c a p i t u l o 12

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"Vuelve...

Volvamos a ser amigos,

volvamos a hablar todos

los días, todas las noches,

vuelve a contarme tus cosas,

vuelve a escucharme.

Vuelve a aconsejarme,

vuelve a hacerme sentir mejor.

Vuelve a alegrarme el día.

Vuelve..."

C A P I T U L O 1 2

La calma, el silencio, la tranquilidad... pueden ser palabras que asociamos con un buen estado de ánimo. Son palabras que nos hacen sentirnos bien, menos para mí. La calma nunca me había sido buena compañera, necesitaba movimiento. El silencio me aportaba inestabilidad, aburrimiento sobre todo en una casa llena de música y la tranquilidad... soledad.

El pitido de mis oídos no me dejaba escuchar nada más. Sobre mi cabeza veía los tubos fluorescentes de la clínica pasar rápidamente. Le veía a él, con el pelo revuelto y agarrando fuerte mi mano, tenía miedo. Lo podía ver en su rostro, estaba aterrado. Me hablaba pero no podía escucharlo. Me movía, no sabía bien donde estaba ni porque había llegado allí y entonces lo vi. La sangre corría por el interior de mis muslos. Intenté hablar... pero no encontraba la manera y después... me dormí.

- Luis – empecé a abrir los ojos. De nuevo en una habitación de hospital, bueno aquí era una clínica los hospitales estaban en las grandes ciudades. Al fondo, una silla. Sobre ella un Luis cabizbajo que sujetaba su cabeza con sus manos.

- Cariño – se levantó en cuanto me escuchó susurrar su nombre.

- ¿Qué pasa Luis? empecé a ponerme nerviosa cuando vi que estaba conectada a un aparato eléctrico.

- ¿Te acuerdas que vinimos a la clínica, verdad? – asentí, algo me sonaba. - ¿Sabes porque estamos aquí?

- El bebé – puede susurrar al mismo tiempo que las lágrimas empezaban a correr por mi rostro. – No, dime que no es verdad. No puede ser Luis – empecé a moverme, él me cogió de los hombros para que me tranquilizara – no puedo, otra vez no.

- Cariño, necesito que te calmes – sus manos intentaron que me recostara tranquila en la cama y calmara mi respiración. – Has sufrido una hemorragia muy grave Aitana, pensábamos que te perdíamos.

- ¿De qué me estás hablando? – le dije sería – A mí eso no me importa Luis, ¿Dónde está? – pregunté mirándole fijamente a los ojos.

- Lo siento cariño, son cosas que pueden pasar ya lo sabes. Lo volveremos a intentar, lo conseguiremos.

- ¿De qué me estás hablando? ¿De qué coño me estás hablando Luis? ¿Acabamos de perder otro hijo?

- Cariño, salvarte a ti era mucho más importante.

- ¡Pues menuda mierda! – empecé a llorar desconsoladamente. – no es justo Luis, yo solo quería un bebé ¿Por qué no puedo tener un bebé?

·· d e s p e r t a r ··Donde viven las historias. Descúbrelo ahora