Capítulo 24

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El vídeo no lo vean ahora, está señalado dónde deben hacerlo para entenderlo.

(...)

Sigo mi camino sin mirar atrás, pero siento la necesidad de correr, cómo si caminar no fuese suficiente para mi estado. Llego a mi cubo causando un gran estruendo y me paro en la entrada registrándolo todo con la mirada, Cameron e Izaak se encuentran conversando animadamente pero esta se ve interrumpida al momento en el que me ven; por su lado, Ian se encuentra revisando los documentos que le he dado y al verme allí, parada en el umbral del dormitorio, con la respiración agitada y las lágrimas escurriendo de mis ojos, se levanta de inmediato dejando de lado los papeles y corriendo hacia mí.

Yo no hago más que desmoronarme sobre él y dejar que todas esas lágrimas salgan. Demasiado las he conseguido controlar, pero con el simple hecho de saber que Ian estaba ahí para mí, fue suficiente para desencadenar mis demonios. Ni siquiera me ha importado que Ian no haya hecho lo que le pedí respecto a Isaak y Cameron.

Su brazo afianza mi cuerpo y me lleva consigo a su cama dónde me acuesta y seguido lo hace él. Con su mano izquierda bajo su cabeza y la derecha acariciando mi espalda, les dificulta la vista a los chicos que probablemente nos estén mirando como si quisiesen sacarnos la información que a ellos les falta para unir hilos.

—¡Es mi hermano!– digo y una carcajada gutural escapa de mis labios. –¿Puedes creerlo?— y vuelvo a reír como una completa histérica.

—¿Co-cómo qué es tu hermano?— pregunta impactado como yo lo estuve hace unos minutos.

—Pues, como suena. El imbécil es mi hermano y jamás lo había mencionado. ¿Lo puedes creer?— pregunto por segunda vez.

—Es...— interrumpo lo que sea que valla a decir y de un movimiento brusco me siento en la cama.

—¡Alto ahí vaquero! Espera que eso no es lo mejor de la historia.– tomo una inhalación y digo: –¡Es mi puto hermano gemelo!— con esas palabras un ataque de risas me invade mientras que a mi amigo parece haberle dado un paro cardíaco.

—¿Gemelo?— preguntan incrédulos los tres presentes al unísono.

—¿Qué tienen que no oyen? ¿O es que hablo en algún otro idioma?— sí, cuando no estoy de humor, le hablo mal a todo el mundo.

—¡Lo sabía! ¿No notaron el parecido que hay entre ustedes? ¡Sólo razonen chicos por amor a Dios! Ambos tienen el cabello castaño, aunque claro, tú lo tienes tintado, los mismos ojos cafés, los rasgos de sus mandíbulas son iguales, los dos tienen facciones marcadas, ¡y para qué hablar del carácter! Ambos tienen el mismo carácter de mierda.— musita esto último pero en un tono más bajo.

—¡Felicidades Cam, te has sacado la lotería con tus observaciones! Lástima que hallas llegado tan tarde.— sonrío falsamente y me vuelvo a acostar.

La risa de Izaak llega a mis oídos y el bufido exasperado de su acompañante por igual. Ian por su lado niega con la cabeza con una sonrisa surcando sus carnosos labios.

—¿Cómo te sientes con eso?— baja la voz para mantener la conversación un poco más privada si es eso posible.

—Confundida. ¿Y sabes qué es lo peor? Que me han traído aquí para completar mi plan pero que Colton me habló sólo porque según él, "no le gustaba verme mal"– digo haciendo burla a lo que antes ha dicho. –y de no ser así, no me hubiese hablado y siquiera hoy yo sabría que somos gemelos. ¿Vaya ironía, no?

La Sonrisa Del Demonio |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora