Johnlock Drabbles

08.- 59 missed calls.

El teléfono sonaba insistentemente. No pensaba contestar, prefería seguir buscando entre los muebles.

Llegó un momento en que aquel constante sonido le hartó tanto como para silenciar el aparato y continuar con su labor de búsqueda. Pequeñas risitas se escuchaban por todo el piso, mas no se veía a la dueña de aquellas carcajadas.

Movió muebles, buscó debajo de los mismos, pero no la lograba encontrar. Fue hasta que se decidió entrar a su propia habitación cuando la descubrió; o más bien, cuando descubrió aquel bulto debajo de las cobijas que se movía y soltaba risitas. Levantó las cobijas y un grito hizo acto de presencia seguido de una sesión de cosquillas.

Mientras tanto, la puerta principal se abrió de golpe. Pasos rápidos, una respiración agitada y una cara de preocupación llevaron al doctor Watson hasta la habitación que compartía con el rizado detective.

Al ver al médico parado en el umbral de la puerta de la recámara, Sherlock y Rosie dejaron de lado su actividad previa para ir a saludarle con un beso en los labios y uno en la mejilla respectivamente. Luego de esto, la pequeña rubia salió corriendo hacia la sala, seguramente para volver a esconderse.

—¿Tienes idea de cuántas veces te llamé?

—No.

—Cincuenta y nueve. Cincuenta y nueve llamadas perdidas, Sherlock. Me preocupaste.

—Lo siento, John, tenía un caso. El caso de la desaparición de la señorita Watson, que era un... ocho, así que era importante y por tanto he estado ocupado.

El médico soltó una pequeña risita y le propinó un pequeño beso al más alto para después decirle:

—Entonces, ¿qué esperas? ¡El juego comienza!