c a p i t u l o 9

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"No soy lo mejor para ti y tal vez tú no seas lo mejor para mí.

Pero juntos somos lo mejor que nos pudo haber pasado."

C A P I T U L O 9

Una vez escuché a una amiga hablando de una palabra impronunciable y que me sonaba a chino. Mamihlapinatapai. Jamás en mi vida había escuchado esa palabra y me parecía que había perdido el tiempo sin saber de ella, porque tantas veces había experimentado aquello que significaba. Mamihlapinatapai es una palabra del idioma de los indígenas yamanas de Tierra del Fuego, listada en el Libro Guinness de los Récords como la palabra más concisa del mundo y es considerada como uno de los término más difíciles para traducir. Describe una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambos desean pero que ninguno se anima a iniciar.

La escena era de lo más rocambolesca. Después de invitarle a pasar, Luis vino a buscarme a la ducha informándome que teníamos visita, estaba serio, sabía que sin saber qué clase de visita era no le gustaba ni un pelo de verlo sentado en el sofá de mi salón. Cuando bajé, allí me los encontré, sentados uno frente al otro sin apartarse la mirada por si al despistarse el uno del otro se perdían algo.

- Luis él es Miguel – le hice saber sentándome a su lado.

- Sí, eso ya me lo ha dicho él – contestó sin mirarme.

- Es un buen amigo, hemos compartido muchas cosas estos meses, me ha ayudado mucho.

- ¿La has cuidado mucho? – le preguntó Luis a Miguel, este afirmó con la cabeza.

- Hacía tiempo que no me topaba con una chica como ella. –le respondió Miguel.

- Sí, es fantástica – dijo a la vez que sonreía sin mirarme. Hablaban de mí sin importarles que yo estuviera.

- Lo que no sabía es que tenía pareja. ­– pronunció Miguel mirándome fijamente.

- ¿No le dijiste que estábamos juntos? – ahora sí me miraba.

- Bueno es que.... – no sabía que decirle – Luis creo que no es momento de esto ahora – le hice una seña señalando a Miguel.

- ¿Ah, no? ¿Y cuándo va a ser el momento? ¿Cuándo crees que podremos hablar de nuestras cosas sin acabar follando? ¿Cuándo crees que vas a empezar a hacer frente a las cosas sin salir por patas?

- Luis por favor – me levanté con él de la mano.

- ¡Déjame Aitana! Necesito aire. Habla con él. También hay cosas que no le has contado.

- Luis, por favor, no te vayas. Entiéndelo, no sabía cómo estábamos después de aquello. Te fuiste y no sabía si volvería a verte, si seguirías queriéndome, si seguíamos juntos. Tienes que entenderme.

- Si lo hago, créeme Aitana que lo intento todo el rato. No hago otra cosa que intentar entenderte aunque a veces me rompa la cabeza. Pero también te digo que no soy tonto Aitana, no sé lo que ha pasado con ese – dijo señalándolo – lo que sé es que no es normal que vega a verte a las nueve de la mañana con un par de cafés.

- No vayas por ahí, por ahí sí que no – miraba a Miguel que empezaba a cambiar su cara y temía una guerra a dos frentes bombardeando contra mi persona y eso sí que no lo iba a soportar. – Sabes de sobra lo que significas para mí Luis.

·· d e s p e r t a r ··Donde viven las historias. Descúbrelo ahora