Capítulo 12

4.2K 220 5
                                    

¿Quién diría que unos chiquillos con problemas de ira y comportamiento estarían en el centro comercial de la ciudad? Estúpido lo sé, pero no me imaginaba esto cuando Ian dijo "yo cubriré tus gastos." En simples palabras, estoy sorprendida. Creo que después de todo no es tan malo el reformatorio...

—Bien chicos, ya saben las reglas, a las nueve p.m en punto los quiero de regreso al internado. Nueve y treinta más tardar en la puerta o recibirán castigos. Que lo disfruten.— y con el discurso, el director se marcha.

—Y que la suerte esté siempre de su lado.— murmuro por lo bajo memorizando la frase de la mujer con pinta de enferma mental con trastorno de payaso de "Los Juegos del Hambre."

Nos juntamos nuevamente haciendo un grupo de ocho personas y dos guardaespaldas.

La enfermera me elijió un jean negro largo rasgado en las rodillas, un crop top azul marino y unas Addidas All Stars color blanco con franjas negras. Al menos sé que tiene buen gusto por la moda. Aquí, nosotros no elejimos qué ropa usar, la enfermera llama uno por uno a una mesa en específico de la cafetería y ahí nos da nuestras prendas.

Los chicos por su parte van demasiado sexy como para que mis bragas no se mojen, son siete chicos. ¿Cómo no babear por ellos cuándo se parten sólos? Lo sé, necesito sexo urgente, llevo al menos una semana sin acción y de verdad, necesito atención.

Caminamos por el centro comercial haciendo bromas y jugando cuando pasamos por una farmacia, entro y compro condones. Era cierto cuando dije que necesitaba acción. Pago con la tarjeta de crédito que he traído y les reparto a los chicos una vez fuera del local.

—¡No sabes cuánto te amo!— dice Jaiden mientras recibe lo que le he dado.

—Interesado.

Después de repetir la misma acción con todos, nos disponemos a seguir caminando y buscar a nuestro entretenimiento... subo un poco más mi jean para que se me marque un poco más el trasero y levanto las tiras de mi sostén para alzar un poco más mis pechos.

Doy por efectivo el movimiento cuando noto cómo me observan tanto chicos como algunas chicas, pero nadie llama mi atención cien por ciento; no hasta que mis ojos se encuentran con unos color café claros. Sonrío en su dirección y él hace lo mismo, se acerca hacia mí a paso decidido, hasta que Ian se pone enfrente de mí. Ruedo los ojos y me adelanto a lo que sea que valla a decir.

—¡Hola!— digo sonriente al chico desconocido mientras pongo mi mano en el pecho de Ian para evitar alguna estupidez.

—¿Cómo te llamas,  preciosa?— dice mientras sonríe de costado. Sexy.

—Nikole, ¿y tú, guapo?

—Denis, soy Denis.— admito que su nombre es horrible pero, no todo en la vida sale como yo quiero. A decir verdad... ¡nada sale como yo quiero!

—Lindo nombre,– miento descaradamente –¿estás ocupado en este momento?— pregunto acercándome a su anatomía.

—No.— dice mientras sonríe aún más.

Me toma de la mano y me dirige a lo que creo que son los baños. Le guiño un ojo a Ian cómo diciendo, diviértete y desaparece de mi campo de visión cuando doblamos en un pasillo camino a los baños.

Nos adentramos en el de damas y él me empuja dentro de uno para besarme fogosamente y repartir besos por todo mi cuello, obvio que no me quedo atrás, también lo beso, luego marco su cuello con varios chupones que se irán en varios días.

Comienza a desabrochar su cinto y la cremallera de su jean, me adelanto y termino de bajarlos, dirijo mi mano a su ya erecto miembro mientras lo acaricio sobre la tela para excitarlo aún más, él agarra uno de mis pechos mientras lo aprieta con fuerza haciendo que un gemido escape de mis labios.

La Sonrisa Del Demonio |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora