Captulo 5: estúpidas apuestas.

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¿Su problema? pues naturalmente su problema era nada menos que Aeris Wenner. Beth lo miraba desde su asiento en la cafetería y le había preguntado que cuál era su problema al verlo tan enfadado. Damien no contestó sino que se limitó a beber de su capuccino, estaban en la cafetería del instituto, siempre que tenían un examenn se quedaban repasando él y Louis allí pero esta vez también se había unido Beth que, aunque no estaba en química, no le importaba saltarse Literatura. Louis estaba al lado del chico copiando fórmulas en una hoja de su libreta por cuarta vez. Damien lo miró suplicando que dijera algo o interviniera para que su hermana se esfumase y lo dejase en paz, no quería hablar de Aeris Wenner ni de la humillación que sintió ayer. 

- ¿No me vas a contestar? - insistió su hermana.

- No quiero hablar del tema ¿vale? - le soltó

- Wenner lo dejó plantado - declaró Louis - en lugar de ir ella, mandó a dos de sus amigas. 

Beth tardó una milesima de segundos en asimilarlo y estallar en estruendosas carcajadas, Damien apretó los puños y respiró hondo ''es tu hermana´´ pensó ''no puedes golpearle´´ aunque ya le gustaría, ese era uno de esos días en que su hermana lo sacaba especiamente de quicio, Louis lo miró divertido con lo que se ganó un golpe en la cabeza por parte de Damien, si no podía pegar a su hermana le pegaría a Louis. Su amigo lo miró mal y le revolvió el pelo, Damien suspiró no entendía el afán de Luois por su pelo, le encantaba, tan diferente al suyo repleto de rizos oscuros que le bailaban sobre sus hombros. 

- Esa chica cada día me cae mejor - dijo Beth cuando, por fin, paró de reírse - voy a plantearme seriamente en hablar con ella y hacernos amigas. 

Damien levantó la cabeza de su desastroza hoja de apuntes y la miró con un extraño brillo en los ojos pero Beth sacudió la cabeza con ímpetu.

- Ni en broma, no voy a ayudarte para que te la... - Beth lanzó un grito de dolor cuando cinco chicas entraron en la cafetería.

Damien le había lanzado una patada directa a la espinilla cuando vio a Wenner y las amigas entrar, lo último que quería era que ella lo supiera. Bianca y Eve iban a su lado riéndo, y Johanna y la otra morena iban detrás hablándo animadamente. Se acercaron a la barra a pedir.

- Opino que un chocolate es mejor - la dulce voz de Aeris llegó hasta sus oídos y se limitó a escuchar.

- ¿un chcolate? que vá, sería muy empalagoso - declaró Eve dando un manotazo sobre la barra - mejor un café solo sin nada.

- Sería demasiado amargo incluso para ti - respondió Wenner provocando que Bi se echase a reír, Damien no se dio cuenta pero una sonrisa curvó sus labios por primera vez esa mañana. Beth lo miró ladeando la cabeza y compartió una mirada con Louis.

Las chicas compraron sus bebidas y se sentaron en la mesa frente a ellos y observó como Wenner sacaba los apuntes que el le había devuelto ayer por la fuerza a sus amigas, las hojas estaban un poco arrugadas pero por lo demás estaban bien. Bianca levantó la vista y al verlo levantó una mano pero esta fue interceptada por Eve que la obligó a bajarla y lo miró con los ojos entrecerrados.

- Parece que no le caes muy bien a la morena - comentó Louis con lápiz en ristre.

- A las morenas - corrigió  Damien - en plural, a ninguna de las dos.

De pronto, Johanna le dijo algo a Aeris y esta se giró, Damien se entretuvo mirando como su pelo se ondeaba antes de que mirara a esos ojos azules que aparentaban mirarlo con frialdad pero debajo de aquela capa de hielo había un mar en llamas. Damien le sonrió naturalmete pero ella, decidida a ignorarlo volvió a girar la cabeza.

Cómo la llama de una vela (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora