Capítulo XXV

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Habían estado cabalgando sin apuros, tranquilos y relajados sabiendo que les faltaba poco para llegar a las tierras del Conde Charles Lennox, habían revisado la carreta hace pocos minutos y Anika había caído en un profundo sueño así que por un buen tiempo Frederick no se tendría que preocupar de la muchacha y sus peleas y forcejeos que aunque no habían sido notados por nadie lo ponían nervioso, era temperamental y en definitiva no se parecía en nada a la dulce dama francesa que él había conocido pero sabía que al llegar el momento adecuado, la haría suya y después no habría marcha atrás se casarán y él se quedaría con todas sus posesiones y con ella, con esa chica que le hacía arder la sangre y que sólo quería poseer y quebrar su espíritu por todo el rechazó y la vergüenza que le había hecho pasar, si no valía la pena al menos el dinero sería una buena recompensa.

Tan distraídos iban los hombres que no notaron un árbol caído en el camino, cuando pararon fue demasiado tarde, varios hombres los abordaron y pelearon en contra de ellos, uno subió al caballo y huyó rápidamente con la carreta, otros cortaron los bolsos que se sostenían de los caballos dejando caer sus posesiones, entre el forcejeo y la lucha Frederick fue herido y temiendo por su vida espoleo a su caballo el cual comenzó a correr cada vez más rápido, poco después lo alcanzaron sus hombres.

-Se llevaron la carreta y todo lo que teníamos

- ¿tú crees que no lo noté? -dijo furioso

-Hemos perdido a la chica -dijo otro de los hombres

-Nada vale más la pena que seguir vivos, le deseo suerte a mi prima, pero ha dejado de ser nuestro problema- golpeó nuevamente a su caballo y se alejaron del lugar.

-Miren nada más, hemos ganado un buen motín con esos idiotas franceses - comenzaron a reír los hombres

- ¿Vieron sus caras de susto? Seguro no podrán dormir en días jajaja

-Señor -dijo dudoso el más joven de los hombres- tiene que ver esto- el joven que había robado la carreta la estaba revisando, en una orilla por atrás cargaban las provisiones, pero cuando fue quitando la manta comenzó a notar a ¿una persona? - creo que no eran tan finos esos franceses

-Y yo creo que hemos ganado un mayor tesoro, Hola preciosa -dijo el líder con una sonrisa retorcida

Anika se había despertado con el ruido, para después sólo sufrir algunos golpes con el traqueteo de la carreta, cuando al fin esta paro y notó como iban levantando la manta que la cubría recuperó un poco la esperanza al ver a un muchacho joven, quien estaba sorprendido, tal vez él la ayudaría pensó, aunque todo decayó al ver a los hombres que se acercaron de aspecto rudo y algo deplorable, esto no podía estar pasando no por favor rogó Anika y soltó una sola lágrima, ya no podía llorar, al parecer su destino estaba sentenciado y no volvería a ver a su familia, a Kieran y mucho menos a su amado Duncan, sin tan sólo hubieran pasado menos tiempo peleando o se hubieran conocido antes, pero no, el destino estaba siendo cruel opacando su felicidad y matando sus esperanzas, su primo no le habría hecho daño o no alguno grabé pero estos hombres? Podrían ser violadores, asesinos ¿qué pasaría con ella? ¿Porque no podía regresar a casa? solo quería estar de vuelta en su hogar.

Siempre fuiste Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora