Cap. 22: Viviendo dentro de Ikea

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Todo lo que está en cursiva es en inglés (?

En la foto tenemos un besito jujuju:3

Por la expresión de Dani deduje que mi cara debía ser un cuadro. ¿Irse a dar la vuelta al mundo? ¿Acaso estaba loco? Y luego yo era el impulsivo...

—Pero... ¿Cómo...?—Apenas podía articular alguna palabra.

—¿Recuerdas a Kevin?—Asentí, aún con la boca abierta.—Le pagan muy bien en su trabajo y su padre es de dinero. El otro día le envió un montón de dinero, pero se ve que está enfadado con su padre y dice que él puede vivir perfectamente solo con lo que cobra. No lo quería y... me lo ha dado.—Se encogió de hombros.

—¿Y tu mejor idea ha sido invertir tanto dinero en un viaje?

—¿Por qué no? Ya tengo todo lo que necesito.—Me di una palmada en la frente.—¿Qué pasa?

—¿Cuánto dinero era?

—¡Yo qué se! Ya no me acuerdo. Solo se que aún quedan 5000 para la comida.

—¡5000!—Creí que me caería al suelo en cualquier momento.

—¿Por qué te agobias tanto? ¿No te gustaba viajar?

—Sí, pero...—Suspiré.—¿Estás seguro de que no lo prefieres ahorrar para otra cosa?

—La palabra ahorrar no entra en mi diccionario.—Sonrió de oreja a oreja.—Además, ya tengo los billetes comprados...—Suspiré de forma pesada.

—Está bien... ¿Cuál es el primer destino?

—¡Suecia!

Dani me enseñó todo el viaje que, impresionantemente, estaba ya todo preparado. ¡Incluso ya había reservado una habitación en los hoteles! Nos iríamos pasados cuatro días y estaríamos dos semanas en cada país. Me lo explicó todo. Bueno, casi todo. Empeñado en que fuera sorpresa decidió no decirme cuales eran los otros cinco países que íbamos a visitar.

¿Y sabéis lo más divertido de todo?

¡Cris se moría de envidia!

Lo sé, soy un mal hermano... ¡Pero era muy divertido!

—¿Y no puedo ir con vosotros?

—¿Qué? Ni en broma.

—¡Mamá, no es justo!

—Cris, es un viaje en pareja.—Con eso pareció haber perdido la batalla.

—Dile a Oscar que te lleve.

—Oscar no tiene tanto dinero...—Intenté contener una carcajada, sin mucho éxito.

—¡Gabri, ya vale!—Mi riñió mi madre y la carcajada paró en seco.

—Lo siento...—Me disculpé.

Por mucho que fuera mayor de edad, mi madre seguía siendo mi madre.

Con un poco de suerte conseguí quedar con Clara y se lo expliqué todo. Aunque, muy sutilmente, se le veía perdida.

—Oye, ¿estás bien?

—Sí, es solo que...—Sonrió.—¡Dios, la universidad es muy difícil!

—Bueno, tú no te agobies mucho.

Los días pasaban lentos.

Muy lentos.

¡Demasiado lentos!

Al pincipio me había quejado un poco, pero ahora tenía unas ganas impresionantes de hacer aquel viaje.

Por suerte, al fin, llegó el día.

Sweetie (inacabada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora