en sus brazos fingiendo miedo, acariciar sus pies con los míos por debajo de la manta. Observarle sin que él se dé cuenta porque está demasiado inmerso en el programa de televisión que están echando.
- ¿Sabes que estoy pensado? - le dije sin dejar de observarle elevando mi cabeza hacia su mentón. Gruñó para saber que cosa se me había ocurrido ahora. - que estás muy apetitoso esta noche - bajó de un golpe su cabeza hasta toparse con mis ojos dilatados que no dejaban de mirarle - y que me apetece un montón hacerlo mientras fuera está cayendo la del pulpo - mordió su labio inferior, su interruptor de había encendido. - cuando llegue ella no tendremos mucho tiempo para estas cosas - le dije refiriéndome al sexo.
- Pues ¿sabes lo que estoy pensando yo? - sonreí - que es buen momento de aprovechar el tiempo que tenemos, tampoco tenemos nada mejor que hacer ¿no?
Me tiré sobre él quedando a horcajadas, la dichosa tv seguía hablando... le besé, nos besamos, le mordí; su labio, el lóbulo de su oreja derecha para luego pasar al de la derecha, su cuello, su camiseta.
- ¿estamos fieras hoy, eh? - sonrió apartándome para mirar mi cara de deseo.
- Hace 12 horas que no lo hacemos. - me tiré para seguir besándole.
- Demasiado tiempo - dijo con furia al mismo tiempo que me arrancaba la parte superior de mi pijama.
Por fin apagó aquel chisme del demonio... menos mal que se había criado sin uno. Continuó por mis pechos, acariciándolos y mordiéndolos. A la vez delicado, a la vez salvaje, pero así era él.
Me recostó en el sofá obligándome a abrirme de piernas para agarrarme a su cadera sin despegar sus labios de los míos y me deshice de su camiseta al mismo tiempo que notaba como su miembro empezaba a tener vida propia a su antojo, sin estar apretado tras unos calzoncillos que no le dejaban elevarse.
Se deshizo de mi pantalón y acarició mi clítoris con fuerza haciendo que mi tanga penetrara dentro de mi interior ya húmedo. Yo hice lo mismo con sus pantalones del pijama dejando ahora sí, a su miembro libre de su cárcel de tela.
Bajó mi tanga de una vez y empezó a jugar con sus dedos, perdidos en el interior de mi vagina y su lengua empezó a entrar también en aquel juego, hundiendo su cara en el interior de mis muslos... un segundo, dos segundos, tres segundos... y no puede más.
- Te necesito dentro Luis, por favor. - gritaba desesperada, no había tiempo para más preliminares.
- Espera, quiero jugar más - me confesó con su sonrisa endemoniada al mismo tiempo que de nuevo adentraba sus dedos con más fuerza dentro de mí.
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·· d e s p e r t a r ··
RomanceDicen que si la vida te da limones... hay que hacer limonada... de eso se trata, no de lo buena que esté la limonada, de si los limones eran bueno o estaban pochos... se trata de la limonada como algo general, de saber hacerla, de recomponerte, de v...