Capítulo XXIV

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- ¿Pudiste dormir algo? - pregunto Nathan a Duncan quien negó con la cabeza- ni yo, esto cada vez se está volviendo más complicado

Los dos hermanos salieron al patio para reunirse con Kieran y Miles

- ¿Alguna novedad?

-No hay nada Duncan, no entiendo, si venían hacia aquí como dijo el Conde ¿Que pudo haberles pasado? – comento Miles

-Es lo que me temo, que les haya pasado algo, ese francesito estirado no conoce las Highlands pudo haberse perdido o... - Kieran dejo lo siguiente en el aire no quería pensar en que algo peor que ser secuestrada podría pasarle, era la hermana de su prometida, pero sobre todo era su pequeña hermana

Mientras todos ahí reunidos tomaban valor para tomar una decisión correcta de lo que seguiría salió Edmund seguido de su tío

-Buenos días- solo recibieron un cabeceo de asentimiento, nadie quería hablar- ¿Han tomado alguna decisión sobre cuál es el siguiente paso para encontrar a mi sobrino y a la joven McDougal?

-Aun no mi Lord – contesto Nathan- hemos recorrido muchos lugares al igual que los hombres de nuestros clanes y algunos aliados, este lugar era nuestra última esperanza

-Hay que volver- dijo Duncan de repente – no tiene caso estar aquí si se supone que tendrían que haber aparecido hace ya varios días- se dio la vuelta y se dirigió a sus hombres para empezar a dar ordenes

- ¿Cuánto tiempo llevan comprometidos ellos dos? – pregunto el Conde

-Unos cuantos meses tío, pero te aseguro que se aman y mucho

-Pobre muchacho, estar con la incertidumbre lo ha de estar matando

-Mi hermano es fuerte Conde, pero ellos nacieron para estar juntos de eso no hay duda

Mientras reagrupaban a sus hombres para reemprender el regreso a casa, Edmund noto a varios hombres de su tío llegar a toda prisa al lugar, lleno de curiosidad se dirigió tras de ellos.

-Mi Lord se acerca un grupo pequeño de hombres, uno se identificó como su sobrino Frederick Foissard, ¿Qué hacemos los escoltamos hacia aquí? Por ahora los retienen afuera del pueblo

El conde estaba en una encrucijada, sí era su sobrino mayor pero el acto por el que estaba siendo acusado tenía que aclararse o ser castigado, el Conde siempre se había caracterizado por ser un hombre justo, cuando se disponía a hablar Edmund interrumpió en el recinto

-Tío, sé que son tus tierras y él es tu sobrino y mi hermano, pero sí hizo lo que creemos tendrá que dar una explicación y pagar por eso

- ¿Hay alguna mujer con ellos? – le pregunto a su hombre

-No mi Lord vienen solos, su sobrino y dos hombres más

-Tráiganlos de inmediato, Edmund te pido tu completa discreción, por ahora tus amigos están ocupados con sus hombres, tengo que hablar a solas con tu hermano- Edmund asintió esperando que su tío hiciera lo correcto

Los tres hombres llegaron y Frederick fue conducido hasta el despacho de su Tío, se veía un poco desencajado y tenía un gran golpe en el rostro, aun así, con una sonrisa hipócrita saludo a su tío fingiendo alegría

-Muchacho te esperaba hace unos días ¿qué ha pasado? ¿y que pintas san esas? Y sobre todo ¿en dónde está esa chica que ibas a presentarme?

-Tío querido me llenas de preguntas primero déjame saludarte como debe de ser- se acercó y le dio un abrazo, tal vez no eran muy cercanos pero si se habían visto muchas veces en Francia y podía fingir afecto hacia él aunque en realidad no sintiera nada hacía nadie – tus preguntas, nos han sucedido muchas cosas a mis hombres y a mí, primero que nada lamento decirte que mi prometida no pudo acompañarme, una de sus hermanas cayó enferma y ella decidió quedarse en sus tierras muy desconsolada porque quería conocerte- se sentó en uno de los sillones y subió sus pies a una mesita de centro hecho que molesto mucho a su tío pero no dijo nada

Siempre fuiste Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora