Capítulo 2

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Después de tomar mi desayuno, decido preparar la mochila del colegio. Guardo los libros en un cajón y acomodo unos cuantos bollos de papel de revista para aparentar tener los materiales del colegio. Inteligencia pura señores por segunda vez en la misma mañana...

Bajo las escaleras y me subo a mi auto. Un BMW A8 que voy a extrañar demasiado cuando esté de visitas en ese jodido reformatorio. Manejo hasta el departamento de mi amigo, toco la puerta y a los pocos segundos esta se abre. Está solo en boxers... ¡Dios bien sabe lo que le haría! Muerdo mi labio inferior recordando lo que hay debajo de esa mínima prenda.

—¿Te gusta lo que ves, muñeca?— su mirada mantiene en todo momento una chispa de diversión y lujuria que me atrae aun más.

—¿Tú qué crees?— y sin más se abalanza hacia mí y me besa.

El rose de nuestros labios se intensifica a tal grado, que en menos de diez minutos nos encontramos completamente desnudos. Se coloca un condón en su miembro, muy bien dotado por cierto, y entra en mí. Nuestros cuerpos completamente desnudos, húmedos por culpa del sudor, conociéndose una vez más.

Después de un rato de placer y excitación, él entra en la ducha. Y sin más, también yo. Nos duchamos y una vez listo todo, me visto y él lo hace por igual.

—Debo asistir a un internado que se encuentra en la otra punta del mundo, literal.— le digo sin preámbulos y sin respirar en toda la oración.

—Podemos escaparnos.— propone sin observarme buscando las cosas que le he pedido en su pequeña despensa.

—Me llevan hasta las puertas del edificio.— le comento poniendo cara de cachorrito mojado.

—Te voy a extrañar— dice aceptando la derrota.

—Y yo a ti— voltea y deja un corto beso en mis labios.

Me da todo lo que anteriormente le había pedido por teléfono, lo guardo en la mochila y lo beso nuevamente.

—Te voy a extrañar— le vuelvo a decir, pero esta vez sintiendo más las palabras.

A través de dos cortos años, hemos entablado una linda amistad. Bendito sea el día en que me perdí en ese estúpido callejón. Él me abraza y al cabo de unos minutos subo en mi auto.

—¡Te iré a visitar!— grita a lo lejos.

No dudo de su palabra. Sé que cuando se propone algo lo consigue, y he de admitir, que él me lo ha enseñado, aprendí a ser obstinada y decidida gracias a él.

Un texto llega a mi celular.

******** ahí está el número de mi primo. Es de confianza y vive en Estados Unidos, pídele lo que sea para tus bromas y él lo conseguirá. Es rápido y eficaz. - 06:33

Sonrío al leer el mensaje mientras miro una vez más el camino y tecleo una respuesta.

¿Cómo sabes qué es en Estados Unidos?
Como sea, gracias, lo voy a tener en cuenta. -06:34

La Sonrisa Del Demonio |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora