Fearless | Harry Styles

II

— Amm... — balbuceé nerviosa, quería hablarle y preguntarle por qué está siguiéndome, pero al parecer no puedo, el miedo me controla.

Su mirada seguía viéndome, sus ojos parecían estar clavados a los míos. La música del bar estaba a todo dar, pero yo no lo sentí así, la música parecía estar apagada para mí, y la gente de alrededor parecía haberse desaparecido. Total, sentía que él y yo estabas únicamente en este ruidoso lugar.

— ¿Qu-qué quiere? — intenté sonar lo más natural posible, pero eso pareció fallarme.

Él soltó una leve carcajada. ¿De qué se reía? ¿Qué era lo gracioso? Parecía una idiota aquí parada mientras todos bailaban. Intentando saber lo que éste joven quería de mí, pero lo único que él hacía era reírse de mí.

— Soy Harry Styles — estiró su mano hacia mí — Mucho gusto...

¿Quería que de la nada lo saludará y le dijera mi nombre? ¿Qué se cree éste hombre? Después de esas miradas acosadoras y de haberme perseguido hasta acá, ¿Quería que lo saludara como si nada hubiese pasado? Ha de estar loco.

Su mano seguía extendida hacia mí, y mi mirada se posaba en su mano dudando en tomarla, no quería ser maleducada pero tampoco me interesaba conocer a éste hombre, así que me dediqué a mirarlo por un segundo y me retiré de la pista, dejándolo ahí con su mano extendida al aire.

Me senté en una de las sillas de la barra de bar, pedí un poco de refresco y en menos de un minuto ya estaba sobre mis manos, le di un trago y saqué mi celular para mirar la hora, 1:20 a.m., abrí mis ojos sorprendida por la hora, necesitaba irme, o tendría problemas con Liam.

Guardé mi celular en mi pequeño bolso y me levanté del asiento dispuesta a buscar a Taylor e irnos de aquí.

— Espera — tomó de mi brazo haciéndome girar hacia él — No puedes irte, no sin antes decirme tu nombre.

Con que era él.

— Mira no quiero ser grosera Henry...
— Harry — corrigió
— Lo siento, Harry — mordí mi labio nerviosa — Pero no quiero conocer a extraños esta noche, y menos socializarme con ellos, así que...
— No soy un extraño peligroso si es lo que crees — me interrumpió
— Lo eres — miré fijamente sus ojos — No te conozco aún...
— Por favor, sólo... No te vayas — me sorprendió sus palabras, él quería que me quedara con él.
— ¿Pero, por qué? — murmuré abriendo mis ojos
— No tengo idea — tomó de mis manos acercándome más a él — Sólo hay algo en ti que me atrae. Y no puedo dejarte ir.
— Estás loco... — susurré
— Tal vez lo parezca — miró mis labios detenidamente — Pero sólo te pido que te quedes un rato más. Conmigo — miró mis ojos.

Estaba entre la espada y la pared. Me pedía que me quedara con él por un rato, pero no sabía qué hacer, no lo conozco, pueda que sea un criminal o algo por el estilo. Pero algo me decía que me quedara con él, hay algo en el que me atrae también. Pero seguía sin sacar de mi mente a Liam, ha pesar de todo lo amo, por más estúpida que suene, no puedo hacerle esto. No debía hacerlo. 

— Harry...

Los recuerdos de Liam y yo aparecieron como recuerdos en mi mente, todos esos momentos buenos, donde éramos felices, estaba a punto de decirle que no, pero llegó el recuerdo de cuando me enteré de que me engañó, de ahí la ira y la tristeza me invadió.

— Carter Page — sonreí sin mostrar mis dientes, él me sonrió.

Sí, mi noche no fue buena, pero... ¿Puede mejorar, no?

Bailé toda la noche con Harry, aunque no estuviera acostumbrada bailar este tipo de canciones, lo hacía, y por la mirada de Harry, me decía que lo hacía muy bien.

Busqué con mi mirada a Taylor, pero no la encontraba. Me preocupé un poco, pero bueno, ella sabe lo que hace, supongo que está bien. Eso quiero pensar, ya que el chico con quién estaba, se veía decente. Supongo que está en buenas manos.

Me tomé unos tragos con Harry, sí, por primera vez en muchos años estoy bebiendo alcohol, aunque me preocupara por todo, me estaba divirtiendo. Había olvidado el buen sabor de un pequeño vaso de alcohol, ésto me divertía, pero también aliviaba mis penas por Liam.

No sé cómo ni cuando de repente estoy sintiendo los labios de Harry sobre los míos, pero joder, esto se sentía tan bien. Con el alcohol subido en la cabeza, no podía pensar con claridad.

— Eres preciosa, Carter — dijo entre besos, debería parar pero no puedo. — Jodidamente sexy.
— Mmm...—  gemí en su oído al sentir sus cálidos labios en mi cuello. Esto me estaba llevando al límite.
— Ven... — tomó mi mano y me llevó rápidamente hacia la salida.

Puede que esté un poco ebria, pero aún así estoy consciente de todo, y por lo que estamos pasando está mal. Entre besos salimos de lugar, él puso mis caderas sobre las suyas, tomándome por los muslos, quería parar, pero no puedo, se siente jodidamente bien.

Me metió en su auto, y después entro él y me llevó a su casa. ¿Cómo diablos llegamos tan rápido? No tengo idea, tal vez sólo sea el efecto del alcohol.

— Harry... — me cargó en sus brazos, estaba a punto de pararlo. 

Él me beso callándome, me llevó hacia su cama y me tiró sobre ella, la habitación estaba oscura, al igual que toda la casa, pero lo único que se reflejaba era la ventana con la luz de la luna.

Miré como pude sus ojos, estaban llenos de lujuria y deseo, eso también me preocupó, vamos a llegar a más lejos, y yo no puedo hacerlo con un extraño.

De nuevo me besó, pero el beso fue más salvaje. Sus manos recorrieron mi cuerpo lentamente, haciéndome estremecer por sus caricias. Continuó sus besos hacia mi cuello ahora, mordiéndolo y succionándolo delicadamente, solté unos ligeros gemidos que se escuchaban por toda la habitación, más nuestros jadeos y suspiros.

— Carter... — gruñó, y yo jadeé, mi nombre se escuchaba bastante bien saliendo de su boca.

Mordió lentamente mi hombro, intentando desabrochar mi vestido negro. Una vez que lo hizo, continuó besando mis labios, dejando mi vestido flojo a punto de quitar. Ahora sí ya no pensaba con claridad, me había olvidado de todos mis problemas, concentrándome en nuestro placer.

Como pude y nerviosa desabroché su camiseta. Cuando lo hice pude apreciar sus tatuajes, se veían tan bien en él. Acaricié cada uno de ellos, remarcándolos, él se estremeció y soltó un gemido. Sus labios interrumpieron lo que hacía con su torso, quitó entre besos mi vestido quedando en ropa interior, de un encaje totalmente negro. Sentí mis mejillas arder, no siempre un desconocido me quita la ropa.

— Eres hermosa... — susurró con una leve sonrisa y continuó besando mis hombros.
— Ah... — gemí

Sus besos fueron hacia mi vientre, pude sentir su cálida lengua sobre mi estomago. Esto me estaba llevando al cielo. Toqué sus risos, jalándolos un poco con mis manos.

 — Liam... — jadeé, pero ahí me di cuenta de mi gran error.