Capítulo XXVI

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-Con toda la información que nos dio Frederick y sus hombres esta debe ser la zona donde perdieron a Anika - dijo Kieran quien se había acercado a Duncan

Habían cabalgado toda la tarde y por la mañana habían emprendido el viaje nuevamente, los hermanos McKenna lideraban el grupo de hombres y Kieran y Miles se encargaban de la retaguardia, por la descripción de lo que les habían dicho y el tiempo que habían tomado pensaban que estaban cerca, pero claro estaba que a simple vista no encontrarían nada.

-Hermano, será mejor que nos dividamos este bosque es bastante amplio y podrían estar en cualquier parte, si nadie encuentra nada nos reuniremos nuevamente al atardecer.

-No me agrada tu idea, pero sé que es lo mejor que podemos hacer, da las ordenes Nathan y que se agrupen lo más rápido posible, hay que encontrarla.

-La encontraremos de eso no hay duda- Nathan poso su mano sobre el hombro de su hermano y se dirigió hacia los hombres.

- ¿Duncan?

- ¿Dime Edmund?

- ¿Que pasara sí, no la encontramos?

Duncan respiro profundo, relajo lo más que pudo su rostro y volteo a ver al primo de su amada Aní.

-Eso, no pasara, ella va a regresar a casa sana y salva si no es porque nosotros la encontremos será porque ella logre escapar, ¿Qué acaso no la conoces lo suficiente? sí pudo contra Kieran o incluso contra mí, podrá contra cualquiera, ella regresara lo prometo.

-Despierta, despierta- Anika sintió que la movían del hombro y abrió los ojos- al fin, pensé que ya te nos habías adelantado, te traje algo de comer, voy a quitarte esa cosa de la boca y más te vale no gritar o te pasara algo bastante malo- El chico que la había descubierto en la carreta era quien se había estado encargando de ella, asintió con los ojos y él le quito la mordaza, estiro un poco la boca, ya estaba asqueada de ese sucio trapo-

-Gracias- dijo casi en un susurro-

-No hay de que, ahora come, seremos ladrones, pero no mataríamos a una mujer de hambre- le comenzó a dar de comer- ¿no está mal cierto? tal vez no estés acostumbrada a este tipo de comida, pero uno con hambre come lo que sea.

- ¿Cómo puedes estar seguro de que no estoy acostumbrada a esto?

-Se nota que no eres una campesina, tu piel no está curtida por el sol y estoy seguro de que nunca has usado tus manos para algún trabajo

Anika soltó un pequeño ruido parecido a una risa

- ¿Que es gracioso?

-Nunca me habían dicho que tuviera manos de alguien que no trabaja de que sería alguien noble ¿si pudieras soltarme por un momento puedes comprobarlo tú mismo? - dijo muy suave

-No caeré con eso, quien sabe qué tipo de mujer eres, claro dices ahora, suéltame y solo me distraigo y me atacas por la espalda

-Tenía que intentarlo- esbozo una pequeña sonrisa- llevo tanto tiempo amarrada que me gustaría al menos descansar de eso un momento- suspiro y dejo caer un poco su cabeza

- ¿Estas bien?

-Un poco débil, tú lo viste cuando...-tomo aire y volvió a dar un atisbo de sonrisa- cuando me bajaron de la carreta apenas podía caminar, estoy muy cansada es eso-

- ¿Juras por tu honor que no me atacaras? - Aní asintió- Bien- se hincó atrás de ella y con su daga corto el amarre.

Anika respiro profundo y comenzó a sobar sus muñecas y mover suavemente sus manos, no quería asustar al chico al contrario quería ganarse su confianza e intentar ganar un aliado

Siempre fuiste Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora