Cap. 20: ¡¿Tú otra vez?!

425 33 10
                                    

En la foto tenemos a Dani, que hacía mucho tiempo que no ponía una foto de él XD

Los días pasaron y pasaron. Sin mirar atrás las cosas fueron cambiando. Yo conseguí entrar en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona para conseguir llegar a ser ilustrador de libros, Cris siguió en el instituto, Clara decidió hacer la Carrera de Medicina y Dani, "Cansado de molestar" según él, consiguió un trabajo a media jornada en el almacén de una fábrica de pintura. Ganaba lo suficiente para pagarse un pequeño alquiler cerca de la universidad donde ahora estudiaba. Intenté convencerle de que se quedara en mi casa, pero insistió en ser independiente. De todas maneras no me afectaba, ya que podía seguir quedando con él siempre que quisiera.

El problema fue cuando le dieron una beca para unas prácticas en Londres.

Por primera vez en todo este tiempo nos estábamos separando a nuestro pesar.

—¿De verdad te tienes que ir?—Pregunté por enésima vez.

—Gabri, ya te lo he dicho, será solo un año.

—Pero...—Desvié mi mirada hacia la carretera que estaba al lado de la cafetería donde nos encontrábamos.—... no quiero que te vayas...

—¡No me voy a la guerra! Podremos hablar por Skype, por Whatsapp y por todas las redes sociales que se te ocurran. Además, no me voy a China, Londres está aquí al lado.

—Ya...—Suspiré algo entristecido.—¿Cuándo te vas?

—Este sábado. ¿Vendrás conmigo al aeropuerto?—Asentí con la cabeza y él sonrió.—¿Y tú que tienes pensado hacer?

—Hmm... De momento seguiré en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, y respecto a trabajar... creo que también iré buscando algo.

—Yo dejaré un puesto libre en la fábrica. Puedes ocuparlo tú.

—¿Y tú de qué vivirás en Londres?

—Limpiaré lavabos en algún McDonald's, seguro.—Sonreí ante la broma. Miró su reloj de muñeca.—Tengo que irme.—Se levantó y me dió un pequeño beso.—Nos vemos luego.

—Adiós.—Salió por la puerta.

No había tomado nada, por lo que no pagó nada. Yo me acabé el café con leche mirando por la ventana atontado y, cuando acabé, pedí la cuenta y me encaminé vuelta a casa.

Desde el fondo de mi corazón deseaba que el reloj se paralizara, pero sabía de sobras que no lo conseguiría.

Los segundos pasaban, los minutos pasaban, las horas pasaban, los días pasaban...

Y el sábado llegó.

Me levanté con resignación y me di una ducha rápida, de ropa cogí lo primero que vi y, con unas ojeras horribles, me contemplé en el espejo.

—Vaya pintas...—Suspiré.

Bajé al comedor donde, junto a mi familia, desayuné un tazón de cereales con un café con leche. Me despedí de ellos y fui en autobús hasta el apartamento de Daniel. Hacía un mes había cumplido los dieciocho años, cosa que no voy a narrar porque fue bastante corriente, a pesar de que eran los dieciocho. Pues bien, ya tenía edad para tener coche pero, como creo haber mencionado ya, no me interesaba. ¿Os podéis imaginar qué peligro tenía yo con coche en esa época? No me apetecía matar a alguien, aún. No obstante me lo acabé sacando, cosas de comodidad. Aunque yo no tuviera coche, Dani sí que se había sacado el carnet, por lo que fuimos en su coche hasta el aeropuerto. Para los que no lo sabéis el aeropuerto de Barcelona es ENORME, por lo que no anuncian los vuelos por megafonía como en otros aeropuertos, el problema de esto es que tienes que estar muy atento al cartel donde anuncian cómo está tu vuelo en todo momento. Al llegar entramos y, básicamente, seguí a Dani. Los aeropuertos siempre me han estresado mucho. Maletas por aquí, maletas por allá, gente preguntando, jaleo, más maletas y turistas. Todo junto era fácil confundible con una jaula llena de grillos. Después de unos eternos minutos caminando por el aeropuerto llegamos a un seguido de puertas de cristal.

Sweetie (inacabada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora