Capítulo 11

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Despierto por las constantes voces que no callan. Abro un ojo e intento observar, pero todo está oscuro, supongo que aun es de noche. Me siento en la cama, saco el teléfono celular de debajo de la misma y enciendo la linterna.

Ilumino todo el cubo en busca de las voces; al descubrirlos, los chicos me quedan viendo, a excepción de Ian que en cuanto mis ojos se posan en él, se voltea en su cama dando la espalda a todos. Suspiro con cansancio y apago la luz antes de llamar aun más la atención y vuelvo a acostarme, son las tres y cuarenta a.m pero ya no tengo sueño, y los susurros demasiados (no tan susurrosos) altos de Izaak y de Cameron no ayudan en nada.

Cierro los ojos aparentando estar dormida, pero sólo quiero escuchar de qué hablan, quizás saque provecho... Eso es juego sucio lo sé pero, vamos, ¿quién no ha oído "accidentalmente" una conversación? Desde luego que muchas.

—¡Claro que no! Megan Fox es el doble de sexy y caliente que Cameron Diaz.— dice Izaak molesto.

—Ella es más grande, claro que tiene mucha más experiencia que Megan.— se defiende el moreno.

—¡Da igual! Me quedo con esa morena de cuerpo y culo de infarto.— le responde Izaak con la voz gruesa y ronca.

—¡Cállense ya!— gritamos al unísono con Ian.

El mencionado me mira y la decepción es evidente en su mirada, vuelve a la misma posición de antes y se tapa la cabeza con las finas mantas que cubren los colchones.

Prestar atención a su conversación fue una completa mierda, pensé que al menos dirían algo interesante. Pero el lado bueno es que a Izaak le gusta Megan Fox y Cameron le gusta la chica con su mismo nombre y de apellido Diaz... ¡Pura mierda!

Me levanto de mi cama y voy a la de mi amigo, levanto sus mantas y me recuesto a su lado, siento como se tensa pero en cuestión de segundos relaja sus músculos. Se voltea y pasa su brazo por mi cintura pegando más su cuerpo al mío.

—Que quede claro que aún no te he perdonado, pero eso no quita el hecho de que he echado de menos dormir así contigo.— susurra por lo bajo.

No digo nada porque eso ya lo sabía y levanto mi cabeza para que su brazo haga de almohada mientras yo paso el mío por su abdomen y deposito un beso húmedo en su hombro. Él me atrae más hacia su anatomía y me abraza con más intensidad. De veras que sí lo extrañé, y mucho.

Me permito cerrar los ojos y volver a dormir. Cuando despierto, Ian aún sigue dormido, al igual que los otros dos simios que duermen en las literas continuas.

—¡Hey!– lo muevo levemente de izquierda a derecha y de derecha a izquierda suave para que no despierte de golpe y para colmo, de mal humor. –Ian– levanto la voz y lo muevo un tanto más brusco. Nada. –Ian, la puta madre despierta, despierta.– saco la almohada de debajo de su cabeza y comienzo a golpearlo con fuerza.

Pero no reacciona, olvidé que tenía el sueño pesado, vuelvo a levantar los brazos para golpearlo nuevamente pero él se mueve mucho más rápido y me abraza por la cintura haciendo que caiga sobre su cuerpo y voltea quedando de lado conmigo pegada a su torso.

Río por el vértigo que me causó y envuelvo los míos alrededor de su cuello.

—Hola— digo mirando sus preciosos ojos cafés.

—Hola— me devuelve el saludo acercando su rostro al mío dando un rápido piquito en mis labios. Siempre hacíamos eso.

Me levanto de la cama y corro a la de los chicos y salto sobre ellos para que despierten. Los golpeo suavemente y poco a poco despiertan. Pffff, sí, suavemente...

La Sonrisa Del Demonio |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora