*~Bonhomía~*

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-Vamos a establecer reglas-. Shiro se giró en su propio eje para quedar frente a frente con Keith, quien fruncio el ceño. - No vas a alejarte de mi mientras  estemos en el edificio, si alguien pregunta, diré que quieres  estudiar aquí de nuevo y que sólo te muestro las instalaciones... de nuevo...

Keith sonrió victorioso. -Entonces hagámoslo-. Se cruzó de brazos para darse la media vuelta y salir de la cabina antes  que Shiro.

Cuando ambos estuvieron afuera, Shiro  se limitó a guiar al otro hasta la entrada del edificio, la cual tenía una puerta de cristal cerrada. Era el área de acceso común, más adentro, pasando esos pasillos, había un área con mayor seguridad.

La puerta de cristal estaba resguardada por un guardia de seguridad vestido con uniforme negro. Éste miró  a Shiro. Bastó con mostrarle su identificación para que le diera el paso, pero detuvo a Keith por el hombro.

-Tú no puedes entrar-. Habló  con tono serio el hombre. - No se como es que lograste hacerlo ayer, pero hoy definitivamente no te lo permitiré.

Shiro frunció  el ceño.
- Es un amigo, quiere entrar a ver las instalaciones. Dejan entrar a otros chicos que quieren formar parte del equipo, ¿Por qué a él no?

-Órdenes del general-. Se limitó a responder el hombre sin soltar a Keith, a quien ya se le empezaba a hacer embarazosa la situación.

- Entonces lo llevaré a hablar con el general-. El de cabello bicolor, tomó  a Keith por el brazo para intentar que el otro lo soltara, pero eso no ocurrió, así que a Shiro no le quedó otra opción más que simplemente dejarlo ahí. Suspiró con pesadez, y se inclinó ligeramente para estar a la altura de Keith. -Lo siento, chico, lo intentamos-. Puso una mano sobre su cabello, y le dio pequeñas caricias con el pulgar antes de sonreírle de manera forzada, y darse la media vuelta para entrar al lugar. 

Keith se sintió abandonado. -Shiro...-. Susurró como un ruego. -Shiro, no te atrevas a dejarme aquí-. Entonces frunció el rostro como modo de mostrar su enojo. El vigilante lo  comenzó a llevar a la salida del estacionamiento sin que el pelinegro pudiera resistirse, y Shiro... bueno, él se limitó a ignorar sus quejas. No lo conocía... o más bien, lo conocía, pero no lo recordaba. "Keith, Keith", ese nombre no dejaba de sonar en su cabeza una y otra vez. 

El vigilante lo había llevado hasta la banqueta. Keith tenía una expresión molesta, pero era un chico inteligente, y además bastante hábil, así que en cuanto el hombre se dio cuenta, ya lo había pasado de largo, y ahora estaba corriendo hacia la entrada de cristal. -¡Shiro!-. Gritaba repetidas veces. -¡Shiro!

El de cabello bicolor, se giró hacia sus espaldas, y ahí lo vio, corriendo desesperadamente hacia él, como si de eso dependiera su vida. ¿Quién era ese chico y cómo es que había sido su relación pasada? -¿Keith?

Pero Keith no se detuvo ni siquiera al llegar a él. Le tomó la mano, y obligó al mayor a correr a su lado por los pasillos. Shiro estaba confundido. No era correcto seguir corriendo por ahí cuando un vigilante los seguía, pero entonces... ¿Por qué se sentía tan bien?

El viento  acariciando su rostro, su cabello completamente hacia atrás. Sus piernas parecían rogar porque se detuviera, pero Shiro se negó a hacerlo. Apretó la mano de Keith, y continuaron, continuaron hacia un destino que desconocía, y mientras lo hacían, el mayor miró cómo sus dos manos se sostenían y aferraban entre ellas. Su mirada paseó el brazo ajeno, hasta llegar a su cuello y a su rostro. Estaba sonriendo, y era la sonrisa más hermosa que había visto. 

-Sabes pilotar, ¿no?-. La pregunta de Keith sacó al hombre de sus borrosos pensamientos. 

-Eso creo, debe estar esa información guardada en algún punto de mi cabeza-. Respondió no muy seguro de lo que hacía. 

KURO: Mirando a las Estrellas [SHEITH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora