El vídeo es la canción que mencionará Gabriel durante el capítulo: Diary of Jane, por Breaking Benjamin (en versión acústica)
Si puedes, lee el capítulo con la canción de fondo. Ayuda a entender los sentimientos de Gabriel.
El tiempo pasa y pasa. Sigue y no se detiene, por mucho que tu lo intentes nunca te hará caso. Cada año, mes, semana, día, hora, minuto y segundo pasa como el viento en otoño. A veces demasiado rápido, y se forman huracanes. Los huracanes destruyen casas; el tiempo, corazones.
En esta historia no fue diferente.
El tiempo pasó y aquél verano quedó como una simple memoria. Y antes de darme cuenta llegó el invierno y, con él, el frío. No me desagrada el frío. Te congela los huesos y te hace sentir vacío, pero tiene un calor especial. Un calor que ni siquiera el calor del verano lo consigue. Irónico, ¿verdad?
Mi cabeza estaba nublada, borrosa y confusa. Nada tenía sentido en aquella historia. ¿Acaso no me había prometido que nunca se alejaría de mi lado? Ah claro... La gente no acostumbra a cumplir las promesas. Me incluyo como primer ejemplo. El hábito de llorar se había convertido en una dolorosa tortura. Nunca había sentido mi corazón tan pequeño, tan frío, tan vacío y, a la vez, ahogado en llamas. Hablé varias veces con Clara de lo ocurrido. Su distancia se devía a que había tenido problemas en su casa. Su padre cortó nuestro hilo de un manotazo pero ella, tan fuerte como es siempre, consiguió arreglarlo.
—¿De verdad te dijo eso?—Preguntaba atónita mientras se balanceaba en el columpio.
—Sí...—Yo no moví mi cuerpo ni una sola vez.
—¿Y si hablas con él?—Negué con la cabeza.
—Le dije que no lo quería volver a ver, que desapareciera de mi vida.—Una lágrima rodó por mi mejilla.
—Gabri no llores.—Dijo afable mientras se lanzaba a darme un abrazo.
—Soy de lo peor...
—No, no lo eres. Eres una persona como otra cualquiera, que tiene sentimientos y se enamora. ¿Qué tiene eso de malo?
—Clara...
—¿Sí?
—No me avandones...—Se extrañó.—No te vayas, por favor, tu no.—Hubo un momento de silencio.—Eres lo único que me queda...
—¿Acaso eres idiota? Eres mi mejor amigo, no te voy a avandonar por nada del mundo.—Sonreí.
Sonreír... hacía mucho que no sonreía.
—Me voy a casa ya...—Me levanté del columpio.—Nos vemos.—Me despedí.
—¡Sure!—A Clara siempre le ha gustado soltar palabras en inglés mientras habla, en vez de en español.
De camino a mi casa empezó a llover y no me molesté en correr.
Me gustaba la lluvia.
Sentí como recorría mi cuerpo con un frío hechizante. Y solté un suspiro ahogado en la angustia. Miré al suelo, a mis pies, y me quedé pensando en qué había hecho mal. Sacudí mi cabeza para espantar a aquellos sentimientos. Como había dicho Clara yo no había hecho nada. Avancé el paso para llegar a casa.
Abrió mi madre.
—¿Dónde estabas? ¡Estás empapado!
—Con Clara.—Me excusé.
—Hay dios mío.—Iba a entrar pero ella me lo impidió.—¡No entres! ¡Que lo mojarás todo! Espera que te traigo una toalla.—Entró otra vez a la casa y, unos segundos después, salió con una toalla en las manos.—Ven que te seque un poco hijo mío. Ay que ver cómo te has puesto.—Decía mientras deslizaba la toalla por mi cabeza. Mi madre siempre ha sido muy exagerada.—¿Estás bien? ¿Tienes frío?
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Sweetie (inacabada)
RomanceGabriel, un chico que desde los catorce años sabe que es gay, se enamorará de Daniel trayendo consigo un sinfín de situaciones, tanto cómicas, románticas o algunas un tanto dramáticas para explicarnos, en primera persona, la vida y las dificultades...