Capítulo XXIII

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Forcejeaba, luchaba contra las ataduras, pero por más que lo intentaba nada cambiaba, las cuerdas seguían estando tan tensas y solo se causaba un dolor punzante en las muñecas, aunque no se comparaba al de su rostro.

Anika había despertado dentro de una carreta, amarrada y adolorida sabía que su rostro estaba hinchado ese canalla la había golpeado tan fuerte para dejarla inconsciente, incluso le había abierto el labio y ese sabor metálico de la sangre recorría su boca seca, una lagrima resbalo por su rostro hasta llegar al trapo que tenía como mordaza, intento gritar, pero era inútil todo sonido salía como un pequeño murmullo.

Estaban prontos por llegar a las tierras del Conde Charles Lennox, cuando llegaban al límite de sus tierras fueron interceptados por guerreros del Conde, nadie había avisado que irían en camino por miedo a que Frederick estuviera ahí y pudiera escapar, el viaje llevo poco más de dos días y aunque ni Duncan, Kieran y Edmund querían descansar hasta llegar, Nathan y Miles estaban conscientes de lo que pasaba a su alrededor y los obligaron a hacer algunas paradas.

En casa los Lairds habían desplegado a sus hombres para seguir buscando y los clanes aliados hacían lo mismo, todos buscaban a la prometida de Duncan McKenna y nadie descansaría hasta encontrarle.

– ¿Que hacen aquí? – les preguntaron a los recién llegados, tal vez no iban muchos guerreros con ellos, pero si iban parte de los mejores hombres del Clan McDougal y McKenna

- Venimos a ver al Conde Lennox

– Por asuntos familiares, soy su sobrino Edmund Foissard Lennox – se adelantó a decir para no sonar tan hostil

Los hombres dudaron un poco, pero al saber que en la aldea los superaban en número y por mucho decidieron darles el paso escoltándolos hasta el castillo, Edmund adelanto a sus compañeros para ser él el primero en ser visto al llegar y no los Highlanders que le acompañaban.

Al llegar desmontaron sus grandes corceles y esperaron a que el Conde fuera avisado de su llegada-

-Mira nada más a quien tenemos aquí – dijo su tío al salir y ver a Edmund al final de los escalones, lo abrazo y palmeo fuertemente en la espalda- Como has crecido muchacho, me alegra mucho verte, tu hermano no me dijo que también vendrías – al decir eso todos se tensaron y se voltearon a ver Frederick estaba ahí.

Edmund trago saliva y volteo a ver a Duncan quien estaba a unos pasos de él, pero su hermano lo estaba deteniendo de hacer alguna tontería y que Anika fuera la que pagara.

-Él no sabía que vendría tío, ¿En dónde está mi hermano ahora?

- ¿No viene contigo? – Todos se quedaron atónitos ante su respuesta, él les llevaba 5 días de ventaja y ¿aún no había llegado?, en ese momento Kieran soltó un pequeño grito de furia - ¿Pueden decirme que está pasando?

- ¿Podemos pasar? Será mejor que hablemos adentro

El Conde Lennox los condujo hacia su despacho y pidió a uno de los sirvientes que le avisaran a su esposa de la llegada de los guerreros y su sobrino y que después tendría tiempo de verlo, al llegar Edmund hizo las presentaciones correspondientes.

-Tío ellos son los hermanos McKenna Duncan y Nathan y ellos sus hombres de confianza y buenos amigos Kieran y Miles McClellan, estamos en busca de mi hermano, ¿qué has sabido de él? – hablo con firmeza sosteniéndole la mirada a su tío quien estaba sorprendido ya que conocía al Clan McKenna

-Siéntense muchachos y primero ¿cuéntenme porque lo están buscando?

-Es prioritario que nos diga ¿si sabe algo de él? – dijo Duncan apretando la quijada y frunciendo el ceño, no podía evitar su cara de mal humor, aunque si lo conocías bien como Nathan lo hacía, se podría notar en sus ojos la gran preocupación que tenía.

-Mira muchacho, conozco a tu padre y estoy seguro que en algún momento nos habremos topado así que te pido que te tranquilices ya que estas en mis tierras y exijo respeto -El conde lo dijo de una forma tranquila pero su voz denotaba enojo- Es mi sobrino de quien hablamos y quiero saber todo lo que pasa antes de decir cualquier cosa.

-La hijastra de mi tía Marie la hermana de mi padre, fue secuestrada hace unos días, mi prima – recalco es palabra para que su tío notara que era importante para el- Anika McDougal es la prometida de mi amigo Duncan, ellos fueron atacados y ella está desaparecida, Ninguno de los dos clanes tiene enemigos, tampoco Anika, la conozco bien, con la única persona que había estado teniendo enfrentamientos era con mi hermano él intento comprometerse con ella hace dos años y ella se negro, hace unas semanas llegaron de visita y había intentado ya dos veces cortejarla sin éxito hasta que tuvieron un altercado donde mi hermano resulto herido en su orgullo pero herido.

- ¿Por qué tu hermano cortejaría a una muchacha comprometida?

-Por qué solo nuestros clanes lo sabían, no el padre de Anika ni su madrastra

- ¿McDougal dijiste? – Edmund asintió- entonces ¿Anika es hija de Laurel McDougal?

-En efecto, de ella y de Geoffrey Lafayette quien ahora está casado con mi tía Marie – su tío suspiro y se pasó una mano por el cabello

-Hace unos días me llego una carta de tu hermano, decía que quería visitarme y que vendría con su prometida, de eso ya son 4 días y no he sabido nada de él.

Todos se miraron preocupados, si sus intenciones eran ir ahí, ¿En dónde se encontraban ahora?

Forcejeaba, luchaba contra las ataduras, pero por más que lo intentaba nada cambiaba, las cuerdas seguían estando tan tensas como en un principio, de repente sintió que la carreta se detenía, no sabía cuánto tiempo llevaba ahí, había estado llorando cuando despertó de su desmayo y poco después se había quedado dormida consumida por el cansancio.

Sobre ella había una manta y cuando esta se levantó, observo que había varias pacas de heno, ¿era por eso que tenía poco espacio para moverse? se dijo a sí misma y era la forma como la habían ocultado de la vista, vio a un hombre desconocido y mal encarado que le dio mucho asco por como la veía.

-Prima veo que ya estas despiertan- se acercó para acariciar su rostro a lo cual ella se removió para que no la tocara, él sonrió- Tienes que comer algo- le dijo mientras subía a su lado en la carreta- si gritas, te juro que te dejare inconsciente nuevamente -le quito la mordaza y cuando iba abrir la boca él le puso una daga en el vientre- No digas nada

No quería estar cerca de ese despreciable, pero por otro lado pensó que si no se alimentaba estaría aún más débil y eso sería peor, así que se dejó alimentar por él y después de un rato siguieron su camino, habían dejado una muy pequeña parte destapada y Anika alcanzaba a ver el cielo y algunos árboles en el camino, también escucho algunas personas, pero por más que lo intento nadie la notaba.

-Tal vez deberíamos de regresar- dijo Miles- en el camino podríamos encontrarlos

-No lo sé, estoy confundido, ¿no habrá sido una pista falsa para no encontrarlos? – Kieran estaba empezando a desesperarse

-Sus hombres deberían de descansar esta noche, mañana por la mañana tomaran la mejor decisión- El conde Lennox les ofreció comida y bebida y preparo habitaciones para los hermanos y para Edmund mientras que Miles y Kieran se quedaban con sus hombres acampando en las afueras del castillo, los hombres se turnaban por si Frederick llegaba a aparecer.

Por el viaje, el cansancio y la desesperación Anika solo podía dormitar, estaba alerta, pero en momentos no lo estaba del todo.

-Tío Owen enséñame a usar una espada vamos!

-Eres aun una niña no puedes usar espadas

-Si Kieran puede yo también- y así corría tras su amigo, ella con tan solo 5 años, estaba recordando su niñez o desvariando ya ni siquiera lo notaba

-Cierra el puño y pon el dedo pulgar por afuera pero abajo si no te lastimaras y ahora pega duro

Recordaba todo, las clases para cabalgar como un muchacho con su Tío y con Kieran, le llegaron algunos recuerdos con Miles y entre sueños recordaba la última vez que lucho contra Kieran, ese día que había desaparecido, como le gustaría verle ahora, volvió a despertarse y lloro, lloro porque nada de eso le estaba sirviendo ahora si no podía zafarse de unas simples cuerdas, ¿cómo iba a salvar su vida? ¿cómo? solo quería regresar a casa con su Clan y con Duncan con su amado Duncan.







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