Capítulo 1: ¡Te vas a enterar!

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Damien sonrió con satisfacción al entrar al restaurante donde trabaja Louis, desde que entró lo vio sirviendo una variedad de platos exquisitos: sopas, ensaladas, pasta, hamburguesas, el estómago le rugió y buscó con la mirada la mesa donde siempre se sentaba, al final del todo, junto al ventanal que daba a la calle. El restaurante estaba muy bien iluminado y le encantaba comer allí. 

- ¿Tú por aquí? - Louis se acercó con una norme sonrisa - si todavía son las seis, ¿ tu cita no empezaba a las cinco? ¿Lily te ha dado plantón?

- Págame - Damien lo miró con superioridad - ¡me he acostado con ella, quiero mis 300 pavos!

- ¿Ya? - inquirió sorprendido - solo llevas dos semanas saliendo con esa chica... Y eso que tenía fama de cerrada.

- ¿Ah, si? - Damien soltó una estruendosa carcajada - pues ni lo he notado.

Louis suspiró como diciendo ''no tiene remedio'' y le hizo una seña para que esperara, cuando volvió depositó los 300 euros sobre la mesa pero antes de marcharse, Damien pidió una hamburguesa con doble de queso y sonrió con superioridad. Le miraban varias chicas del restaurante y eso le gustaba, le gustaba que le inflaran el ego, que le recordaran que era guapo y único. Ese juego con Louis había empezado como una broma hacía casi dos años, cuando tenían quince y a Damien le gustaba una chica a la que no se atrevía a hablar y Louis le pagó para que lo hiciera, luego las cosas fueron a más. Algunas chicas se le habían puesto difíciles, pero nada grave. 

- Bien, ya estoy - dijo Louis sentándose al lado de Damien y dejando su hamburguesa frente al chico - te tengo una nueva víctima preparada, pero te advierto que esta te va a costar.

- Lo mismo me dijiste de la última - dijo con un atisbo de sonrisa en los labios. - Y mira como salió todo. 

- Sí lo sé - asintió - pero esta es realmente difícil, he escuchado que está sobre-protegida por cuatro chicas fieras y es muy reservada.

- Sólo dime el nombre - pidió Damien guardándose el dinero en el bolsillo y comenzando a comer.

- Se llama: Aeris Wenner. 

Damien se quedó pensativo un momento pero luego le dio otro mordisco a su comida.

- Pues no me suena de nada - lo miró extrañado - ¿Seguro que es del insti?

- Yo no conocía su existencia hasta hace poco - Louis se encogió de hombros - pero existe, es virgen y tímida, te va a costar.

- No lo creo - Damien ni siquiera levantaba la vista de su hamburguesa, estaba muy buena.

Louis resopló casi con fastidio y miró a Damien y por un momento no le costó imaginar porqué todas las chicas corrían tras de él, el pelo castaño claro le caía con gracia sobre la frente y sus ojos ambarinos brillaban con euforia la mayor parte del día, Louis era más de pelo negro y ojos oscuros pero el también ligaba lo suyo.

- Mañana le hablaré - dijo Damien dándole el último mordisco a su deliciosa comida. - Y saldré con ella en dos semanas.

- Ya veremos - dijo Louis con una sonrisa.

++++++++++++++

Caminó por los pasillos de su instituto como si fura su casa y suspiró, ya le había preguntado a dos personas sobre Aeris Wenner y tampoco habían oído ese nombre en su vida ¿Cómo demonios iba a encontrarla? Louis ya estaría en clase y se había puesto la meta de hablar con ella hoy antes de entrar en clase, al menos un ''hola'' para el contacto. Vio a una chica con pelo negro y ojos verdes por el pasillo y la paró.

- Perdona ¿conoces a Aeris Wenner? - preguntó por tercera vez.

La chica lo miró cautelosa un segundo y luego entrecerro los ojos.

- ¿Por qué?

- Necesito hablar con ella - le dijo con esperanza, por fin alguien la conocía.

- Está en el banco, detrás del instituto, tiene libre a primera hora...

Damien se dio la vuelta antes de que la chica terminara y le espetó un seco ''gracias'' cuando se acordó al final del pasillo Salió del instituto y lo rodeó, iba a llegar tarde a clase por aquella estúpida,'' más vale que este buena''  pensó con frustración ''tiene que ser una diosa'' cruzó la esquina y se quedó paralizado, nunca la había visto pero le costaba imaginar por qué, esa chica no pasaría desapercibida y menos para él; estaba sentada con un libro abierto en el regazo pero miraba al cielo, el pelo castaño le caía hasta la cintura y era elevado por la ligera brisa, sus ojos del color del cielo parecía brillar con los rayos del sol. La chica se giró cuando escuchó los pasos y lo miró con curiosidad, ladeando la cabeza.

- ¿Eres Aeris Wenner?

''Por favor dí que sí'' rogó Damien.

- Sí, soy yo - dijo ella con voz dulce - ¿Y tú eres...?

- Damien Evans - le tendió la mano y la chica se la estrechó. - yo...

- Antes de que digas nada voy a advertirte que no pienso ser partícipe de ninguna de tus ofensivas apuestas.  


Cómo la llama de una vela (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora