Damien estaba petrificado sintiendo como la sangre comenzaba a hervir en sus venas, quemándole e incitándole a que liberara toda su rabia contra Ian, apretó los dientes y con una mueca de cólera, un gruñido y la falta de aire; dio unos cuantos pasos hacia la parada donde Aeris se había puesto en pie y hablaba acaloradamente con Ian, Damien no notó que Wenner estaba enfadada, no notó que ella había apartado a Ian casi al instante y no notaba nada porque la imagen se repetía una y otra vez en su cabeza y solo quería darle golpes a Ian hasta que dejase de respirar ''sólo eso, es algo muy fácil, no sufrirá´´ pensó casi sonriendo al imaginárselo pero de pronto una mano le dio un leve tirón hacia atrás y tuvo que contenerse para no derribar a la persona, se giró y descubrió a su madre con los ojos anegados en lágrimas.
- Mamá, ahora no tengo tiempo para…
- No tienes que tener tiempo – le dijo con voz dura – tu padre y yo nos vamos mañana, pasaremos la noche en un hotel, no te preocupes ya no te molestaremos más.
Damien se quedó casi sin habla ¿se marchaban? Su madre se secó las lágrimas con la manga y su hijo pensó que hasta con ese gesto parecía la mujer más elegante de todas.
- ¿Dónde está Bethanie? – le preguntó al no ver a nadie acompañando a Rose.
- Tu padre se ha quedado con ella, estaba llorando cuando me fui – su tono había cambiado al reproche – le has hecho daño, Damien, no pensé que fueras así.
El chico se quedó en blanco, su hermana estaba llorando pero ¿Por qué? No era por la marcha de sus padres, jamás lloraría por eso ¿Verdad? Rose le estampó un rudo beso en la mejilla a su hijo y se fue, Damien aún sentía en su piel el aroma a lágrimas que su madre traía consigo. Miró hacia la parada y observó como Ian seguía hablando con Aeris, ella estaba a un lado; tímida, pequeña, vulnerable, Damien tuvo intención de acercarse cuando Sam Jones lo cogió por sorpresa.
- Hey, no te esperaba por aquí – le dijo ella, estaba con varias amigas y su escote estaba demasiado bajo, pero aunque cueste creerlo Damien no le echó ninguna mirada, estaba distraído pensando en cómo deshacerse de ellas.
- Es que no suelo venir – dijo, tajante.
- Entonces – dijo una de las amigas con un deje socarrón - ¿Estas como perdido?
- ¿Por qué no te vienes con nosotras? – intervino Sam – íbamos a ir a cenar y luego pasarnos por algún pub.
Damien tuvo la tentación de aceptar, antes lo hubiera hecho y quizá se hubiera liado con una de las amigas, o con dos, o con todas pero ahora esa idea no le llamaba la atención, sabía que Wenner estaba a pocos metros de él y su cuerpo le pedía a gritos que rozara la suave piel de Wenner, que hablara con ella, que la escuchara reír, tenía una irremediable necesidad de estar cerca de ella.
- No me parece una buena idea para mí, así que…
- ¡Damien Evans rechazando la invitación de un montón de chicas! – se burló Sam – ¡creí que nunca viviría para verlo!
- Yo esperé que no vivieras mucho más, pero ya ves sigues viva – replicó Damien y su error fue echar una mirada furtiva a Wenner que hablaba con el idiota de Ian.
Sam siguió su mirada hasta encontrarse con la escena y Damien pudo ver en sus ojos claros que entendía lo que estaba pasando.
- ¿Aeris Wenner? – dijo con una sonrisa, una de las tres amigas sonrió - ¿En serio? ¿es tu nueva presa?
- No te importa – le dijo Damien, avanzó resuelto pero Sam le cortó el paso.
- ¿Te vas a acostar con ella? – rio – pero si es virgen, es más virgen que todas nosotras juntas, ¡vamos! No vas a poder meterte en sus bragas, es más cerrada que los cepos.
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Cómo la llama de una vela (editando)
Ficção AdolescenteCada persona busca calidez, a la gente le atrae el fuego y tú, tú eres cómo la eterna llama de una vela. (Presentación de personajes y trama en el prólogo *.*)