El de la foto es Carlos.
Por una mirada, un mundo;
Por una sonrisa, un cielo;
Por un beso... yo no sé qué te diera por un beso.
Gustavo Adolfo Bécquer, otra vez. Ya os dije que me gustaba mucho. En fin, supongo que tendría que ser un poquíto más moderno.
Volviendo a la historia.
Los días pasaron, formando semanas. Y las semanas, meses. Y llegó abríl, y con él, mi cumpleaños.
¡Cumplía diecisiete años! Y eso me hacía mucha ilusión. ¿Por qué? ¡Porque solo faltaba un año para los dieciocho!
La verdad, ahora que lo pienso, no se por qué me hacía tanta ilusión. Es decir, ¿Qué podía hacer con los dieciocho que no pudiera con dicisiete? Hice una lista.
Coche, sí. Pero, ¿Para qué? Yo siempre cogía el autobús y ya me iba bien. En fin, supongo que me sacaría el carnet.
Discotecas. ¿En serio? Ya sabéis que a mi las fiestas no me van.
Alcohol. Sinceramente, no me gustan las bebidas alcoholicas.
Casinos. La lista cada vez iba a peor.
Así que, finalmente, saqué la conclusión de que lo único que pasaba es que me hacía más viejo. ¿Y por qué pensaba tanto en los dieciocho si yo cumplía DIECISIETE? Cosas de críos, supongo.
El cumpleaños fue... como todos los cumpleaños.
Sabado, con la família.
Domingo, con los amigos.
Ambas cosas eran muy diferentes una de la otra.
Pero bueno, no me he detenido a explicar abríl por mi cumpleaños, sino por algo relacionado con Clara.
Clara, después de mucho tiempo buscando, había conseguido novio al fin.
Se llamaba Carlos, era alto y grande, tenía el pelo rubio y los ojos color miel y era muy arrogante.
Exacto, Carlos me caía fatal. Con Clara siempre tenía una mirada acaramelada y una sonrisa perfecta en la boca, pero cuando nos miraba a Dani y a mi su mirada se volvía fría y llena de odio. Además, siempre estaba presumiendo de su físico y su dinero. ¡Era insoportable! Pero bueno, Clara era mi mejor amiga y, como veía que realmente se querían, hice un esfuerzo sobrehumano para poder aguantarlo.
Pero hubo un día que fue la gota que colmó el vaso.
Ese día fuimos a dar una vuelta los cuatro juntos.
Clara estaba feliz porque solo se percataba del teatro que habíamos montado. Todos sonriendo falsamente y hablando de cómo había ido la semana.
Era vomitivo.
Entonces Clara tuvo la genial idea de separar al grupo, pero no de la manera en que yo hubiera querido.
—¡Mira Dani! ¡Una tienda de videojuegos!—Comparten ese gusto.—¿Me acompañas a ver si ya ha salido el nuevo de Final Fantasy?
—¿Por qué no lo consultas por internet?—Preguntó molesto.
—Es más emocionante comprobar si está en la tienda.—Dijo sonriendo.—¡Vamos Dani! ¿Por favor?—Daniel suspiró.
—Está bien.
—¡Yay! Cariño tú puedes ir tirando para casa con Gabri, aqui tienes las llaves.—Y se las entregó junto a un pequeño beso.
ESTÁS LEYENDO
Sweetie (inacabada)
RomanceGabriel, un chico que desde los catorce años sabe que es gay, se enamorará de Daniel trayendo consigo un sinfín de situaciones, tanto cómicas, románticas o algunas un tanto dramáticas para explicarnos, en primera persona, la vida y las dificultades...