c a p i t u l o 16

1.1K 47 4
                                    




"Al final todo sale bien;

si no está bien, no es el final"

Anónimo.

CAPITULO 16

Los recuerdos invadieron mi cuerpo aquella mañana de sábado. Las paredes, las fotografías colgadas de aquel corcho, solo habían cogido un poco de polvo. Todo estaba igual que como lo dejé. Me gustaba recordarlo así. Podían pasar muchos años o una vida, pero cada vez que entraba en mi antigua habitación una sensación de niñez invadía mi cuerpo haciéndome sentir más niña y frágil.

Después de verme tras la puerta de casa, maleta en mano y llorando como una magdalena, mis padres se preocuparon por mi estado de salud y decidieron no separarse de mí ni de día ni de noche. No hicieron preguntas, no opinaron sobre el tema, simplemente me abrazaron y esperaron a que yo estuviera lo suficientemente preparada para hablarles, tal y como había sido siempre, ahora, era lo único que necesitaba.

Cada noche Luis me llamaba por teléfono aunque yo nunca le contestaba. Cada noche, dejaba un mensaje antes de acostarse. Me recordaba porque me quería y lo mucho que me echaba de menos, pero como cada noche yo siempre le dejaba en visto. Por la mañana lo mismo, lo primero que veían mis ojos al abrirse era uno de sus mensajes contando los días que hacía que no nos veíamos y lo arrepentido que estaba de que no estuviera allí con él. Cada día... sin faltar ninguno, siempre a la misma hora.





-          Cariño – susurró mi padre asomándose por el umbral de la puerta de mi habitación - ¿puedo pasar?

-          Si claro, estaba arreglando mis viejos discos, tienen demasiado polvo.

-          Nunca entendí porque no los llevaste contigo – dijo sentándose en la cama.

-          Bueno, quiero tener cosas buenas que recordar cuando vengo aquí – contesté sonriendo.

-          ¿Cómo te encuentras? – se atrevió por fin a preguntar.

-          Algo mejor. Al menos ya no lloro por las noches.

-          Cielo, sabes que no me gusta meterme en tus asuntos pero... me tienes muy preocupado. El otro día vi como colgabas el teléfono a Luis, sabes que puedes contarme lo que sea ¿verdad?

-          Verdad, de momento no quiero hablar con él.

-          Pero piensa un poco en cómo debe sentirse él.

-          Estará bien.

-          ¿Pero ha pasado algo que no sepamos?

-          No, simplemente lo ha superado más rápido que yo.

-          ¿Cuándo estés preparada me lo contarás?

-          Sabes que sí – corrí a abrazarle – sabes que al final siempre te lo acabo contando todo.

-          Solo quiero que estés bien. – besó mi sien – habla con Luis, haz un esfuerzo por entenderle sea lo que sea que haya pasado. La vida siempre se ve desde dos partes distintas y no podemos criticarlas si no intentamos entenderlas, no lo olvides.

-          Gracias papa.





Después de estar hablando con mi padre mi cabeza quedó en blanco intentando arreglar cada una de las cosas que me había dicho, almacenándolas para comprender su significado. Es cierto que en la vid siempre hay dos maneras de vivir la vida... como el vaso... medio lleno o medio vacío. Luis siempre había sido del vaso medio lleno, de darme esperanzas de obligarme a levantarme aunque estuviera echa una mierda. Siempre a mi lado con sus palabras de ánimos y ahora yo le había dejado solo, sin nadie en quien apoyarse, sin un hombro en el que llorar y una sensación de angustia empezó a apoderarse de mí.

·· d e s p e r t a r ··Donde viven las historias. Descúbrelo ahora