Capítulo 36

1.9K 126 6
                                    

Dedicado a: ChambiiCncowner

Ahora sí, lean y disfruten...

(...)

Estaría mintiendo si dijese que no estoy nerviosa porque... los nervios me están matando. Suspiro para aliviar la tensión que se ha instalado entre nosotros mientras me siento en el cordón de la vereda.

-Bien- digo en un suspiro nervioso.

¡Valla forma de reencontrarse!

-¿Por qué me dejaste así?- bien, fue al grano. ¡Gran comienzo de la charla!

-No quería involucrarte- confieso pausado y frotando mis manos. -no así.- digo haciendo referencia a, justamente, esto.

-Pero tú no puedes decidir sobre mí Nikole.- argumenta enfadado. -No puedes.- Frota sus ojos con el dedo pulgar e índice.

-Lo siento, ¿sí? Sólo quería evitar que salieras herido.

-¡Gran manera la tuya!- espeta por lo bajo.

-¿Disculpa? Mi intención era que no te hundieras conmigo.

-Sí, lo siento, es que estoy alterado.

-¡Sí claro! ¡Yo también estoy alterada y no por eso te digo lo infeliz y malagradecido que eres! Imbécil.- termino de decir por lo bajo.

-¿Yo soy el malagradecido? ¡Discúlpame pero yo no he sido quien te ha echado a patadas de una estúpida visita!- dice a la defensiva haciendo mención a lo que pasó meses atrás en el reformatorio.

-Ya dije que lo siento, Erick, ¿qué más quieres que diga?- alzo un poco la voz sintiendo cómo la rabia poco a poco me consume.

-¡Nada Nikole, no quiero que digas nada!

-¿Y entonces? ¿Qué es lo que buscas haciendo todo este drama?- esto es una estupidez sin sentido.

-¡Que me digas porqué mierda lo hiciste!- alza la voz y me observa fijamente queriendo sacar la información que busca.

-¡Es que no hay nada qué decir! Nada que decir.- debo convencerme a mi misma de que es así. Me rehúso a decirle que él me gusta, ¡no, me niego! Ni en un millón de años.

-¿Segura? Porque un pajarito me contó que te preocupaste por mí cuando tuve ese jodido accidente.

El accidente. Ahora que lo pienso, Erick no tiene rasguños, hematomas o cualquier cosa que le dificulte el andar. ¡Maldito infeliz! Lo observo y una idea cruza mi mente.

Me tiro sobre él haciendo que su espalda choque contra el pavimento y una carcajada escape de sus labios... ¡por dios que cosa más sexy! ¿Yo he pensado eso? Esta abstinencia al sexo me está matando. Muevo mi cabeza de un lado al otro alejando los pensamientos sucios y atraigo lo que iba a hacer desde un principio. Comienzo a tocar su abdomen con fuerza para ver en qué momento se queja. Pero nada. Continúo tocando sus hombros, piernas, hasta que oigo un quejido, pero para mi desgracia, o para mi suerte, no sabría decir con exactitud, sí lo emitió cuando mi mano tocó su miembro sin querer.

Y... eso me puso cachonda. ¡Cómo no ponerme si su gemido fue con un simple tacto y yo lo deseo tanto como él! Lo miro a los ojos y lo único que hay en ellos es lujuria, deseo, cariño. Un momento, ¿cariño? La luz probablemente sea escasa. Es eso o, que ya me volvi loca por completo. Voto más por la segunda opción. Definitivamente. Volteo su cuerpo con agilidad y escaneo con mis manos su piel buscando algún rastro de ese supuesto accidente: pero nada.

-Puedo explicarlo- dice con su rostro inclinado hacia el costado y para arriba.

-Ambos son unos estúpidos.- me bajo de su espalda y me vuelvo a sentar donde antes estaba. Retoma su postura y me mira sonriente. -Estúpido.- farfullo por lo bajo.

La Sonrisa Del Demonio |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora