KURO: Mirando a las Estrellas [SHEITH]

*~Intranquilidad~*

De alguna forma, Alfor logró convencer a su propia hija de viajar en el avión. Shiro necesitaba respuestas y al parecer Alfor lo conocía lo suficiente, o al menos su situación, tanto que enviaría a Allura a Afganistán con su anterior permiso de vuelo. No sería complicado, el viejo avión de carga que tenía Alfor ya no funcionaba más, pero Allura tenía uno propio, pequeño, y además contaba con todos los permisos necesarios para poder volar. 

El avión estaba dentro del aeropuerto de la ciudad al que fueron manejando en la camioneta después de pagar la noche en la habitación. Allura manejaba esta vez. Shiro iba a un lado y Keith iba en la parte de atrás mirando por la ventana con los brazos cruzados y lanzando ocasionales miradas al mayor. 

-Soldado de estados unidos que luchó en Afganistán. Los soldados son un asco-. Allura hablaba de forma despectiva. 

-Cuidado con tus palabras-. Defendió Keith desde su lugar, mirándola por el retrovisor. 

-Keith...-. Shiro se giró para darle un pequeño regaño, luego se giró a la morena y habló una vez más -¿Por qué piensas eso? Tu padre se alió con nuestro ejército.

-Lo sé, pero lo traicionaron y mataron a nuestro grupo. A mi no me engañan, yo no estuve el día del asesinato de mi madre, pero estoy segura de que lo hicieron con intensión. 

-¿Y si tanto odias a los soldados por qué nos ayudas?-. De nuevo Keith.

-Porque mi padre me lo ordenó, así que no tengo que dar más explicaciones. Yo entiendo lo que hago.

Shiro miró de nuevo a Keith, luego pasó a la ventana y recargó su cabeza contra el cristal. 

Keith ya había visto así a Shiro un par de veces, en el pasado. Cuando se frustraba, se apagaba, fingiendo que podía controlarlo, pero conteniendo dentro un sin fin de sentimientos negativos.  Él también hizo lo mismo, total, de nada servía pelear con la joven, ella no entendería la situación.

Llegaron al aeropuerto. Entraron por un portón junto con la camioneta, siguiendo un camino pegado a la cerca, pero dentro de la enorme planicie en donde se encontraban los aviones. Llegaron a otra puerta más pequeña, algunas personas iban saliendo y entrando, y luego se perdían entre la inmensidad de esa área. 

-Esperen aquí, ahora vuelvo-. Dijo al momento de bajar de la camioneta. 

Shiro también lo hizo junto con Keith, y ambos fueron a recargarse contra la pared al lado de la puerta. Estaban solos una vez más, pero no era una soledad incómoda, era agradable a pesar de las circunstancias. 

-¿Keith?-. cotilleó sin mirar al menor, manteniendo su mano pegada a la pared, intentando quitar unas capas de pintura descuidada con sus uñas. 

-¿Si?-. Keith podía notar la ansiedad que sentía el contrario, así que se recargó en su hombro, como si de esta forma pudiera calmarlo, aunque no fue así. 

-Estoy nervioso-. Terminó por admitir. No sé que haya allá, no sé cómo nos recibirán, sólo tengo un brazo, no eres un soldado y si alguien nos ataca no podré defenderte. 

Keith suspiró, esperando a que Shiro sacara lo que tenía que decir.

-¿Y si de nuevo pierdo el control? Tampoco quiero ser yo el que te dañe, no quiero que nada malo te ocurra, Keith...

El menor alzó la mirada separándose de la pared y poniéndose frente de Shiro, con ambas manos sobre sus hombros. Su mano derecha bajó por el hombro hizquiero de shiro, pasando a su brazo y finalmente a entrelazar sus dedos. -Dudo que puedas hacerme daño.

-Ya te golpeé una vez, no creas que no lo recuerdo...

-Shiro, eso ya pasó, fue diferente, esta vez lo podrás controlar, y entonces podremos ir de nuevo a casa, a quemar comida y mirar las estrellas en el techo. Estaremos bien, sólo debemos ser precavidos-. Se acercó al otro, uniendo sus labios un instante, en un beso poco profundo, pero con mucho amor reflejado. -Intenta no preocuparte, no te diré que dejes de pensar en ello, porque es imposible, pero solo recuerda que estamos juntos en esto, y juntos vamos a lograrlo.